Por: Kavilando, CED-INS, CIAM*
Transitamos de la Guerra contra el Terrorismo a una Guerra de Contención contra el avance Rusia-China en un contexto en el que se profundiza una crisis sistémica global. Urge transformar como pueblos, este sistema de muerte.
#OpinionesYDebates *
- último ajuste al texto: 3.02.2022
Colombia está atravesando por un momento de transición en medio de una compleja crisis social, económica y política.
Al igual que en el resto del mundo la pandemia del Covid -ahora en su variante Omicron- ha generado profundas afectaciones, potenciadas en nuestro país por la estructural desigualdad, exclusión y pobreza.
La crisis económica-social ha alcanzado sus peores momentos en las últimas décadas: a corte de noviembre de 2021 la deuda pública alcanzó su nivel más alto en la historia al llegar a los 715 billones, correspondientes al 65,3% del PIB ; el dólar superó la barrera de los 4.000 pesos convirtiendo al peso colombiano en la moneda más devaluada del 2021 con fuertes consecuencias para un país que mantiene grandes volúmenes de importaciones; la inflación cerró el año 2021 con 5,61% la cifra más alta en 5 años ; 42,5 % de la población se encuentra en la pobreza; y el dato más preocupante, según el DANE con datos de mayo del 2021, el 63% de los hogares colombianos manifestó comer 3 comidas al día, 34,5% dos comidas al día y el 2,4% una comida al día. Es decir que 37 % de los hogares no comen las tres comidas al día .
Además, se ha intensificado la crisis humanitaria por las consecuencias del conflicto armado que se reoxigena y transforma frente a un gobierno opuesto a la implementación de los Acuerdos de Paz y a la solución política con los actores armados. En el 2021 el desplazamiento forzado creció súbitamente el 200% frente al año anterior, 72.300 personas fueron expulsadas de sus hogares por la violencia . Fueron asesinados 168 líderes y lideresas sociales, 48 firmantes de paz y se cometieron 92 masacres con 326 víctimas mortales.
En medio de esta crisis, desde el 2019 la esperanza social ha revivido por las luchas sociales masivas e históricas, particularmente con el estallido social del 28 de abril del 2021.
La movilización social sacudió a Colombia y parece haberla despertado para una transformación política venidera. Con esta empezó el final de la larga hegemonía uribista anclada en el poder desde principios del milenio, con excepción del segundo gobierno de Santos.
Duque será el último presidente abiertamente uribista y tal vez quedará escrito en la historia su nombre como el peor mandatario de la historia reciente.
Esta coyuntura abre la posibilidad no sólo de terminar con el uribismo en el poder sino de que una colectividad de centro izquierda diversa pueda llegar al máximo poder ejecutivo.
El 2022 será un año de disputas electorales y probablemente de recrudecimiento de la crisis en esta histórica transición.
Esta oportunidad histórica se da en medio de un agitado contexto internacional con la pandemia como protagonista, la disputa por la hegemonía económica-militar mundial entre Estados Unidos, Rusia y China y en medio de importantes transformaciones políticas regionales como la acontecida en Chile con el triunfo, después de un estallido social, de un presidente de una coalición de centro izquierda. Un cambio de ciclo se aproxima.
LAS TENSIONES GLOBALES EN UN PLANETA AL LÍMITE
Los conflictos se multiplican en todas las regiones del mundo. Las causas abarcan desde la geopolítica, hasta conflictos locales por el territorio y los bienes naturales, por creencias religiosas y culturales; por supuesto se mantienen insurrecciones armadas y no faltan los golpes blandos y las guerras proxy, modalidades actuales de las intervenciones imperialistas. Todos estos conflictos tienen como telón de fondo la crisis capitalista global y sus intentos de recomposición. Aquí un repaso por estas tensiones y conflictos, en un planeta y un país que se encuentran cada vez más al límite.
La economía global de la caída del 2020 al rebote del 2021 con tendencia al estancamiento
Como era de esperarse en el 2021 la economía global tuvo un rebote, que en gran medida no logró superar, en términos reales, la caída del 2020 y alcanzar los niveles del 2019; Ahora las proyecciones para el 2022 no pasan del 4% al 5% lo cual implica una cifra moderada con tendencia al estancamiento y presencia de altos niveles de inflación y desempleo.
En el 2020, según el FMI, el crecimiento de la economía global fue del -3,1 % y sus proyecciones para el 2021 y 2022, a fecha de diciembre del 2021, son del 5,9% y 4,9% respectivamente lo cual indica una tendencia hacia el estancamiento. Estas cifras varían un poco de acuerdo al organismo internacional que las calcula, pero la tendencia es la misma en términos generales.
A diferencia de Europa, Estados Unidos y América Latina China tuvo un crecimiento positivo en el 2020 que se mantuvo en el 2021, tendencia que seguirá liderando el crecimiento global pero con una desaceleración paulatina.
En general la tendencia hacia el estancamiento está dada por varios factores, entre ellos: la persistencia de la pandemia con su variante Ómicron que ha obligado a algunos países europeos a implementar nuevas medidas restrictivas; la espiral de inflación a nivel mundial cuya tendencia sigue en aumento; la crisis global en la cadena de suministros; el alza en los precios de los combustibles, agravada por el conflicto Rusia-Ucrania; y, las previsiones de crecimiento económico señaladas anteriormente.
