El Coloquio Internacional sobre Neutralidad 2025 propuso repensar la neutralidad como una herramienta ética y política para resistir presiones geopolíticas, desmilitarizar los territorios y construir una paz con justicia social desde América Latina y los pueblos del Sur Global.

Encuentro Internacional sobre Neutralidad: ideas, conclusiones y recomendaciones
(Memorias)
Centro de Neutralidad de Ginebra (Suiza)
Junio 2025
ISSN: ISS: 2248-4361
Modern Neutrality Final Declaration
Action Agenda to Promote Active Neutrality
Por: Bevan Ramsden (Australia), Naomi Andrew Haruna (Nairobi), Pascal Lottaz (Switzerland/Japan), Enkhsaikhan Jargalsaikhan (Mongolia), Heinz Gartner (Austria), Sean Conner (USA), David Swanson (USA), Ed Horgan (Ireland), Ofunshi Hernandez (Cuba), Alfonso Inuasty, Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM) (Colombia), Andrés Escobar V ITM - Colombia, Gimena Sanchez (USA)
Introducción. Un llamamiento mundial por la Neutralidad Activa lanzado desde Ginebra
En un contexto global marcado por el resurgimiento de tensiones geopolíticas, el aumento del gasto militar y la expansión de nuevas formas de guerra —incluyendo la cibernética y la desinformación—, Ginebra fue escenario, en junio de 2025, de un encuentro internacional sin precedentes: el Coloquio Internacional sobre Neutralidad, considerado un Pre-Congreso hacia el II Congreso Internacional sobre Neutralidad Activa y Paz Global, previsto para 2026.
Durante dos días, más de 90 expertos en diplomacia, derecho internacional, tecnología digital, defensa de la paz y activismo social, provenientes de 27 países, se reunieron en Troinex (Ginebra) y en formato virtual, convocados por el Centro de Neutralidad de Ginebra, en colaboración con World Beyond War, la Oficina Internacional de la Paz, el Transnational Institute, el Acuerdo de Paz de Colombia, la Global Veterans Peace Network (GVPN) y la Red Interuniversitaria para la Paz (REDIPAZ).
Este coloquio lanzó un llamamiento mundial por la Neutralidad Activa, reafirmando que la neutralidad no equivale a la indiferencia, sino que constituye una posición ética y política de compromiso con la paz, el diálogo, la soberanía y la cooperación internacional.
Al cierre del encuentro, los participantes aprobaron una Declaración de Neutralidad Moderna y un Programa de Acción, comprometiéndose a consolidar, antes de 2026, una Red Internacional por la Neutralidad que observe, investigue y promueva prácticas diplomáticas y políticas no alineadas en los distintos escenarios del mundo contemporáneo. De igual manera, se proyectó como objetivo para 2030 la adopción de una Declaración de las Naciones Unidas sobre la Neutralidad Activa en el Ecosistema Digital y la creación de un sello internacional de neutralidad.
El encuentro de Ginebra representó un paso decisivo en la reconfiguración de la neutralidad como un principio dinámico, aplicable no solo al ámbito político y militar, sino también a las esferas digital, mediática y ecológica. En este sentido, la Declaración enfatizó la necesidad de reorientar los recursos destinados a la guerra hacia la inversión social, educativa y ambiental, y alertó sobre los riesgos de la militarización de la inteligencia artificial y la seguridad digital.
El presidente del Centro de Neutralidad de Ginebra, Nicolas Ramseier, subrayó la relevancia de este proceso, afirmando que “cuanta mayor fragmentación y desconfianza crecen, más urgente se vuelve la necesidad de zonas neutrales, transparentes y seguras, tanto físicas como digitales”. Asimismo, destacó que “debemos repensar la neutralidad como una postura proactiva, estructurada y adaptada a los desafíos tecnológicos y políticos del siglo XXI”.
El Coloquio de 2025 dio continuidad a los avances del Congreso Internacional sobre Neutralidad 2024 en Bogotá y sentó las bases para el Congreso Internacional de Ginebra 2026, en el que se espera la participación de cientos de líderes, académicos, diplomáticos y representantes de la sociedad civil.
Durante el encuentro, cinco grupos focales especializados abordaron dimensiones clave de la neutralidad contemporánea:
- Neutralidad digital en la era de la ciberguerra y la militarización de la inteligencia artificial.
- Neutralidad y medios de comunicación.
- Neutralidad y seguridad común en un mundo militarizado.
- Construcción de un nuevo movimiento de no alineamiento.
Los moderadores de cada grupo sistematizaron reflexiones, propuestas y recomendaciones orientadas a fortalecer la Neutralidad Activa como herramienta transitoria para la paz, la autodeterminación y la defensa de la vida en un mundo multipolar.
Descripción Metodológica
Las presentes memorias fueron estructuradas a partir de un proceso de sistematización participativa desarrollado durante el Pre-Congreso Internacional sobre Neutralidad, realizado en Ginebra, Suiza, en junio de 2025. Este proceso combinó metodologías de análisis documental, síntesis colaborativa y reflexión colectiva, orientadas a capturar los principales aportes conceptuales, políticos y estratégicos del encuentro.
