Gran movilización nacional en Colombia, ahora, ¿qué sigue?

Observatorio K.

Por: Eulalia Borja*, Yani Vallejo D**, Alfonso Insuasty***

El llamado al diálogo, al que se vio obligado el Gobierno, fruto de la presión social, ¿podría terminar en una excelente forma de dilatar, distraer y debilitar el creciente ejercicio de manifestación popular?. Creemos es importante un diálogo directo, eficiente y eficaz, no delegado a dirigencias sindicales, gremiales, ONG´s, alcaldes o partidos exclusivamente. Exige este reto, tejer otras formas y metodologías para que éste ejercicio no sea otro intento fallido más, a la par, es importante sin duda, mantener activa y en crecimiento, la movilización social.

 

 

marchas paro col

Vivimos una de las más grandes jornadas de movilización y manifestación de diversos sectores sociales, un gran grito, diverso y múltiple de inconformidad, de cansancio social.

Este 21N y sus manifestaciones posteriores, nos deja varias reflexiones y preguntas.

Lo que vimos.

Vimos una sociedad en movimiento, cansada de tanta injusticia, desigualdad, engaños, atropellos, llena de reclamos.

Indudablemente se trató de una megamarcha, con sus sucesivas expresiones, marcada por la presencia esencialmente de jóvenes entre 18 y 35 años, molestos, inconformes, con muchas dudas sobre su futuro, llenos de deseos de cambios y transformaciones (Telesur, 2019).

Fue un gran e histórico ejercicio de participación cuyas formas, métodos y maneras se abren en creatividad, este 21N marcó un estilo de participación directa.

No sucedió la anunciada debacle social esperada, miedo gestada como relato por una institucionalidad amedrentada, desubicada y torpe. Por el contrario, fue una manifestación poderosa, sonora, alegre, multitudinaria (Tapia Jauregue, 2019).

Fue una gran oportunidad para avanzar y fortalecer otras articulaciones nacionales posibles. Se encontraron colectivos de diversos órdenes, ambientalistas, de mujeres, victimas, Lgbtiq, artistas, deportivos, etc. Y vale resaltar que, personas no organizadas, también estuvieron presentes.

Se expresaron innumerables reclamos, la gente tenía algo muy claro: es necesario hacerse sentir, hacerse oír como sociedad molesta e inconforme. Como contracara, aún con poca claridad de, para dónde ir, sobre cuál la ruta o rutas a seguir para lograr esas transformaciones.

Quedó el reto de gestar creativamente una suerte de arquitectura, o de ingeniería social desde abajo, como escenarios para tejer propuestas propias, generar agendas colectivas amplias, para trenzar alternativas en acción, así, impulsar el nacimiento paulatino de una sociedad que se transforma a sí misma.

Develó la marcha, una vez más, a un Estado y un gobierno ciego, sordo y mudo, pero altamente rabioso, frente a los reclamos sobre las duras condiciones de vida que aquejan a la mayoría de los sectores sociales del país.

Lo que resaltamos.

Como aporte al necesario debate, resaltamos tres asuntos puntuales:

  • - El modelo económico es el centro de las disputas.

Es el modelo económico el que está generando el desastre político, social, ambiental y económico, aunque suene redundante.

De él se deriva un vacío ético, político y social, pues ha implantado una cultura individualista, del sálvese quien pueda, y del todo se vale para conseguir objetivos mezquinos.

Este modelo ha logrado capturar la democracia (OXFAM, 2019), la dinámica de los partidos convirtiéndolos en empresas electorales casi criminales, que se mueven por el estímulo económico y las posibilidades de capturar beneficios para sectores empresariales y guetos políticos.

Ha logrado también, capturar y/o diluir paulatinamente la acción y esencia real de los sindicatos, de muchas ONG, de organizaciones sociales, populares, etc.

Se trata de un modelo que adelgaza derechos y como contracara impone una cultura líquida, donde lo injusto, discursivamente se presenta como oportunidad (economía naranja, emprendimiento, etc.) todo un relato, un discurso que cual cortina de humo, aleja la reflexión de fondo, la campante inequidad, la carencia, la precarización de la gran mayoría del pueblo, de la sociedad (Vega Cantor , 2009).