En términos comparativos por región la situación tiene matices. Estados Unidos tuvo una caída del PIB en el 2020 de -3,4% con una recuperación significativa en el 2021 alrededor del 7% y una proyección del 2022 del 6%. pero pese a la cifras que parecen alentadoras la esperanza por una casi normalización se ve muy lejana (IISS*); el rebrote de contagios por la pandemia del covid 19, la tasa de inflación más alta en los últimos 30 años, la crisis de los contenedores (crisis de suministros), el desempleo, la profundización de la pobreza y la desigualdad unido a una crisis de gobierno por la polarización política y la incapacidad de sacar adelante los principales proyectos legislativos, en un congreso con escasas mayorías en el senado, donde varios de sus senadores juegan en contra, no son buenas señales.
La situación de la Eurozona es bastante difícil; aunque las cifras de caída del PIB en el 2020, rebote en el 2021 y proyecciones para el 2022 son peores que las de Estados unidos, su principal preocupación está en la crisis energética y su dependencia en el abastecimiento de recursos de generación como el gas, el petróleo y el carbón. El descenso en el consumo de energía a nivel de la comunidad (Estadísticas BP), el incremento de los precios y la crisis derivada del conflicto entre Rusia-OTAN-Ucrania ya es de por sí un grave problema económico para una región que importa más de la mitad de la energía que consume y depende del gas proveniente de Rusia en un 35% del total que consume. En segundo lugar de preocupaciones está el aumento de las importaciones chinas, el crecimiento de la inflación, la crisis migratoria y la persistencia de la pandemia.
China por su parte sigue ganando terreno; en plena pandemia fue el único país con crecimiento positivo 2,2%, al tiempo que fue el único que aumentó el consumo de energía en el mismo año lo cual indica que su industria mantuvo su ritmo de producción. A la fecha China es el principal socio comercial, financiero y de inversión en infraestructura de América Latina exceptuando México (IISS); a finales del 2020 firmó el mayor acuerdo de libre comercio del mundo China-Japón-Nueva Zelandia-Corea-Australia-y países de la ASEAN, un total del 30% del comercio Mundial ((IEEE.es, Las tierras raras y la lucha por la hegemonía mundial**); tiene un acuerdo global de inversión con Europa (2020); y si eso no es suficiente, China es el principal tenedor de reservas en dólares del mundo y el mayor exportador de bienes y servicios. Todas estas cifras dan cuenta de las tensiones comerciales y militares que hoy se están dando entre China por un lado y Estados Unidos junto a sus aliados de la región por el otro.
Las cifras de América Latina y el caribe son aún peores. Las previsiones económicas para el año 2022 no serán suficientes para alcanzar los niveles pre pandémicos (IIEE, Looking ahead to 2022: IISS experts assess key global strategic challenges; enero 2022); los niveles de pobreza y desigualdad han alcanzado niveles récord y el aumento de la inflación castigará el poder adquisitivo en la región.
En términos generales la crisis económica está profundizando los niveles de pobreza, desigualdad, cambio climático y aumentando las tensiones en el mundo, tendencia que se mantendrá en los próximos años.
El momento geopolítico del mundo: se tensionan los conflictos entre las potencias
Tanto el documento arriba mencionado del IISS, como en el artículo de Jeffrey Sachs (El Espectador, Domingo 16 de enero) coinciden en resaltar que la crisis económica, social y política interna de los Estados Unidos amenaza su capacidad de liderazgo global. El partido de gobierno podría perder la escasa mayoría en el senado en las próximas elecciones de noviembre de este año y abonar el camino para un triunfo republicano en las elecciones del 2024; todo esto debido a la salida estrepitosa de Afganistán, la incapacidad para contener la pandemia, el incremento de la pobreza y la desigualdad, la inflación, la crisis social, el retroceso en el protagonismo mundial, etc. Ante esta situación el Presidente Biden tiene dos frentes de batalla que son interdependientes: demostrar capacidad de liderazgo interno para recuperar el externo.
Sin embargo en el balance global EEUU sigue siendo la primera potencia que se disputa su hegemonía con la alianza Rusia-China.
El cerco continúa
En la conferencia anual de diciembre 23 de 2021, Vladimir Putin dejó en claro que la Rusia de hoy no es la de finales siglo pasado o principios de este, al afirmar que el despliegue de armamento de la OTAN en Ucrania es inaceptable para Rusia.
En la década de los 90, después de la disolución de la Unión Soviética, Rusia quedó sumida en una crisis económica, política y social que le hacía imposible hacer frente al avance de la OTAN hacia sus fronteras, pese al pacto o promesa de NO extensión acordado en 1990. De esta manera en 1999 ingresan a la OTAN la República checa Polonia y Hungría; en el 2004, Bulgaria, letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia; en el 2009, Albania y Croacia; y en el 2017 y 2020 Montenegro y Macedonia, Del mismo modo tanto Rusia como China asumieron una actitud "poco beligerante" ante las intervenciones militares de la OTAN y sus aliados en los Balcanes, Kosovo, Irak, Afganistán y Libia, para solo mencionar esos. Pero ahora la cosa es a otro precio, el despliegue del músculo militar ruso hacia la frontera con Ucrania advierte que no va permitir que la OTAN instale su armamento a menos de 5 minutos de vuelo de un misil a la capital rusa.
Rusia no va a permitir el ingreso de Ucrania y Georgia a la OTAN, así quedó registrado en el borrador del tratado bilateral que propuso a EEUU el 17 de diciembre del 2021, donde además pide que los países que fueron parte de la Unión Soviética no pueden ser parte de la OTAN, entre otras peticiones más ambiciosas y poco alcanzables como la prohibición del despliegue de armas nucleares fuera de las fronteras nacionales. La posición de este borrador es apoyada en su totalidad por China, a la vez que hace pública su alianza militar con Rusia, acordada el 15 de diciembre del 2021.