La información se recopiló a partir de conferencias magistrales, paneles temáticos, grupos focales y sesiones plenarias, en los que participaron 90 expertos, académicos, diplomáticos y activistas de 27 países. Cada grupo temático abordó una dimensión específica de la neutralidad —neutralidad digital, prácticas contemporáneas, seguridad común, medios y comunicación, y construcción de un nuevo movimiento no alineado—, produciendo insumos que fueron posteriormente consolidados en actas de trabajo.
Como parte activa de este proceso, la Red Interuniversitaria por la Paz (REDIPAZ) toma la iniciativa de elaborar este texto, tomando los insumos analíticos y reflexivos derivados que alimentan este documento. Su labor consistió en recopilar, organizar y sintetizar los principales hallazgos y debates emergentes, aportando una lectura crítica desde el Sur Global. REDIPAZ contribuyó así a la construcción de un marco interpretativo que vincula la neutralidad activa con las luchas por la soberanía, la autodeterminación de los pueblos y la defensa de la paz frente a las nuevas formas de subordinación geopolítica.
El equipo editorial organizó los contenidos en torno a tres ejes analíticos:
- Reflexiones conceptuales y ético-políticas sobre la neutralidad activa.
- Debates contemporáneos sobre la militarización, las tecnologías emergentes y los nuevos escenarios geopolíticos.
- Propuestas de acción para la articulación de una Red Internacional de Neutralidad y la promoción de una Declaración de Neutralidad Moderna.
El resultado es una síntesis crítica y plural que busca reflejar la diversidad de perspectivas, el rigor académico y el compromiso ético de los participantes con la construcción de una paz global justa, tecnológica y socialmente responsable.
Resultados:
I. Práctica de la Neutralidad Actual
Por: Katy Cojuhari, Jefa del Departamento de Cooperación Internacional, Centro de Neutralidad de Ginebra. Alfonso Insuasy Rodríguez. Instituto Tecnológico Metropolítano (ITM) Andrés Escobar Váquez. Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM) Parte de REDIPAZ - ColomBia.
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En 2025, la neutralidad global enfrenta una encrucijada histórica. Si bien no ha sido completamente abandonada, su vigencia se ve amenazada por el avance de la política de alianzas y la creciente presión de los bloques geopolíticos. En el espacio postsoviético, la neutralidad permanece en un limbo incierto, atrapada entre tensiones internas y presiones externas. Sin embargo, emergen señales de renovación: países del Sudeste Asiático como Malasia, Indonesia, los Estados de la ASEAN y Mongolia exploran nuevas formas de no alineación, mientras Costa Rica continúa siendo un faro de esperanza, defendiendo una neutralidad activa y desmilitarizada. En medio de la guerra en Ucrania, varios Estados optaron por formas de neutralidad ad-hoc, evidenciando que el concepto aún conserva vigencia y potencial transformador.
Redefiniendo la neutralidad
El grupo coincidió en que la neutralidad debe ser repensada más allá de su comprensión legal clásica. Hoy adquiere dimensiones políticas, filosóficas, económicas y estratégicas, convirtiéndose en una herramienta de resistencia frente a la lógica de la confrontación. En un mundo multipolar, la neutralidad implica compromiso con la no alineación, la diplomacia activa y el derecho internacional, constituyendo una postura ética de independencia y mediación frente al poder.
Voces desde el Sur Global
Desde la perspectiva del Sur Global, países como Costa Rica demuestran que la neutralidad puede ser una apuesta emancipadora. Su modelo desmilitarizado contrasta con las tradiciones europeas y plantea la urgencia de descolonizar el discurso internacional sobre la neutralidad, reconociendo que este principio puede ser reinterpretado desde los pueblos y no únicamente desde los Estados.
Europa y el riesgo de la militarización
El retroceso de la neutralidad en Europa, especialmente tras el conflicto en Ucrania, ha encendido alertas sobre la creciente militarización y la pérdida de alternativas a la política de bloques. Austria, Irlanda y Suiza enfrentan tensiones internas entre la tradición jurídica de neutralidad y las presiones derivadas de su cooperación con la OTAN y la Unión Europea. La erosión del apoyo político a la neutralidad contrasta, sin embargo, con un alto respaldo ciudadano que en algunos casos supera el 80%, revelando un divorcio entre las élites y las aspiraciones sociales.
El papel de la sociedad civil
En diversos países —desde Alemania hasta Colombia y Australia— los movimientos sociales y ciudadanos están recuperando la neutralidad como un proyecto ético y político de paz, más allá de los Estados. Esta forma de neutralismo activo busca prevenir la guerra, promover la estabilidad y ofrecer alternativas frente a la lógica de alineamiento forzoso. La sociedad civil emerge como actor clave en la defensa de la neutralidad como bien común global.
Los desafíos jurídicos
Los debates subrayaron las complejidades legales de la neutralidad contemporánea. Mientras algunos Estados como Costa Rica, Turkmenistán, Austria y Suiza mantienen compromisos jurídicamente vinculantes, no existe aún un mecanismo internacional eficaz para proteger o garantizar la neutralidad. Además, la instrumentalización geopolítica y la participación en sanciones económicas o militares no avaladas por la ONU ponen en riesgo la coherencia y credibilidad del principio.