Ha mercantilizado todo, le ha puesto precio a la salud, la educación, la naturaleza, al nacer, envejecer, morir, al agua, la vida, las relaciones, los derechos, el presente, el futuro, la ciencia, el saber, la justicia, lo espiritual, etc., etc.

Implanta un reino de la desinformación, capturando el relato de realidad gracias a las grandes empresas de comunicaciones y el adelgazamiento de neuronas que deviene de esa suerte de religión mezclada con emprendimiento y superación personal (González Briceño, 2019).  

Un modelo que valida el miedo, la desinformación, la fabricación de ambientes de pánico que ayudan como distractores, cuando se acercan momentos de tensión social, de desbordes políticos como los que vienen ocurriendo en América Latina. En este punto, los gestores militares, políticos, económicos y mediáticos calculan, se preparan para aplicar su vieja fórmula: terror/seguridad. Diseñan así, escenario de desorden para darle la entrada al control funcional de los “héroes prefabricados” (Rojas Bolaños, 2019).

Es cada vez más claro que organismos como el FMI, BM, BID, la OCDE, y demás, nos imponen sus recetas con una promesa, permanentemente fallida, de generar cambios en nuestra precariedad, cambios que, nunca llegan (Lucía Becerra Elejalde, 2018).

En esta lógica, los gobiernos locales de países como Colombia, sea cual sea su color, realmente actúan cual oficiosos empleados hábiles para gestionar lo que dictan dichos entes claro está, beneficiando sus reducidos grupos sociales, políticos y económicos.

Así, sin par, gobierno tras gobierno, ha venido aplicando para nuestros pueblos, una suerte de medidas que nos van asfixiando paulatinamente. Se evidencia allí, un sector financiero especulador e intocable que aparece diluido en este escenario, pero que, que se fortalece y gana con este modelo económico impuesto.

Los diferentes gobiernos, sin distingo alguno, han intentado hacernos creer, por ejemplo, que no existe otra alternativa que la aplicación de un modelo netamente extractivo profundizado y ampliado, que, a todas claras, genera daños sociales y ambientales incalculables. Han pactado sus beneficios a costa de nuestro futuro, así, vemos como se agudiza cada cuatro años, el despojo, la paulatina concentración de la riqueza en pocas manos, la precariedad al punto de vivirla aún y teniendo un empleo, se agudiza la perdida de la capacidad adquisitiva, el constante empobrecimiento, la miseria económica y además, se vive el resultado de sus estrategias mediática para imponer los valores superficiales del consumo, generando gran pobreza ética, reflexiva, ideológica, discursiva, etc.

Es este modelo económico impuesto, su sistema mundo, su forma de sociedad prefabricada, contra este sistema y sus manifestaciones e instancias defensoras, contra quien se debe dirigir toda nuestra ira transformada en alternativas múltiples, colectivas y diversas.

  • - El papel central de las ciudades.

Las ciudades juegan ahora un papel de primer orden en la fabricación de este modelo económico, de este sistema mundo. De hecho, es allí donde descansa su centro de control económico, político y social (Pradilla Cobos, 2014).

En ellas, las ciudades, se han ido aglomerando las comunidades y pueblos que le “estorbaba” al sistema en lo rural, que le estorba a los proyectos e intereses de multinacionales, de ganaderos, de empresarios de la palma, de la caña, energéticos, entre otros.

Ahora, esta población, sus nuevas generaciones ya urbanas, ven cómo las mismas dinámicas de explotación, despojo, saqueo, se implementan a todo dar y ya, no hay más para dónde ir. 

En las ciudades difícilmente se construye comunidad, se vive individualmente y así lo desea el sistema, creando un relato justificador y evasivo de responsabilidad alguna: “preocúpate por ti mismo”, atiza el “sálvese quien pueda”, “usted sólo, disciplinado, será exitoso”, “busca tu felicidad”, “la pobreza está en ti, en tu actitud”, “eres pobre porque quieres serlo”, “el tener, justifica los medios”, es el correlato ficción del futuro hecho coaching.