Rusia ya demostró parte de sus capacidades militares en la guerra con Georgia (2008), Siria y, además la disposición a no renunciar a su seguridad estratégica. La OTAN lo sabe y por eso, pese a su lenguaje incendiario y belicista en los medios, ha llamado al diálogo a Rusia y manifestado que ante una posible invasión rusa a Ucrania descarta cualquier respuesta militar, las sanciones serían de corte económico y político.
Según el SIPRI (Year book 2021) EEUU mantuvo en el 2020, por tercer año consecutivo, un crecimiento en el gasto militar llegando a la suma de US$778.000 millones, más de tres veces el gasto de China y más de 10 veces el de Rusia; sin embargo, las capacidades militares convencionales y no-convencionales de ambos países pueden hacer frente a la OTAN y causarles un "daño significativo no aceptable" en caso de un conflicto.
En caso de una confrontación el mayor perdedor sería Europa, por lo cual ha tratado de acercar las partes y buscar una tercera parte en la negociación Rusia-EEUU o Rusia-OTAN.
Pero el conflicto con Ucrania también tiene otros componentes económicos y políticos, como el tratar de reducir la esfera de influencia política de Rusia en Europa y limitar su espacio de maniobra económica. Es aquí donde entra en juego el tema del Gasoducto NordStream2 al cual EEUU se ha opuesto todo el tiempo desde el inicio de su construcción hasta el final de la misma el año pasado.
Los intereses son varios; evidentemente Rusia podría aumentar el volumen de venta de gas y su influencia en Europa; Alemania como país receptor del gas también se vería beneficiado; el precio podría disminuir al no tener que pagar el paso por otros países y beneficiar a la comunidad europea; Ucrania se vería perjudicada, pues por ahí pasa uno de los gasoductos más importantes que van de Rusia a Europa, lo cual le representa ingresos equivalentes al 3% de su producto interno bruto; y por último EEUU quiere aumentar su participación en el mercado pues en la actualidad es el primer productor de gas natural y gas licuado del mundo obtenido vía Fracking (estadísticas BP 2021), sin embargo el problema es su alto costo de producción y transporte al mercado europeo.
Rusia/China – EEUU y el mundo Corporativo Global
Foto: tomad del sitio web Viejo Topo
La dupla Rusia – China avanza cada vez más en su plan de posicionamiento comercial y militar, extendiendo sus acuerdos y rutas por todo el mundo, generando gran temor para economías como la de EE.UU. y Europa y transformando el mapa de la economía mundo capitalista.
Estados Unidos mantiene su crisis, retrocede en decisiones y parece ahora tener que replegarse hacia América Latina como su retaguardia, presionando aún más a gobiernos que considera se podrían acercar a sus enemigos, imponiendo gobiernos proclives a sus intereses y gestando disputa regional. En este escenario Colombia juega un papel de primer orden como detonador de inestabilidad en América Latina.
En este panorama aparece un actor relevante pero difuso, diluido, no por ello menos letal y contundente: son las corporaciones globales y los entramados de carteles del tráfico de drogas que se mueven a todo vapor, imponen condiciones a los países, definen incluso la planeación de los mismos, intervienen vía elecciones (captura de la democracia) y son un actor cada vez más relevante como bloque consolidado de poder. Las grandes corporaciones inciden y trazan las políticas del BM, el FMI y organismos regionales, marcan la agenda global, regional y trazan incluso los ritmos de los conflictos locales territoriales. En este grupo de actores se incluyen por supuestos los gigantes de redes sociales virtuales que manejan la información digital, ejercen vigilancia, controlan las bases de datos en un escenario de guerra de alta tecnología social y para uso e incidencia en las elecciones, en la opinión y ataques directos a la producción en países como Venezuela, con constantes ataques a sus sistemas afectando la economía ya de por sí, maltrecha por el bloqueo.
En este contexto China amplía su presencia en un mundo en profunda crisis, que se ahonda aún más por la pandemia. Ha logrado importantes avances con la infraestructura necesaria para conectar la región a la famosa Ruta de la Seda como le han puesto a dicho mega-proyecto que interconectará a Asia en su interior y con el resto del mundo. En este proceso deja por fuera a la India y a países aliados de EE.UU que procura no entrar en confrontaciones ni provocaciones de tipo militar.
Rusia hace lo propio y logra ya casi terminar el proyecto de interconexión energética con Alemania y por ende con Europa Nord Stream 2, trazando una nueva ruta por el mar báltico, ante las tensiones que no paran en Siria. Europa ya siente los rigores de los elevados costos del gas y la energía y el panorama para este nuevo año es de total preocupación.
mapa tomada de El País
mapa tomado de El País
Está en juego el abastecimiento de energía para Europa a precios razonables por un lado, y por otro se cuestiona la dependencia energética de Rusia.
Otro acontecimiento que marca la agenda global y tensiona grupos de actores: China –Rusia- EE.UU –Corporaciones Globales, es la retirada de Estados Unidos de Afganistán dejando como legado el control del país a los Talibán (DW, 2021). Esta acción podría ser parte de un acuerdo de tránsito de poder con EE. UU pensando en respetar extracción de productos y control territorial por su posición estratégica ante Rusia y China, pero nada está dicho aún, los Talibán y el Gobierno Chino ya han generado un acuerdo para la extracción de minerales y adelantarse a generar un ambiente de estabilidad, sobre todo pensando en la zona fronteriza y su ruta de salida hacia el mar, hacia el sur.