Principales riesgos identificados
La manipulación de la neutralidad con fines geopolíticos.
La erosión de la confianza pública cuando las políticas estatales contradicen las constituciones o la voluntad popular.
La ausencia de marcos internacionales vinculantes para proteger la neutralidad.
La expansión del poder corporativo y militar en detrimento de la soberanía nacional.
Recomendaciones y llamado a la acción
El grupo propone un llamado global a los Estados y a la sociedad civil para revitalizar la neutralidad como principio dinámico y emancipador:
Para los Estados:
Codificar la neutralidad en marcos constitucionales, jurídicos y políticos.
Invertir en infraestructura de paz, fortaleciendo la diplomacia, la justicia internacional y las capacidades humanitarias.
Para la sociedad civil:
Promover la educación para la paz y la comprensión pública del valor de la neutralidad.
Impulsar campañas de comunicación, observatorios ciudadanos y debates públicos sobre neutralidad y no alineación.
Apoyar iniciativas globales como el Día Internacional de la Neutralidad (12 de diciembre) y las resoluciones de la ONU en la materia.
Para la comunidad internacional:
Consolidar una Plataforma Internacional de Neutralidad surgida del Pre-Congreso de Ginebra.
Convocar un Congreso Mundial sobre Neutralidad que reúna a Estados, expertos y sociedad civil.
Crear una Base de Datos Global de Neutralidad que documente sus dimensiones legales, políticas y sociales.
Elaborar y promover una Carta Modelo de Neutralidad del Siglo XXI, adaptable a diferentes contextos nacionales.
Se reafirma que la neutralidad no es pasividad ni aislamiento, sino un compromiso activo con la paz, el diálogo y la autodeterminación de los pueblos. En tiempos de polarización y re-armamentismo, recuperar su sentido ético y político es un paso necesario para construir una gobernanza mundial basada en la cooperación y no en la confrontación.
II. Neutralidad Digital en la Era de la Guerra Cibernética y la Militarización de la Inteligencia Artificial
Por: Simon Janin, Departamento de Neutralidad Digital, Centro de Neutralidad de Ginebra
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En el contexto contemporáneo, la neutralidad digital emerge como una dimensión esencial de la soberanía de los Estados y de la paz global. Se entiende como la capacidad de una nación para proteger su infraestructura tecnológica, el gobierno de sus datos y sus sistemas de inteligencia artificial (IA) frente a la manipulación o injerencia extranjera. Este principio busca garantizar la autonomía digital y preservar la capacidad democrática de los pueblos para decidir su destino en un entorno crecientemente dominado por el poder de las corporaciones tecnológicas y los intereses geopolíticos.
Hoy, las grandes empresas tecnológicas operan como extensiones de estrategias militares y geoeconómicas, utilizando plataformas digitales para la manipulación de información, la vigilancia masiva y la guerra cognitiva. Las campañas de desinformación, los sistemas automatizados de control social y la militarización de la IA configuran un nuevo campo de batalla global, donde los Estados y las sociedades son vulnerables a formas de dominación invisibles pero profundas. En este escenario, la neutralidad digital se plantea no como abstención, sino como resistencia activa frente a la instrumentalización del espacio digital.
Hacia una Neutralidad Activa en el Ciberespacio
El grupo subrayó que la neutralidad, en el ámbito digital, debe ser activa, dinámica y preventiva. A diferencia de la neutralidad pasiva del siglo XX, el ciberespacio exige respuestas ágiles ante amenazas constantes. La falta de marcos jurídicos internacionales vinculantes permite la expansión de la ciberguerra, la desinformación y el desarrollo de armas autónomas sin control democrático. Por ello, se propuso avanzar hacia una Declaración de las Naciones Unidas sobre la Neutralidad Activa, que incluya la neutralidad digital y cibernética como pilares del derecho internacional emergente.
Desafíos y vacíos regulatorios
Entre los principales retos identificados se encuentra la atribución de ataques cibernéticos, un desafío técnico y político que obstaculiza la aplicación de responsabilidades y la respuesta internacional. Además, la ausencia de normas y tratados específicos sobre la militarización de la IA genera una peligrosa zona gris donde los Estados y las corporaciones actúan sin límites éticos ni jurídicos.
El papel de Suiza y la gobernanza ética
El grupo destacó que Suiza, dada su tradición de neutralidad y su reputación global en diplomacia, tiene una oportunidad histórica para liderar la construcción de estándares internacionales de gobernanza digital y ética de la IA. Se propone que Ginebra se consolide como sede de un estándar internacional —el “Digital Neutrality Label”—, que sirva como referencia global para Estados y organizaciones comprometidos con un futuro digital sostenible, seguro y no militarizado.
Asimismo, Suiza podría impulsar la creación de ecosistemas de innovación tecnológica con orientación ética, promoviendo marcos regulatorios flexibles (sandboxes) que fomenten el desarrollo científico y empresarial sin comprometer la transparencia ni la protección de derechos humanos.