En la ciudad, además, se diluye esa identidad social que genera arraigo, se diluye el ser indígena, el ser campesino, ser afro, ser pueblo, se resiste sí, pero la ciudad, su lenguaje, sus formas, sus estructuras, sus espacios de socialización, todo, busca destruir esas identidades, construyendo un tipo de sujeto adaptado y adaptable al modelo de ciudad que está trazado claramente por el mercado.

Es en las ciudades donde se vota y decide electoralmente o, donde se legitiman los sucesivos gobernantes que del color que sea, aceitan éste modelo económico nefasto.

Salvaguardar la infraestructura de las ciudades es un objetivo de primer orden, del sistema y no las personas. Es la ciudad infraestructura la que apalanca la producción de capital, las ciudades son centros de consumo en esencia, por ende, paralizar una ciudad mediana o grande, más de un día, golpea el corazón mismo del sistema pues tocar su base de movilidad; es el gran temor de los gestores del poder real hoy, es su gran debilidad.

Por ello, le corresponde a la sociedad misma, sin más, hacerle frente a esta condición claramente enajenante. Y será en las ciudades articuladas con las regiones, donde se deben pensar creativamente las necesarias transformaciones hoy, es hoy, el centro de disputa, de resistencia, de acción transformadora.

  • - La Paz deja sus frutos.

Una manifestación multitudinaria, sin el correlato de una FARC armadas y activas, definitivamente cambia el panorama, pues, ya es mucho más complejo para el Gobierno y las instituciones del Estado, desviar la atención sin quedar en evidencia.

El silenciar los fusiles, deja que el ruido ensordecedor de los problemas reales del campo y la ciudad vayan poco a poco generando mayor resonancia social.  El ELN, parece que, de manera inteligente hizo lo propio, no intervino en las manifestaciones del pueblo, las respetó.

Aun contando con unos medios masivos concentrados y capturados por los intereses de empresas y empresarios que se benefician de la inequidad, aún y su evidente captura del relato de lo que ocurre en Colombia, se va evidenciado cada vez más, por medios alternos, la real realidad del país.

Así, se evidencian más esos sectores económicos, empresarios, ganaderos, tenedores de tierras en articulación con sectores políticos, que se benefician de los males del país, muchos nombres concretos ya se identifican, aunque su discurso sea de derechos, de bienestar y progreso social (Las2Orillas, 2019).

El incumplimiento de los acuerdos es notorio, en contracara se hace más ilógico el discurso rabioso de la derecha ante los temas de paz. Se evidencian así, los sectores que quieren y atizan la guerra de otros, para el beneficio propio.

La justicia Especial para la Paz, por ejemplo, va dejando entrever quienes están detrás de tanto desastre en Colombia, esos sectores intocables del país y eso les molesta y les va incomodando (JEP, 2019).

Las fuerzas armadas hace mucho perdieron su rumbo y por ende su honor militar, pues sus prácticas criminales, bárbaras y desastrosas desbordan toda lógica y razón, hechos que ya no pueden ni justificarse, ni ocultarse con sus “historias de héroes prefabricados” (Rojas Bolaños, Falso Positivo Judicial: la criminalización de la justicia., 2019) (La posible transformación., 2015) (Insuasty Rodríguez, Pensar construyendo, otros mundos posibles, 2018).

La ceguera del gobierno y del estado es grande, tanto que, muchos de las posibles soluciones a problemas de fondo, se encuentran en el mismo acuerdo de Paz firmado, y en la llamada a un gran diálogo nacional eficiente y eficaz, que se traduzca en agenda en sí misma, ha sido el llamado eterno del ELN como condición para negociar, de hecho, es el punto uno de la reciente agenda pactada con el Estado.

¿Qué sigue?

Dependerá de lo que en realidad busquemos, si son ajustes al sistema o caminar hacia cambios esenciales,

  • - Ajustes al sistema.