Lo cierto es que la salida de EE.UU de Afganistán se trata de una derrota no solo para ellos, sino también para la OTAN. Un fracaso que va en cadena: Libia, Siria y ahora Afganistán, además de la permanente inestabilidad de Irak, situaciones que ya pesan a nivel económico, político y estratégico. Ahora viene el drama e impacto de los refugiados que se distribuirán por el mundo aliado y lo que ello conlleve, pues Putin ya ha advertido de sus sospechas de infiltración de agentes terroristas entre los refugiados (Jalife, 2021).
Esta realidad deja a EE.UU en un panorama cada vez más limitado y en declive geopolítico, además de su profunda crisis interna; le queda defender su control sobre América Latina a como dé lugar, es su retaguardia. Esta será una tarea que adelantará con las únicas y repetidas herramientas: control militar, guerra sucia, apoyar a gobiernos corruptos y manipulables o negociar líneas rojas con gobiernos progresistas. De ser el caso gestar caos sobre el cual lograr control y avanzada económica, exacerbar los conflictos, interponer bloqueos de manera unilateral, además de desconocer los certámenes democráticos según la conveniencia política.
En este contexto, la guerra económica por el control de los combustibles fósiles se acentúa, al tiempo que la crisis climática ha presionado el tránsito hacia una “economía verde” que se sustenta en una transición energética que aparentemente libere al planeta de la dependencia del petróleo, pero insistiendo en el mismo modelo desarrollista de producción y consumo en escala ascendente. Esta realidad ya ha generado un nuevo momento de la crisis energética en el mundo “desarrollado”, sin precedentes, pues las corporaciones se disputan el control de materias primas que reemplazan a los derivados del petróleo, en un nuevo ciclo extractivista global que plantea incluso el fracaso de la transición y se traduce en un escenario de posicionamiento y control, donde China y Rusia tomaron la delantera.
Infografía: cantidad de metales requeridos para generar energía. tomado de: El Periódico de la Energía
La infraestructura eólica y solar, las baterías y los vehículos eléctricos requieren grandes cantidades de recursos que hay que extraer y reciclar. Estos van desde cobre para alambres y motores eléctricos, a litio y cobalto para baterías, a cantidades más pequeñas de metales raros como el indio y el galio para las celdas solares (Roca. 2017).
Como vemos el libreto en la geopolítica es el mismo de los últimos 10 años. Cercar para contener su avance global. Por eso entra en juego la alianza militar AUKUS entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido como una OTÁN 2.0. en el asía pacífico para contener a China.
En 2021 según el SIPRI se reportaron un total de 13800 armas nucleares, 3825 desplegadas con fuerzas operacionales, 2000 en estado de alta alerta operacional. USA tiene 3800, 1800 desplegadas, 1700 estratégicas y 100 no estratégicas. Rusia 2500, 1625 desplegadas. China 350, Francia 290, UK 225.
El enemigo económico y militar de EE.UU no es Rusia, sino China, quien tiene la capacidad de disputarle la hegemonía. A pesar del gasto militar de los EE.UU, la diferencia en la capacidad militar no es tan notable. El éxito estratégico de China es su diplomacia comercial, no hacer invasiones militares, un lenguaje realista no belicista, conciliador pero certero en los límites. Su doctrina militar es más defensiva. La disputa comercial y militar se tensionará en los próximos años en medio de esta profunda crisis global.
El planeta, otro “actor” decisivo.
Imágen tomada de TecReview
El anuncio del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático IPCC alerta al mundo de la necesidad de un cambio profundo de modelo, sistema y sociedad, un mensaje que determinará algunas decisiones globales en materia de transición energética, pero bajo el mismo modelo de producción a escala ascendente capitalista.
La transición energética bajo la óptica del capitalismo, del neoliberalismo, ya está generando una nueva oleada de despojo violento y acumulación de tierras por el control de minerales que requiere la transición hacia la economía digital y verde: cobre, níquel, litio, cobalto, grafito, entre otros que ahora se requieren en gran cantidad. Igual el agua y alimentos a escala industrial, lo que requerirá desde lo legal, políticas que permitan a los empresarios avanzar en su dinámica de acaparamiento de territorios con gran capacidad de producción.
Las corporaciones se adueñan cada vez más dueñas de los territorios a costa de los pueblos, más allá de los Estados; y desde lo ilegal todo un despliegue de alianzas subterráneas cada vez evidentes con alto grado de cinismo, entre paramilitares, mercenarios, sectores radicales religiosos, mafias, fondos de inversión y demás tipos de instrumentos para el control territorial.
El control y posesión de la tierra y los territorios cobró mayor importancia a partir de la crisis capitalista de 2008, cuando ante la crisis inmobiliaria norteamericana se elevaron los precios de los commodities y por lo tanto de los alimentos a nivel global. Los monopolios transnacionales de los alimentos, semillas e insumos agrícolas vieron la posibilidad de acelerados procesos de ganancia y se lanzaron a comprar y despojar tierras. (Pereira & Fernandez, 2020)
Esta ofensiva de las corporaciones alimentarias empujó a su vez el cambio de los modelos productivos hacia una mayor reprimarización de las economías, al tiempo que todas las industrias extractivas entraron en auge, imponiéndose el agronegocio. Los cultivos de palma aceitera, caña, soya y maíz coparon lo que antes eran tierras campesinas o tierras estatales.
Hoy en día, como resultado de la gestión de la pandemia a favor de la acumulación capitalista, nuevamente los precios de los alimentos se elevan, y en el caso colombiano, este aumento inflacionario va de la mano con el aumento de las importaciones de alimentos y materias primas agroindustriales con un dólar que gravita alrededor de los $4.000.
