La construcción de narrativas del pasado y memorias hegemónicas en Colombia que sostienen la imagen de enemigo absoluto, la cual es encarnada por las guerrillas, pero susceptible de ser extendida a cualquier otro actor que cuestione el orden dominante, da lugar a prácticas genocidas y de exterminio
material y simbólico. Dichas narrativas son ampliamente compartidas por la población colombiana gracias a la captura de relato de los medios de comunicación y la subyacente reproducción de discursos oficiales afines a los intereses de sectores dominantes, que configura representaciones sociales
de la historia, orientaciones emocionales colectivas y memorias colectivas que a su vez se erigen en barreras psicosociales para la paz, pues impiden comprender el entramado de causas, responsabilidades y actores que está a la base del conflicto armado y bloquea el apoyo social ante la salida negociada del mismo.