Colombia ha aprendido que el estado incumple acuerdos, que hace trampa y miente, por ende, es clave estar alerta del llamado del gobierno a un gran diálogo nacional, es posible que lo que en realidad se busque es dilatar, distraer, debilitar la creciente expresión de inconformidad.

Es clave evitar dejarle estas tareas, esta expresión creciente y diversa a dirigencias sindicales o a partidos, ya la historia nos demostrado que esa ruta tiene sus riesgos, es importante no caer en la trampa de la representación o democracia delegada, esencial buscar alternativas de diálogos amplios y eficientes, toca en este punto, crear, inventar, atreverse.

La historia nos ha enseñado que, si no hay presión social constante pues, el cumplimiento de cualquier acuerdo sabemos, será un acto fallido más. De esto nos pueden dar fe, las comunidades indígenas, campesinas, afro, etc., hasta la reciente consulta anti-corrupción da fe de lo dicho. Es importante tener memoria.

Debemos estarnos pensando en múltiples escuelas populares, cuál es la estructura de poder que requerimos para hacer los cambios y sostenerlos; transformar el presidencialismo, pensar un nuevo poder público como lo podría ser el poder popular, por ejemplo.

Requerimos tener claro cuál es la estructura normativa e institucional que requerimos para liberarnos de las ataduras de la corrupción, cuál es la estructura que garantiza elecciones limpias pues, de hecho, el sistema actual electoral este hecho para garantizar el poder de la misma y eterna clase política corrupta, dicho sistema es claro, está podrido.

Un sistema de justicia que opere ágilmente, equitativo, superar la instaurada política criminal basada en la estigmatización de las clases excluidas.

La real protección del medio ambiente, la construcción de una economía propia, etc., etc.

Como avanzar en una seria formación política popular, que permita avanzar del reclamo a la propuesta, pero no escuelas ciudadanas sino políticas.

  • - Avanzar hacia cambios esenciales.

Gestar un tejido, una arquitectura o ingeniería social propia, que vaya marcando y sosteniendo cambios, generando otra forma de ser, estar, convivir, avanzando paso a paso hacia reales y concretas alternativas, exigiéndole al Estado sí, pero, sobre todo, tejiendo apuestas reales y de sentido, sin que tenga que pasarse por o con el Estado.

Fortalecer las dinámicas de articulación, evitar que esta fuerza que expresa inconformidad sea cooptada, lograr que ella misma vaya tejiendo y fortaleciendo apuestas de sociedad. Consolidar agendas propias.

Esta manifestación en sí fue un ejercicio pedagógico social de gran impacto, varias jóvenes recordarán este momento en sus vidas, lo referenciarán, por ello creemos, es bien importante fortalecer escuelas ético-políticas para ganar en capacidad de análisis, metodologías para leer la realidad desde nuestras propias vivencias y experiencias, pues, son muchos los distractores, mucha la información confusa, muchas las maneras de confundir.

Potenciar el conocimiento propio, sistematizar la propia experiencia de lucha y aprender de ella.

Conocer mejor el modelo que no queremos, saber cómo funciona, identificar el papel de lo rural hoy, ahondar en el papel de las ciudades y su dependencia con las regiones, como se planean, etc., mover la voluntad de conocer para apalancar el hacer, sujetos diferentes para otras formas de relacionamiento, ganar en identidad popular, tejer economías propias, potenciar una relación con la naturaleza superando el antropocentrismo, etc.

Avanzar hacia cambios esenciales, es en sí el gran reto para una sociedad que da múltiples muestras de su enfermedad y decadencia.

Ahora bien: ¿ganar ajustes paulatinos al sistema, puede ser un momento importante para avanzar hacia cambios esenciales? Sí, pero no puede ser la excusa para quedarse bajo la sombra de esos pequeños ajustes y dejar de caminar.

*Investigadora, Coeditora Revista Kavilando. integrante del Grupo de investigación y Editorial Kavilando.

**Abogado, Defensor público, investigador Grupo de investigación y Editorial Kavilando

***Docente investigadora Universidad de San Buenaventura Medellín, integrantes de la Red Interuniversitaria por la Paz REDIPAZ

 

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