La carrera por el control de la tierra nuevamente se dispara a nivel mundial. Según Landmatrix entre 2013 y 2020 se registraron 2.059 grandes transacciones de tierras en el mundo, involucrando 36 millones de hectáreas. (Landmatrix, 2021)
Según este mismo informe, el 20% de las tierras adquiridas por las corporaciones transnacionales, son utilizadas para la producción de palma aceitera, mientras que un 10% de las tierras son para establecer cultivos de caucho, caña de azúcar y remolacha azucarera. Estos cultivos son demandantes de gran cantidad de agua, generando nuevos conflictos por el líquido vital.
Finalmente hay que decir que esta carrera por el control de la tierra va de la mano de la implementación de la revolución digital y de los datos aplicada a la agricultura. La implementación de los monocultivos y su inserción a nivel global, se hace posible por el acceso privilegiado a la información ambiental, productiva y social, a la que tienen acceso las grandes corporaciones, las cuales han asaltado la soberanía alimentaria. (Guazzelli & Ribeiro, 2016)
Concentración de las Grandes Transacciones de Tierra GTT.
Fuente: https://landmatrix.org/map
Pero estos ajustes del capitalismo tienen respuestas: mayores y articuladas luchas por la vida en el planeta, con la irrupción sobre todo de la población juvenil. Banderas de lucha por cambios de modelo económico y social serán la fuerza que impulsará la articulación de movimientos regionales y globales. Será incluso la bandera de lucha para lograr avances normativos que propendan por la protección de los territorios, el agua, la vida, ante la avanzada extractivista y de despojo.
Por otra parte, los desastres ambientales se sienten en las grandes ciudades y será un factor de toma de conciencia y de presión cada vez más contundente para la toma de decisiones de fondo, por parte de gobiernos locales ya sean estos de carácter alternativo o tradicionales.
Dichas tensiones arriba expresados, más la crisis ambiental y planetaria, generan condiciones que determinarán decisiones en los territorios ricos en recursos y a la vez estratégicos para el tránsito de mercancías, como lo es el acceso a puertos, la ruta del gas que unirá a Rusia y Alemania para exportar gas y la Ruta de la Seda con China. Es decir, la disputa por los bienes naturales es hoy, más que nunca geoestratégica.
No es menor el papel que la iglesia católica, bajo el liderazgo del Papa Francisco que viene gestando y articulando expresiones de fe por el cuidado del planeta y por otra economía posible; una especie de capitalismo menos agresivo, que se entrelaza con movimientos contra hegemónicos globales.
Las cumbres globales pierden rumbo, evidencia de lo inútiles que son, y dejan claro que son en realidad ruedas de negocios de los países ricos y corporaciones para buscar la reactivación económica post pandemia, caminando sin parar hacia la catástrofe ambiental global.
De la Guerra contra el Terrorismo a una Guerra de Contención a Rusia y China.
Imágen tomada de BBC
Estados Unidos replantea su estrategia, pero cada vez con menos espacios de manejo. Centrará su mirada en la región Indo-Pacífico y tendrá que replegarse más sobre América Latina. Va a replantear su estrategia militar, política y comercial (Monge, 2021) que permitirá hacer mayor presencia y control para obstaculizar el avance de China (Bulard, 2021) y facilitar la extracción y transporte de minerales, base de la nueva etapa digital y de transición energética, aunque tiene poco tiempo para ello.
En el 2022 serán las elecciones legislativas lo que determinará de parte de Biden una reacción, como hombre fuerte, para ganar posición de partido en dichas elecciones. Su primer año de gobierno ha estado marcado por una gran inflación, incremento en los precios de la gasolina, el incremento de nuevo en las muertes y contagios por el Covid-19, además de la división interna del mismo Partido Demócrata; todos estos componentes parecen jugar en contra para obtener un resultado favorable en los comicios del 9 de noviembre próximo. (france 24, 21)
Lo que está en disputa son 35 asientos del Senado (una tercera parte) y 435 escaños en la Cámara de Representantes que son la totalidad de los cargos, en la actualidad los Demócratas cuentan con mayorías en ambas cámaras, pero por los problemas antes planteados además de la baja popularidad del presidente y la polarización que dejó la campaña presidencial, se vaticina que el partido en el gobierno podría perder ambas cámaras y esto significa un bloqueo inmediato a las iniciativas gubernamentales de Biden truncando su anhelo de reelección; lo que podría significar para Latinoamérica la llegada de un nuevo Trump a la Casa Blanca, pero esta vez con propuestas más extremas y con su fascismo recargado.
La Guerra Corporativa comercial, seguirá pasando por los Estados, redefiniendo sus agendas. Es clave poner más atención en las movidas empresariales globales y en cómo logran incidir en la formulación de leyes o presionando a los organismos financieros para incluir exigencias específicas y favorables a los Estados, para otorgar créditos para infraestructura y el acceso a tierras y territorios para el control de los negocios globales y que faciliten la tenencia, uso y propiedad de territorios con gran capacidad: agua, mano de obra a bajo costo, minerales etc. Será clave centrar la mirada en estas lógicas y juntas directivas, establecer el movimiento de las corporaciones, y de los más ricos, sus empresas, sus negocios, sus relaciones con partidos, incluyendo los carteles de la droga, vale recordarlo.
AMÉRICA LATINA
América Latina vive la tensión generada por el ataque constante de EE.UU a Cuba, Nicaragua y Venezuela, como objetivos en su plan de mano dura. Tratar de ganar el voto latino en el marco de las legislativas podría acentuar esta situación.
