Por: Chryslen Barbosa
El territorio organizado por el Movimiento Sin Tierra de Brasil recibe el nombre de la socióloga y política brasileña asesinada en 2018, Marielle Franco. La lucha de Marielle está presente en la lucha por tierras del campamento.
El Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil está presente en todas las regiones del país, cuenta con más de 450 mil familias organizadas en la lucha por la agroecología y por la soberanía alimentaria, en contra de las grandes corporaciones que ocupan los territorios con ganadería y monocultivos dañinos para la vida. El objetivo del MST es un proyecto de Reforma Agraria que esté relacionado con las necesidades de las personas y de los territorios, que respete la diversidad de semillas y una alimentación saludable.
Las integrantes del MST ocupan espacios de tierra antes improductiva y construyen procesos de agroforestación, huertos e infraestructuras comunitarias que sostengan la relación con una vida saludable para la gente que vive en estos territorios y, muchas veces, apoyando diversos espacios sociales externos a los territorios ocupados como hospitales, ferias urbanas, donaciones de alimentos para escuelas y otros espacios.
Este es el caso del campamento Marielle Vive, iniciado el 14 de abril de 2018, exactamente un mes después del asesinato de Marielle Franco y Anderson Gomes. Este territorio del MST está localizado en los alrededores de la ciudad de Valinhos, en el Estado de São Paulo, y cuenta con una población que viene de las periferias urbanas de las ciudades vecinas. En esta fecha ocuparon el territorio antes perteneciente a la Finca El Dorado Emprendimiento Inmobiliario, un territorio improductivo que sirvió por mucho tiempo para la especulación inmobiliaria.
Muchos fueron los intentos de expulsar a las personas del Marielle de la tierra, procesos jurídicos e, incluso, ataques a balazos. La empresa que mantenía la “potestad jurídica” sobre el territorio quería construir en él un condominio de lujo, donde, a parte de mantener larelación improductiva con la tierra, acentuaría la diferencia de clases que existe en Brasil.
Seu Luís Ferreira presente!
Entre los ataques deferidos en contra el Marielle Vive, uno de ellos marcó la historia de este territorio. El 18 de julio de 2019, mientras las personas del territorio bloqueaban la Carretera del Jequitibá manifestando por el derecho a agua potable para el campamento, un hombre atropelló con la camioneta al Luis Ferreira, un señor de 72 años y padre de 8 hijos. La persona que lo atropelló no prestó auxilio y huyó. Seu Luis, como era conocido en el Marielle Vive, tenía semillas en una de las manos, regalos que estaba distribuyendo a los conductores que pasaban por la manifestación, en la otra mano él sostenía un cartel que decía: “Agua para la vida y no para la muerte”.
El asesinato de Seu Luis impactó a toda la gente del Marielle Vive, volviéndolo un símbolo de la lucha por la Reforma Agraria, por la agroforestación y por una vida libre. Hoy, la escuela que existe en el interior del territorio recibió el nombre de “Escola Popular Luis Ferreira” en homenaje a su lucha. En la entrada de la escuela hay un mural con el rostro de Seu Luis, a la izquierda, y el de Marielle Franco, a la derecha. Cuando gritan por sus nombres los jóvenes repiten al unísono: “presente”. La lucha de ambos está marcada en el cotidiano de la lucha de toda la gente del territorio.
“Si nos permiten hablar”: la historia de las mujeres del Marielle
Cuando llegamos al territorio del Marielle Vive fuimos recibidos por compañeros y compañeras que nos esperaban, ellos se sentaron en un círculo mirándonos y empezaron una presentación que pasaba a veces por la historia del movimiento y otras veces por las trayectorias de cada persona. Algunas hablaban alto y con desenvoltura, ya estaban acostumbradas con el espacio, otras hablaban bajito y brevemente, pero estaban presentes en todo el momento de la visita que hacíamos allí. Estaban presentes las mujeres de la cocina, los cuadros políticos, representantes de cargos específicos locales, regionales y nacionales, gentes que pasaron por otros territorios del MST y personas que estaban allí, en el Marielle Vive, y se construyeron políticamente en aquella tierra.