Sistemas descentralizados y resistencia tecnológica
El fortalecimiento de sistemas descentralizados de información, comunicación y transacción fue identificado como un paso clave para garantizar la autonomía digital. Estas estructuras —como las basadas en tecnologías distribuidas— permiten reducir la dependencia de plataformas concentradas y mitigar la manipulación estatal o corporativa. Paralelamente, se subrayó la necesidad de defender la neutralidad dentro de las grandes corporaciones tecnológicas, promoviendo la ética interna y desafiando su participación en proyectos de militarización o vigilancia masiva.
Acciones estratégicas y cooperación interdisciplinaria
Para avanzar en esta agenda, el grupo propuso una hoja de ruta articulada en tres ejes:
Político-jurídico: Promover la creación de normas internacionales vinculantes sobre neutralidad digital, IA y ciberseguridad, acompañadas de tratados y mecanismos diplomáticos de mediación.
Institucional: Establecer alianzas estratégicas entre Estados, universidades, think tanks, organizaciones internacionales (ONU, UNESCO, OCDE) y redes de sociedad civil, con el fin de crear capacidades colectivas de gobernanza ética.
Cultural y educativo: Impulsar la alfabetización digital crítica y la resistencia a la propaganda bélica y la desinformación, desmontando la narrativa que asocia la militarización tecnológica con el progreso o la seguridad.
Hacia una nueva ética global de la tecnología
El grupo concluyó que la neutralidad digital activa debe convertirse en un principio rector del siglo XXI. No se trata únicamente de proteger la infraestructura tecnológica, sino de reivindicar la soberanía informacional, la transparencia y el control civil sobre la IA y los sistemas digitales. Suiza, desde Ginebra, puede desempeñar un papel articulador en esta transición, liderando la creación de tratados internacionales y marcos de innovación ética.
En un mundo donde la guerra ya no se libra solo en los territorios físicos sino en los algoritmos, los datos y las redes, la neutralidad digital no es una opción: es una condición para la paz, la democracia y la supervivencia civilizatoria.
III. GRUPO 3. LA NEUTRALIDAD Y LOS MEDIOS
Por: Tim Pluta, Red Global de Paz de Veteranos
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En el actual escenario mediático global, los medios de comunicación desempeñan un papel central en la construcción del relato político, cultural y emocional de las sociedades. Sin embargo, en lugar de actuar como espacios neutrales para el diálogo y la reflexión, con frecuencia se convierten en instrumentos de poder que refuerzan las desigualdades y profundizan las divisiones sociales.
Uno de los principales desafíos es el sesgo político en los medios, que tienden a alinearse con los desequilibrios existentes en las estructuras de poder. Esta alineación no solo limita la pluralidad informativa, sino que también distorsiona la comprensión pública de los conflictos y los procesos sociales.
A ello se suma la manipulación del sentimiento público, fenómeno que se expresa en la creciente desconexión entre las acciones políticas y la voluntad ciudadana. La difusión sistemática del miedo, el odio y la polarización emocional ha convertido a los medios en herramientas de control psicológico y social, donde la emoción sustituye al análisis y el espectáculo reemplaza a la verdad.
Por último, emerge el monopolio de la verdad, donde los medios convencionales se erigen como autoridades incuestionables en la definición de lo verdadero y lo falso, marginando voces alternativas y deslegitimando perspectivas disidentes. Esta dinámica consolida una narrativa única que invisibiliza a los pueblos, sus luchas y su derecho a pensar críticamente el mundo.
Propuestas y recomendaciones. Para revertir esta tendencia, el grupo propone una transformación cultural y estructural del ecosistema mediático global, orientada por los principios de la neutralidad activa.
Conciencia y Cultura. Fomentar una cultura de curiosidad crítica en torno al concepto de neutralidad activa y sus beneficios para la convivencia social.
Promover el uso público del término “neutralidad activa” en debates, medios y espacios educativos, con el fin de expandir su comprensión y aplicabilidad.
Educación y Directrices. Desarrollar un vocabulario común sobre la neutralidad activa y un plan educativo que la aborde desde dimensiones políticas, éticas, sociales y espirituales.
Elaborar recomendaciones para periodistas y comunicadores orientadas a fomentar el pluralismo, erradicar el lenguaje deshumanizador y reducir la difusión del miedo o del discurso de odio.
Plataformas y Compromiso.
Crear una plataforma abierta y descentralizada dedicada a la información neutral y al periodismo ciudadano, fortaleciendo la alfabetización mediática y el pensamiento crítico.
Incluir a representantes de los medios en círculos de diálogo sobre neutralidad activa, garantizando que la reflexión ética sobre la comunicación sea parte de los procesos de toma de decisiones.
Realizar encuestas y estudios públicos para comprender cómo las comunidades perciben la neutralidad y su relevancia en contextos de polarización.