Contra Cuba arrecia la estrategia de mano dura y de nuevos intentos de desestabilización, que se soportan en las difíciles condiciones de vida de una parte de la población, en medio del bloqueo económico. Al mismo tiempo se permite una avanzada mercenaria desde Colombia al gobierno de Haití que terminó con el asesinato del presidente Jovenel Moïse. Militares en retiro entrenados gracias al Plan Colombia por EE.UU son la cantera ideal para el mercado de seguridad, tipo mercenarios, para apoyar los intereses corporativos y políticos de EE.UU.
Colombia es el único país latinoamericano socio de la OTAN y alfil de Estados Unidos, así que juega a fondo en materializar la política de intervención imperialista, ya sea de forma legal o ilegal, generando inestabilidad, situación que le ubica como un peligro constante para una región que empieza un nuevo ciclo de gobiernos progresistas.
El gobierno de Venezuela se adjudica una nueva victoria ante los múltiples intentos de intervenciones militares mercenarias, ante el debilitamiento del bloqueo y el fracaso de una oposición altamente corrupta. El fracaso de la estrategia de desestabilización ha hecho girar la política de EE.UU abriendo una ruta de doble rasero: agresión y por otra parte el diálogo entre el gobierno bolivariano y la oposición en la ciudad de México. De lograrse acuerdos permitirán retomar control sobre empresas, las reservas de oro, entre otros logros que potenciarán la economía en el país. Hay que esperar que pasa en dicha negociación y que le toca ceder a Venezuela en materia de acceso a recursos para empresas que favorezcan a los EE.UU como parte de la negociación. El diálogo real es entre el Gobierno Bolivariano y Estados Unidos que son los que mueven y sostienen una oposición ya débil sin ninguna credibilidad y con bajo impacto electoral. En esta tensión negociadora el gobierno colombiano también sale mal librado, ya que se ha “quemado” al implementar una política de desestabilización y agresión.
El narcotráfico sigue cumpliendo un papel de factor de poder transnacional y debe entenderse tanto como un negocio capitalista global, así como una dinámica extractiva. Juega como aliado oculto y vergonzante de los intereses de EE.UU y los intereses corporativos.
Es un fenómeno extendido en los territorios colombianos, donde confluyen intereses corporativos legales tanto mineros como de agricultura industrial y ganadería a gran escala; alianza perversa que avanza y va marcando la dinámica del conflicto y la planeación de dichos territorios codiciados, todos se benefician, aunque parezcan actuar separados.
Imagen tomada de El Tiempo
Imágen tomada de Razón Pública
Nuevo ciclo progresista
América Latina vive un giro hacia un nuevo período de gobiernos progresistas que tendrán que asumir retos grandes en medio de la pandemia y a la vez entrampados en instituciones y leyes dadas para la acumulación del capital y el beneficio de multinacionales y grandes conglomerados nacionales. Sus márgenes de acción serán limitadas en tiempos y herramientas normativas e institucionales para lograr los cambios que necesita y espera la sociedad y que tengan en cuenta las condiciones del medio ambiente. Los aprendizajes del pasado ciclo progresista deberán pesar en este nuevo momento.
Los pueblos que constituyen el Estado Plurinacional de Bolivia se constituyen en un ejemplo de capacidad y fuerza popular con identidad propia y fuerza organizativa, que lograron revertir el golpe de Estado y retomar el control del Gobierno. El MAS ahora impulsa la idea y necesidad de crear o retomar bloques regionales políticos y económicos, un vacío que se formó al cerrarse el ciclo anterior con el desmonte parcial de la institucionalidad de integración impulsada por Hugo Chávez.
En diciembre pasado unas elecciones presidenciales trascendentales sorprendieron al resultar como ganador un jóven hijo del movimiento estudiantil que en 2011 salió a las calles contra una de las reformas educativas más regresivas para Chile. Gabriel Boric, candidato de un frente político de centroizquierda, logró duplicar su votación entre la primera vuelta (noviembre de 2021) y la segunda en la que obtuvo el 55% de los votos. La victoria se da tras el estallido social de 2019, la victoria del plebiscito que ha dado lugar a un proceso constituyente para reformar la constitución de la dictadura. El telón de fondo de esa victoria es una gran y diversa fuerza popular en las calles que logra iniciar un proceso de transición y superación de los gobiernos de derecha neoliberal. La convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente y el triunfo de Boric, dejan a los chilenos y chilenas en una ruta de mayor soberanía, recuperación de la democracia y redistribución de la riqueza social. Sin embargo, los movimientos populares tienen retos importantes como el de no dejar decaer la lucha social o dejarse institucionalizar. La perspectiva será el fortalecimiento y articulación popular de mediano y largo plazo.
Perú tendrá que superar los intentos de generar ingobernabilidad y polarización por parte de la derecha, y con un congreso no alineado lograr las transformaciones sociales que esperan del nuevo gobierno de Pedro Castillo.
Todo indica que Brasil transitaría hacia un nuevo periodo progresista, nuevamente, con Ignacio Lula Da Silva a la cabeza, lo que definitivamente cambiaría la dinámica regional dado el peso económico de este país en el contexto global. Los movimientos sociales tienen el reto de aprender de los gobiernos anteriores de Lula, y no bajar la dinámica de exigibilidad y lucha en la calle.
México está entre la espada y la pared; vive la tensión e ingobernabilidad que produce el narcotráfico, y por otro lado la presión de los intereses de corporaciones multinacionales en sus territorios, y más ahora que se sabe de las grandes reservas de Litio, además de sus reservas de petróleo. Aun teniendo un gobierno de corte progresista, las lógicas de la economía neoliberal y corporativista se imponen, dado el sometimiento político y militar frente a los EE.UU.