Nos impresionó la cantidad de mujeres. Sabíamos que la política del MST estaba direccionada para la participación de mujeres, LGBTs y demás identidades sociales, pero allí ellas aparecían en la experiencia cotidiana. Las voces de dos de estas mujeres fueron las que más nos impactaron: la de la compañera Julia y la de doña Suely.
Doña Suely empezó contando cómo fue su ingreso al territorio Marielle Vive. Ella vivía en la ciudad. Madre sola y abuela, decidió construir algo para su vida más allá de estas relaciones familiares. Llegó al Marielle Vive con el objetivo de “ganar una tierra”, pero, según ella, con el tiempo entendió que la lucha era mayor que eso. Mientras caminaba por los espacios de producción de alimentos, por los huertos y los depósitos de semillas – de los cuales hoy ella es la responsable – doña Suely explicaba la importancia de la manutención de diversidad de semillas, de la agroforestación y de la alimentación saludable más allá del simple hecho de tener tierra: “Eso yo fui aprendiendo con el movimiento, pero cuando llegué yo no lo sabía”, explicó. Con la historia de doña Suely entendimos por qué las narrativas cruzan la historia del movimiento y aterrizan en las trayectorias personales: el movimiento es producto de las historias de personas, pero, a la vez, él modifica los sentidos que la gente tiene con la lucha, en sus procesos de formación política.
La importancia viva y urgente del MST, la vimos encarnada en la compañera Julia. Ella llegó a la reunión en silla de ruedas, una mujer de mirada firme, que dice lo que piensa. Nos miró directamente a los ojos y empezó a contar su vida. Ella perdió al hermano, al hijo y a los padres por el agronegocio, por el envenenamiento de la tierra producido por el monocultivo. Su familia vivía en un territorio rural, próxima a una empresa de monocultivo de caña por donde pasaban siempre aviones que lanzaban pesticidas sobre las plantaciones. El veneno caía encima de ella y de su hermano, y ellos corrían atrás del avión sin entender los peligros. Julia Machado enterró a sus seres queridos, todos muertos por cáncer. Hoy ella enfrenta una batalla dura contra esta misma enfermedad que la limitó de poder hacer lo que más le gusta: producir en la tierra, trabajar y luchar por la soberanía alimentaria de su pueblo.
Julia luchó por el Marielle Vive, trabajó en los huertos y nos advertía, con los ojos fijos y la certeza en las palabras: “Tenemos que luchar por una alimentación saludable. El monocultivo es el cáncer, es la política de la muerte, y están matando nuestra gente”.
La organización del Marielle Vive
Caminamos por el territorio del campamento acompañados por doña Suely, el compañero Ediley, el compañero Carioca y la compañera Luisa, toda la ruta era narrada por estas voces explicándonos los procesos de formación de estos lugares, la organización política y social, y, lo que más nos impresionó: un conocimiento inmenso de plantas, hierbas, árboles y sus funciones. En el centro del territorio está localizado el huerto conocido como Mandala – porque sigue la estructura de una – que cuenta con una gran producción de hortalizas, legumbres y hasta PANCS (un conjunto de plantas y flores comestibles).
Conocimos los depósitos de semillas, cómo se organizaban para sembrar y cosechar, pero también a dónde iba el excedente de los productos. Doña Suely nos contó que no les dejaban vender los productos en las ferias de la ciudad, pero ellas decidieron empezar a donar hortalizas, legumbres y frutas para el hospital. Allá las recibieron primero con desconfianza – ya que llegaron con el coche y la bandera del MST -, pero después con gratitud. Con el tiempo, los representantes del hospital empezaron a llamarlas para saber si había donaciones de alimentos.
El territorio está organizado con diferentes espacios de cocina popular, de atención médica – también apoyados por la Universidade Estadual de Campinas – y de cursos diversos para las personas de todas las edades, siguiendo las pedagogías populares y críticas que se conformaron en Latinoamérica.
Marielle Vive es un ejemplo para ese Brasil que aún cree en el agrobusiness, pero que día tras día es envenenado por sus consecuencias. Marielle Vive es un ejemplo de lucha por soberanía alimentaria, por cuidado con la vida, banderas políticas que nos tocan a todas.
Chryslen Barbosa
17/12/2023
____