Estrategia institucional
Se propone la conformación de un Equipo de Medios para la Neutralidad Activa, adscrito al Centro de Neutralidad de Ginebra, integrado por especialistas en redes sociales, periodistas, jóvenes, psicólogos, expertos en neurolingüística, tecnología e innovación comunicacional. Este grupo interdisciplinario tendría la misión de:
- Desarrollar una campaña estratégica internacional sobre neutralidad activa;
- Diseñar e implementar programas educativos y de formación en ética mediática.
Como expresó Barbara Marx Hubbard, “necesitamos una sala de medios neutral tan sofisticada como la sala de medios de guerra”. Este llamado nos recuerda que la neutralidad activa no puede ser solo un ideal moral, sino una práctica concreta e institucional que transforme la manera en que informamos, educamos y construimos el sentido común.
IV. NEUTRALIDAD Y SEGURIDAD COMÚN EN UN MUNDO MILITARIZADO
Por: Emily Molinari, Directora Ejecutiva Adjunta de la Oficina Internacional de la Paz.
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Se enfatiza en la necesidad de repensar la neutralidad y la seguridad común en un contexto geopolítico marcado por la expansión del gasto militar, las guerras de alta intensidad y la creciente instrumentalización de la tecnología, los medios y la economía al servicio de la confrontación global. En un mundo donde las lógicas de disuasión y los intereses hegemónicos se imponen sobre los principios de cooperación y soberanía, resulta urgente recuperar y resignificar el concepto de neutralidad comprometida, como herramienta política, jurídica y ética para la defensa de la paz.
- Redefiniendo la neutralidad
Los participantes coincidieron en que la neutralidad no puede ser entendida como indiferencia, pasividad o silencio frente a la injusticia. Más bien, debe concebirse como una neutralidad activa o comprometida, capaz de defender los derechos humanos, el derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos. Si bien el modelo suizo ha sido históricamente una referencia, su práctica de “neutralidad armada” fue objeto de crítica por contradecir los principios pacifistas que dice encarnar. En consecuencia, se aboga por una reinterpretación del concepto desde el Sur Global, tal como advierte el académico Alfonso Insuasty, quien señala la necesidad de repensar la neutralidad desde los pueblos del Sur como un instrumento transitorio de autonomía frente a los intereses de bloques en confrontación, como ocurre con la expansión de la OTAN en América Latina.
- Dimensiones legales
La neutralidad, aunque enraizada en el derecho internacional consuetudinario, se muestra frágil ante el sistema de seguridad colectiva de la ONU, que a menudo se ve subordinado a las potencias armadas. Los principios fundamentales de la neutralidad —no participación en conflictos, imparcialidad, continuidad de relaciones económicas no bélicas, prevención de la escalada y apoyo a la ayuda humanitaria— requieren fortalecimiento normativo. El grupo propuso avanzar hacia un tratado internacional vinculante sobre neutralidad, que delimite obligaciones y proteja a los Estados de las presiones políticas y militares externas.
- Seguridad común: una alternativa a la disuasión
La seguridad común, entendida como seguridad compartida y cooperativa, se plantea como una alternativa ética y política frente al paradigma de la disuasión y la carrera armamentista. Este enfoque promueve la confianza, el desarme progresivo y la diplomacia como pilares de la paz sostenible. El grupo destacó que no puede haber seguridad común sin justicia social ni equidad climática; la paz implica también reducir las desigualdades estructurales y fortalecer la resiliencia de las comunidades.
- Neutralidad económica, militarización y soberanía
La discusión subrayó que la neutralidad debe extenderse más allá del ámbito militar hacia el terreno económico y tecnológico. La dependencia de las industrias bélicas y extractivas, así como las prácticas coercitivas de las grandes potencias, socavan la soberanía de los pueblos. La militarización de las economías no solo profundiza la desigualdad, sino que subordina la política a los intereses corporativos. En este sentido, se llamó a los Estados del Sur Global a fortalecer su soberanía económica, desinvertir en el complejo militar-industrial y construir economías para la paz.
- El papel del sector privado y los medios
El grupo alertó sobre el papel de las corporaciones y los medios de comunicación en la legitimación del militarismo. Las industrias bélicas, los conglomerados tecnológicos y los grandes medios reproducen narrativas que normalizan la guerra, mientras invisibilizan las voces y esfuerzos por la paz. Se propuso promover un periodismo orientado a la paz, apoyar economías éticas y contrarrestar la desinformación mediante redes colaborativas de verificación ciudadana.
Casos y experiencias relevantes
Costa Rica fue destacada como un ejemplo paradigmático de desmilitarización: la inversión en educación y salud tras la abolición del ejército consolidó su neutralidad y estabilidad democrática.
Suiza enfrenta tensiones internas por su modelo de “neutralidad armada” y debates sobre desobediencia civil y tratados de prohibición de armas nucleares (TPNW).
Actores no estatales como las Mingas en Colombia o el International Solidarity Movement (ISM) muestran cómo la solidaridad de base y la acción no violenta fortalecen la construcción de paz desde los territorios.
Asimismo, se propuso la creación de un Observatorio Internacional de la Neutralidad encargado de monitorear violaciones, publicar informes independientes y promover la defensa de la neutralidad en organismos multilaterales.
Recomendaciones estratégicas.
Promover la neutralidad comprometida como marco legítimo y proactivo para la paz y la diplomacia.
