El departamento de Antioquia está conformado por nueve regiones, cada una con diferentes dinámicas y contextos; éstas son: Bajo Cauca Antioqueño, Norte Antioqueño, Suroeste Antioqueño, Magdalena Medio, Urabá Antioqueño, Occidente, Nordeste, Oriente Antioqueño y Valle del Aburrá. El desarrollo de estas áreas ha estado enmarcado en variados contextos, económico, social y político.
Estas explotaciones mineras marcaron otro foco de violencia que comenzó a presentarse en los primeros años de la década de 1990: invasiones de predios, desplazamientos y homicidios caracterizaron la disputa entre campesinos y los dueños de la expansión minera en el departamento. El tercer elemento de desarrollo de la región fue la ampliación de los cultivos ilícitos en casi todos los municipios, que condujo a los grupos armados a desatar luchas por lograr su control.
El Suroeste Antioqueño se compone de los municipios de Amagá, Andes, Angelópolis, Betania, Betulia, Caicedo, Caramanta, Cuidad Bolívar, Concordia, Fredonia, Hispania Jardín, Jericó, La Pintada, Montebello, Pueblo Rico, Salgar, Santa Bárbara, Támesis, Tarso, Titiribí, Urrao, Valparaíso y Venecia. Durante años fue una de las regiones bastión del ELN, y luego, se convirtió en una de las bases paramilitares más importantes de las AUC. En esta región, durante años todos los actores armados tuvieron una fuerte presencia. Uno de los focos más grandes de conflicto fue Urrao, pues su cercanía con el chocó permitía la amplia movilidad de actores armados en toda la zona. Luego, cuando el paramilitarismo logró controlar una buena porción de los municipios del Suroeste Antioqueño, se convirtió en el punto de lance de las AUC hacia en Chocó.
La región del Magdalena Medio Antioqueño, se conforma de los municipios de Caracolí, Maceo, Puerto Berrío, Puerto Nare, Puerto Triunfo y Yondó. “En estos municipios la violencia o en la gran mayoría de estos la violencia se vivió antes de 1991, de hecho los primeros enfrentamientos entre guerrilla y paramilitares es de finales de la década de los ochentas, se podría decir que fue una de las cunas del paramilitarismo. Desde allí y desde Córdoba los grupos paramilitares se desplazaron hacia el centro del departamento, es decir, fueron las bases desde donde el paramilitarismo lanzó su expansión”
La llegada paramilitar a la región del Urabá Antioqueño se llevó a cabo desde Córdoba, y después de 1997 ingresaron algunas tropas provenientes del Magdalena Medio que reforzaron la presencia de las AUC. En el Urabá Antioqueño la violencia se generó antes de 1997, sin embargo, sus consecuencias se sintieron sólo desde mediados de la década de 1990 hasta finales de 2005. Se puede afirmar que en esta región confluyen diferentes dinámicas sociales y políticas. En ella se encuentran grandes extensiones de tierra utilizadas para el cultivo de banano al igual que zonas que aún, en el momento actual, son terrenos de colonización. El cultivo de banano y la tradición sindicalista caracterizan la zona como un enclave donde la seguridad privada fue utilizada para el exterminio de los diferentes sindicatos. “Un aspecto relevante de la región lo constituye la proximidad entre zonas de latifundio y de agroindustria con áreas de colonización campesina y territorios montañosos – con presencia de cultivos ilícitos-, que brindan las condiciones propicias para una lucha centro-periferia, como la denominaría Salazar y Castillo, que generalmente traza una línea de frontera entre zonas planas y de relieve.”
Por ende, el Urabá Antioqueño se convirtió en una de las zonas más complejas del conflicto armado, donde disputas por a tierra, narcotráfico, contrabando y tráfico de armas fueron las piezas desencadenantes de la disputa armada. El Nordeste Antioqueño está conformado por los municipios de Amalfi, Anorí, Cisneros, Remedios San Roque, Santo Domingo, Segovia, Vegachí, Yalí y Yolombó, en los que, igualmente, la explotación minera de oro es uno de los motores de la economía y del conflicto armado. En esta región del departamento se fundaron los primeros frentes del ELN y ahí lograron fortalecerse, sobre todo gracias a la explotación de ese mineral precioso.
Sin embargo, la llegada paramilitar destruyó casi por completo las estructuras del ELN. Las Farc, por su parte, aprovechando el casi total aniquilamiento del ELN, lograron, hacia mediados de la presente década, algún tipo de presencia, que fue rápidamente repelida por el paramilitarismo. A pesar de lo anterior, hoy detentan nuevamente poder en la zona.
El Nordeste Antioqueño es una de las zonas que mejor ilustra el mecanismo que utilizaron los grupos paramilitares para su penetrar las regiones: primeramente, llegaron a las zonas mineras y desde ahí se extendieron a las zonas rurales. Además, el control del comercio municipal del oro les permitió extender su control a las áreas urbanas.
El Occidente Antioqueño lo conforman los municipios de Abriaquí, Anzá, Armenia, Buriticá Cañasgordas, Dabeiba, Ebéjico, Frontino, Giraldo, Heliconia, Liborina, Olaya, Peque Sabanalarga, San jerónimo, Santa Fe de Antioquia Sopetrán y Urumita. En esta zona la explotación carbonífera y la ganadería lideran el desarrollo económico. Estas dos actividades junto con el cultivo del café, de larga tradición en la zona, conforman las principales fuentes de ..
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