Colombia: paro nacional y la crisis del uribismo.
El modelo colombiano, ese vínculo entre Empresas, paramilitarismo, mafias y clanes políticos, para el control territorial y del Estado, con fines de acumulación de capital ha sido exitoso y se está exportando.
Se trata de un modelo articulado al control geopolítico regional, en la vía de generar inestabilidad, creando las condiciones para el flujo de grandes capitales legales e ilegales hacia paraísos fiscales, y como sustento financiero de las fuerzas de choque militar de alto impacto ilegales, tipo paramilitar o mercenarios. Este modelo es muy útil para EE.UU, porque le permite una entrada permanente de divisas, pero se traduce en un juego muy volátil que atiza los conflictos socio ambientales, políticos y sociales.
El factor Afgano podría tal vez, generar presión para un posible cambio en la estrategia de lucha contra las drogas de parte de EE.UU, girando hacia una postura más tendiente a la legalización. Otra ruta será la de mantener el negocio y al tiempo la guerra contra las drogas como motor de inestabilidad regional, regulando el fortalecimiento de redes transnacionales mafiosas en regiones estratégicas y en zonas de carga mineral importante.
Es en este marco que las elecciones de este 2022 en Colombia, tanto legislativas como presidenciales, cobran especial interés en un movimiento pendular: por un lado el giro regional hacia el progresismo y por otro, la profunda crisis de EE.UU perdiendo hegemonía global a manos del bloque Rusia-China. La disputa regional está viva y mueve hilos de poder y negociaciones cifradas, movidas globales que tendrán fuerte incidencia local y territorial.
La crisis en el modelo colombiano especialmente el electoral, ha hecho que sea necesario confluir mediante alianzas o coaliciones, en donde se enmarcan casi todos los movimientos políticos del país. A grandes rasgos, al igual que en la contienda electoral de 2018, hay tres corrientes traducidas en estas coaliciones: la derecha gamonalista, terrateniente y mafiosa, el autodenominado centro y el progresismo; sin embargo, en esta oportunidad hay un sector de “independientes” de derecha que tiene figuras como Rodolfo Hernández quién también responde a intereses de grandes grupos de poder en el país, pero se apropia de discursos dada su falta de criterio.
La derecha en Colombia se fragmenta, el uribismo se agota como fórmula usada por la oligarquía y potencias globales como la Unión Europea, quienes ven en el uribismo un problema para sus intereses que mejor se alinean con el santismo o la Coalición de la Esperanza. El proyecto político del mantenimiento del modelo neoliberal, el narcotráfico y la guerra no es suficiente para cohesionar electoralmente a los sectores de la derecha mafiosa y paramilitar.
Para el Senado cada partido tendrá su lista por separado, pero es sabido que la coalición de gobierno que actualmente opera en el Congreso se recoge en el Equipo por Colombia y el Centro Democrático. Para la contienda presidencial, tanto el Centro Democrático como varios miembros del Equipo por Colombia -que reúne las corrientes conservadoras-, decidieron que no habrá una coalición entre ambos sectores, decisión apenas obvia en tanto el sector político que no se desmarque del uribismo cargará a cuesta su deslegitimidad que ya alcanza el 71% después de un gobierno altamente desaprobado. Para Uribe es importante que esta unión no se dé en tanto puede influir en ambas candidaturas en una eventual segunda vuelta.
De todos modos el uribismo no ha muerto a pesar de estar muy debilitado como se puede ver en la configuración de su lista al senado -en la que se la jugaron por impulsar a la cabeza a un “joven” como Miguel Uribe Turbay- que no genera muchas sorpresas, y demuestra que el desmarque del Equipo por Colombia con respecto al uribismo es por no cargar el peso de deslegitimidad, más no porque no representen los mismos intereses, clanes y negocios. Por esto, los sectores democráticos y populares mantendrán esfuerzos en hundir definitivamente al uribismo y confrontar la apariencia alternativa que, en la misma ruta de las derechas globales, transita el Centro Democrático.
De no ganar la presidencia, el uribismo y los sectores de derecha tienen al menos tres elementos a su favor. En primer lugar, lograron tener un amplio control institucional incluyendo hasta la Registraduría, pasando por Contraloría, Banco de la República, Fiscalía, Procuraduría, entre otras instituciones de gran peso en la democracia fallida del país; en segundo lugar, la crisis que se profundizó con el aumento de la deuda pública la asumirá con mayor certeza el gobierno entrante; y por último, seguirán controlando gran parte de las empresas de la comunicación hegemónica. Con esto serán una oposición con poder.
Al fragmentarse el unanimismo hasta ahora existente, las fracciones oligárquicas lideradas por el expresidente Santos y sectores liberales, parecen tomar la iniciativa. Continúan con un distanciamiento radical con el uribismo, sin embargo se consideran diferencias de forma en tanto ambas corrientes defienden un modelo neoliberal, en detrimento de las clases populares.
Presentar una alternativa al modelo y tener ambición de transformación no es algo que se le dé a la coalición Centro Esperanza. Allí confluyen personajes de la oligarquía y la burguesía nacional con sectores autodenominados alternativos como ciertos sectores del Partido Verde. Sin embargo, la mayor transformación propuesta de estos sectores de las dirigencias del Verde, es un capitalismo más verde pero igual de regresivo.
La sombrilla que agrupa a estos sectores es autodenominarse como el centro en el espectro político. Esta corriente existe únicamente en lo discursivo porque en el plano material defiende todo el modelo económico y político dictado por los intereses de Estados Unidos y el capitalismo global. Su principal base se encuentra en un discurso moldeable que se apropia de consignas sociales y populares con fines electorales.