Fortalecer el debate sobre neutralidad en relación con pueblos, territorios y comunidades autónomas, reconociendo sus realidades y resistencias propias.
Reforzar el derecho internacional, promoviendo la adopción de tratados de desarme, control de armamentos y reducción del gasto militar mundial.
Reinvertir los recursos militares en bienestar social, acción climática y construcción de infraestructura para la paz.
Apoyar la educación y defensa civil no violenta, incluyendo programas de formación en resistencia civil, apoyo a objetores de conciencia e instituciones dedicadas al desarme.
Fomentar alianzas entre el sector privado y organizaciones de paz, creando redes de economía ética y sostenibilidad.
Impulsar el Observatorio Internacional de Neutralidad como mecanismo de transparencia, monitoreo y defensa ante la ONU y organismos regionales.
Combatir la desinformación y fortalecer el periodismo para la paz, reconociendo el vínculo directo entre militarización mediática y manipulación de la opinión pública.
En un mundo cada vez más polarizado y militarizado, la neutralidad no puede ser sinónimo de indiferencia, sino una estrategia política activa en defensa de la soberanía, la vida y la paz. América Latina, con su historia de resistencias y su potencial integrador, puede desempeñar un papel clave en la construcción de un nuevo paradigma de neutralidad desde los pueblos, capaz de oponerse a la subordinación imperial y de afirmar una visión ética, solidaria y desmilitarizada del futuro global.
V. CONSTRUIR UN NUEVO MOVIMIENTO NO ALINEADO
Por: Gabriel Aguirre, coordinador del Congreso Internacional para la Neutralidad (Colombia), rama sudamericana del Mundo Más Allá de la Guerra.
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Es clara la necesidad de construir un nuevo movimiento no alineado que trascienda los límites del modelo tradicional basado en los Estados y las élites diplomáticas. En un mundo profundamente marcado por la militarización, las guerras híbridas y las crisis sistémicas globales, los participantes coincidieron en que la neutralidad y el no alineamiento deben reinventarse desde una perspectiva popular, descentralizada y transnacional, donde los pueblos y la sociedad civil asuman un papel protagónico en la defensa de la paz, la soberanía y la justicia social.
La crítica al modelo clásico de los Países No Alineados fue un punto de partida central. Muchos consideraron que el concepto, nacido en la Guerra Fría, ha perdido vigencia ante la nueva realidad multipolar, donde los conflictos ya no se reducen a la lógica binaria de Este y Oeste, sino que se despliegan en escenarios más complejos que combinan intereses geoeconómicos, tecnológicos, energéticos y culturales. En este sentido, se planteó reemplazar la noción de “neutralidad estatal” por una diplomacia de los pueblos, entendida como una práctica viva de cooperación y resistencia ética frente a las imposiciones imperiales y las estructuras globales de dominación.
La diplomacia del pueblo fue presentada como un eje fundamental del nuevo paradigma. Esta forma de acción internacional no se subordina a los gobiernos, sino que se articula desde los movimientos sociales, comunidades locales, pueblos indígenas y organizaciones de base que enfrentan las consecuencias directas de la militarización, el colonialismo y la crisis climática. El objetivo no es solo abstenerse de la guerra, sino construir una paz activa que ponga en el centro la dignidad humana y la autodeterminación colectiva. La sociedad civil, en este enfoque, se convierte en un actor diplomático que promueve el diálogo, la cooperación solidaria y la justicia global desde abajo.
El grupo también abordó las críticas a la militarización mundial, señalando los casos de Palestina y Ucrania como ejemplos del fracaso del sistema internacional y de la instrumentalización política de los derechos humanos. Se advirtió que los llamados al “alto al fuego” resultan insuficientes si no se acompañan de procesos de justicia, reparación y garantías de no repetición. De igual modo, se denunció la utilización de las sanciones económicas como forma de guerra indirecta, como ocurre en Venezuela, donde dichas medidas afectan gravemente a la población civil, en especial en el acceso a la salud y la alimentación. En el caso colombiano, se insistió en que sin transformaciones estructurales y justicia social, la paz continuará siendo frágil y parcial.
Uno de los debates más potentes giró en torno a la responsabilidad intergeneracional. Los participantes subrayaron que la defensa de las generaciones futuras debe convertirse en un nuevo eje del pensamiento político global, reconociendo que la guerra, la devastación ambiental y el extractivismo son también formas de violencia contra quienes aún no han nacido. A esta idea se sumó el reclamo por reparaciones históricas a los pueblos del Sur Global, especialmente en África y América Latina, por los daños acumulados del colonialismo, las invasiones, las sanciones y las políticas económicas impuestas desde el Norte.
De este intercambio emergieron propuestas estratégicas para la acción colectiva. Se propuso impulsar una neutralidad moderna, entendida no como distanciamiento sino como defensa activa de la soberanía, la autodeterminación y la paz. Se abogó por remodelar el sistema internacional desde la sociedad civil, más allá de los marcos estatales y de organismos como la ONU, cuya estructura actual reproduce desequilibrios de poder. La idea de un movimiento global descentralizado, no jerárquico y plural fue respaldada como horizonte político capaz de articular luchas diversas —por la desmilitarización, la descolonización, la justicia social y climática— bajo una misma ética de la no violencia.
Asimismo, se enfatizó la necesidad de desarrollar una narrativa proactiva de la neutralidad, que deje atrás la percepción de pasividad y la posicione como una acción transformadora frente a la guerra y la injusticia. La neutralidad activa, en este sentido, no se limita a evitar alianzas militares, sino que construye puentes entre los pueblos y promueve una cultura política basada en el diálogo, la cooperación y la solidaridad.
El grupo concluyó que es hora de construir un nuevo paradigma internacional desde abajo, donde la neutralidad se asuma como una postura ética frente a la dominación, la violencia y la desigualdad. Este llamado no busca restaurar un viejo orden, sino gestar un movimiento transnacional por la paz y la justicia global, impulsado por comunidades, organizaciones y movimientos sociales que actúan más allá de las fronteras estatales. En este horizonte, la neutralidad deja de ser una posición de abstención para convertirse en una práctica viva de emancipación y soberanía colectiva.
El Coloquio Internacional sobre Neutralidad: Un llamado a la acción por la neutralidad activa y la paz mundial, celebrado el 26 y 27 de junio de 2025, se consolida así como un punto de inflexión hacia la articulación de una diplomacia popular por la vida, la paz y la dignidad de los pueblos.
La neutralidad activa como defensa de la vida frente al auge militar globa-
-Alfonos Insuasty Rodríguez (ITM - Medellín - Colombia)
Conclusiones y Recomendaciones
El Coloquio Internacional sobre Neutralidad dejó claro que la humanidad atraviesa una crisis civilizatoria en la que los conflictos armados, la polarización geopolítica y la manipulación mediática se entrelazan con la crisis ambiental y social global. Frente a este escenario, los pueblos del Sur Global —particularmente desde América Latina— emergen como una voz que reivindica la neutralidad activa no como indiferencia, sino como una herramienta ética, política y cultural para resistir las presiones de alineamiento, defender la soberanía y construir paz con justicia social.
Uno de los principales consensos fue que la neutralidad debe ser repensada desde los pueblos, no solo desde los Estados. Como lo señaló el académico Alfonso Insuasty, es necesario reinterpretar esta figura del derecho internacional desde una perspectiva del Sur, donde la neutralidad activa se entienda como un mecanismo transitorio de defensa ante los intereses de las potencias y bloques en confrontación, incluyendo la expansión de la OTAN y la injerencia de Estados Unidos en América Latina.
Los debates coincidieron en que la información y los medios de comunicación juegan un papel determinante en los conflictos contemporáneos. Los medios dominantes, al reproducir discursos hegemónicos y deshumanizadores, sostienen el poder de la guerra y la polarización. Por ello, se recomienda avanzar hacia la creación de espacios de comunicación neutral y descentralizada, que promuevan una cultura de paz, alfabetización mediática, periodismo ciudadano y pluralismo informativo. Una “sala de medios neutral” debe ser tan sofisticada como las estructuras mediáticas de guerra, capaz de contrarrestar el miedo y el discurso del odio con verdad, empatía y cooperación.
Desde la perspectiva geopolítica, el grupo sobre nuevo movimiento no alineado planteó la urgencia de superar el modelo estatal heredado de la Guerra Fría, proponiendo un movimiento global de base, no jerárquico y plural, articulado por la diplomacia de los pueblos. Este enfoque impulsa la cooperación entre comunidades, movimientos sociales, pueblos indígenas y organizaciones civiles para enfrentar la militarización, el colonialismo y el cambio climático, integrando la defensa de las generaciones futuras y las reparaciones históricas como ejes éticos y políticos del nuevo orden mundial emergente.
Los casos de Palestina, Colombia y Venezuela evidenciaron la urgencia de redefinir la acción internacional. En Palestina, el genocidio y la ocupación revelan el fracaso moral de la comunidad internacional; en Colombia, la paz se vuelve inviable sin justicia social y territorial; y en Venezuela, las sanciones económicas son una forma moderna de guerra que atenta contra la vida civil. Estos ejemplos reafirman la necesidad de una neutralidad activa comprometida con la justicia, no con la indiferencia.
Recomendaciones Finales
Consolidar un marco conceptual de neutralidad activa, construido colectivamente por movimientos sociales, académicos, comunidades y Estados del Sur Global, que sirva como base para la acción diplomática, política y educativa.
Fortalecer la cooperación Sur–Sur, promoviendo alianzas entre pueblos y gobiernos progresistas que impulsen la desmilitarización, la soberanía tecnológica y la autodeterminación económica.
Crear un Observatorio Global de Neutralidad Activa, articulado al Centro de Neutralidad de Ginebra, para monitorear conflictos, denunciar intervenciones extranjeras y acompañar procesos de paz y descolonización.
Impulsar una red de medios independientes y de periodismo por la paz, que promueva la comunicación ética, el pluralismo y la educación crítica frente a la manipulación mediática.
Incorporar la educación para la neutralidad activa en los sistemas educativos, desde la escuela hasta la universidad, integrando perspectivas éticas, políticas y espirituales de la convivencia.
Reclamar justicia histórica y reparaciones por los daños del colonialismo, las sanciones y las guerras, como paso necesario hacia una verdadera reconciliación global.
Reconocer a América Latina como zona de paz, libre de bases militares extranjeras y ajena a los intereses de bloques en confrontación, reafirmando su papel como región clave para la transición hacia un orden internacional multipolar, solidario y ecológicamente sustentable.
Estas memorias expresan un consenso ético, la neutralidad activa no es pasividad, sino resistencia y construcción de alternativas. Es una apuesta por la autonomía de los pueblos frente a las potencias, una pedagogía de paz frente a la guerra, y una invitación a repensar el orden mundial desde la cooperación, la justicia y la dignidad humana.
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Declaración Final:
Reconociendo la urgencia derivada del creciente clima de inseguridad global, la profundización de las rivalidades geopolíticas, la aceleración de la militarización, la desinformación y la proliferación de nuevas formas de guerra —incluidos los sistemas cibernéticos y armamentísticos, así como las medidas coercitivas unilaterales—, nosotros, investigadores, activistas, diplomáticos, defensores de la paz y líderes de la sociedad civil, nos reunimos en Ginebra en el Coloquio sobre Neutralidad: Un llamado a la acción por la neutralidad activa y la paz mundial, con el propósito de reafirmar y redefinir el principio de neutralidad como un instrumento vivo y transformador para la paz, la justicia y la resiliencia global.
Esta declaración reimagina la neutralidad no como inacción, sino como Neutralidad Activa: una posición constructiva basada en los principios de la desescalada de conflictos, la mediación y la promoción de valores comunes globales, tales como la paz, la diplomacia, el derecho internacional, los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la seguridad económica y ambiental.
Principios básicos de la neutralidad moderna
- Consolidación activa de la paz
La neutralidad no es indiferencia. Es un compromiso con la paz mediante la diplomacia proactiva, la participación ciudadana y de la sociedad civil, y la prevención de conflictos. La neutralidad activa promueve la mediación, la resolución no violenta de disputas e incluso el diálogo entre adversarios. Asimismo, implica abogar por el desarme global.
- Soberanía y no alineamiento
La neutralidad moderna defiende la soberanía y sostiene el principio de no alineamiento: los Estados neutrales no participan ni apoyan coaliciones de fuerzas armadas, guerras por delegación ni acciones militares extraterritoriales, ni están subordinados a intereses corporativos.
La neutralidad activa también se opone firmemente a cualquier forma de externalización legal o ilegal de la seguridad a empresas privadas.
- Neutralidad digital y cibernética
En la era de la guerra cibernética y la militarización de la inteligencia artificial, la neutralidad debe extenderse al ciberespacio. Los Estados neutrales deben comprometerse a:
Promover un acuerdo global sobre ciberseguridad.
Prevenir la militarización de la inteligencia artificial y defender la transparencia frente a la manipulación de sistemas autónomos.
- Neutralidad y medios de comunicación
La neutralidad debe sustentarse en la información veraz, el pluralismo y la lucha contra la desinformación. Apoyamos:
Un periodismo independiente, basado en hechos, y la protección de la libertad de prensa y de expresión.
La resistencia ante la manipulación informativa y la propaganda bélica que fomenta el conflicto y la confrontación.
- Neutralidad común y seguridad compartida
La neutralidad contribuye a la seguridad comunitaria mediante:
La reducción del gasto militar en favor de la inversión social y ecológica.
El apoyo al desarme, la no proliferación nuclear y los regímenes de control de armas.
La defensa del derecho internacional y los estándares de derechos humanos.
El reconocimiento de que nadie está a salvo hasta que todos lo estén.
- Una nueva comunidad global de países de neutralidad activa en un mundo multipolar
Apoyamos la revitalización de una Nueva Comunidad Global de Países de Neutralidad Activa en un Mundo Multipolar: un ejercicio de gobernanza global desde los pueblos, y como parte de una coalición voluntaria de Estados y sociedades comprometidas con el no militarismo, la seguridad cooperativa, la neutralidad activa y la no participación en la guerra, la violencia o la destrucción. Este movimiento:
Construye alianzas multilaterales para la paz fuera de los bloques militares.
Colabora con potencias emergentes, organizaciones regionales y redes de la sociedad civil.
Fortalece el multilateralismo y la diplomacia basados en los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Promueve la mediación y otros esfuerzos pacíficos para prevenir y resolver disputas.
Reafirmamos un llamado urgente a renovar el compromiso colectivo con la paz estructural, la justicia climática, la descolonización del conocimiento y la defensa de la vida.
Este es un mapa de ruta para un mundo multipolar basado en la cooperación, la soberanía, la dignidad de los pueblos y el respeto a todas las formas de vida.
Adoptado el 27 de junio de 2025,
Ginebra, Suiza.
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Insumos base:
https://genevaneutrality.ch/en/research/intranationalpre-congressforneutrality