Bajo la lógica del tecnocratismo y el fin de las ideologías, este sector centra el ejercicio del poder en el mero hacer de la gestión pública, sin tener una lectura radical de las problemáticas sociales, políticos y económicos del país, en esto se asemejan con la derecha pura del Equipo por Colombia. En un escenario de agudización de las contradicciones de clase que atraviesa el país actualmente a causa de la pandemia y el resultado de un gobierno de derecha, reflejado en los altos índices de desigualdad y los levantamientos populares más recientes, la apuesta política del autodenominado centro no parece ser una opción viable. Es por esto que no hay aún un candidato presidencial que se muestre fuerte para la disputa presidencial.
La coherencia política no es algo que caracterice a quienes confluyen en esta coalición. Se encuentran sectores que ante la opinión pública fueron oposición, pero actualmente comparten proyecto de país, por ejemplo el Partido Verde y Dignidad que presentan su apuesta política de la mano del Santismo. Esta coalición tiene un gran sustento comunicativo de grandes empresas como Caracol, El Espectador y Blu radio que tienen una postura cercana al liberalismo y a Santos.
La apuesta del Pacto Histórico (PH) es ganar en proceso de unidad en la dispersa izquierda y los sectores de centro en Colombia con el fin de conquistar la presidencia en primera vuelta, y mayorías relativas en el congreso. Al interior del PH existen tensiones permanentes por formas antidemocráticas, por expresiones de una cultura política clientelar, patriarcal y caudillista, que se manifiesta en las actuaciones de Gustavo Petro y sus aliados. Hechos como abrir las puertas para que personajes de la política tradicional entren al Pacto o la definición de tener una lista cerrada para el senado han generado debates y malestares al interior. Petro, desde una lectura pragmática, está dispuesto a hacer las alianzas necesarias para conseguir la presidencia en 2022. Si bien es sabido que la apuesta del Pacto no es homogéneamente de izquierda, más bien progresista, no es común en Colombia ver líderes de la oposición dialogando con grandes empresarios o caciques electorales que representan una amenaza a su proyecto político. El resultado puede ser que se bloquee la posibilidad de abordar desde el gobierno transformaciones de fondo, como la superación de la desigualdad y violencia.
Existe una tendencia muy importante dentro del PH que le apuesta a fortalecer el liderazgo de Francia Márquez, que encarna banderas y formas más populares. No obstante está claro que se trata de una minoría en la colectividad. La consulta interna será muy importante para situar los alcances de dicha tensión.
Conquistar el gobierno será importante, pero no suficiente para impulsar cambios de fondo, pues el poder de los gremios operará como factor de contra reforma, que solo podrá ser removido nuevamente con los pueblos en las calles. Las lecciones del paro del 28 de Abril están aún por ser aprehendidas, pero sin lugar a dudas se ha producido un cambio en las mentalidades y culturas políticas de un sector importante de las clases populares, que deben ser bastión en el escenario de la disputa electoral, sin sumar mecánicamente gente en las calles con votos.
Las luchas populares se dejan ver como momentos de fuerza y presencia de insatisfacciones, pero aún con carencias en articulaciones fuertes y agendas comunes y capacidad organizativa de nuevo orden, en términos de generar transformaciones necesarias.
A la casta militar colombiana, tradicionalmente adepta a la derecha más pura encarnada en el uribismo y una de las más violentas del continente, le sale un actor que cobra especial importancia política: Veteranos por Colombia, militares que se juntan para rescatar el Honor Militar perdido, la lealtad constitucional y hacen frente a un sector infranqueable sumiso a la derecha mafiosa. Este actor puede generar contrapoder y contradiscurso de especial importancia, de hecho están participando en las movilizaciones sociales, acompañando a los jóvenes de Primeras Líneas y en el Pacto Histórico. De ampliarse este sector puede significar un importante respaldo a un gobierno del Pacto Histórico, cuyos electores dudan de cuál sería el nivel de obediencia de la cúpula militar en un eventual gobierno de Gustavo Petro.
El sector de la comunicación e información popular, y digital ha ganado espacios importantes en las redes sociales. En medio de las movilizaciones logró aportar un punto de vista desde el lugar de los hechos que, para las personas movilizadas, significó corroborar que los medios hegemónicos dejan fuera de sus agendas los hechos noticiosos desfavorables a los gobiernos de turno. Así mismo, demostraron que las plataformas están alineadas con los intereses de clase de quienes detentan el poder, no en vano asistimos a hechos gravísimos de censura en el marco del Paro Nacional como los apagones de internet en los territorios donde la movilización era la más álgida o la negativa de Instagram de publicar denuncias o transmisiones en directo de las confrontaciones entre los pueblos movilizados y el ESMAD. Los medios alternativos y populares gozan de mayor legitimidad que antes y las redes sociales como vehículo para conectar con las audiencias es una realidad que requiere mayor atención y despliegue por parte del bloque popular.
Es importante el espacio que está generando un sector de la iglesia que renueva la doctrina social y el compromiso con los pobres y centra su mirada en el cuidado serio y fundamentado del planeta como un cuestionamiento al poder y sus lógica y además creando un movimiento global para pensar otra economía posible: “la economía de Francisco”.
Los sindicatos han avanzado en una presión legislativa interesante, pero se han ido desconectando de las calles como ejercicio de lucha, generando divisiones y debilitando una fuerza ganada en el paro del 2019 y del 28A 2021. Tienen el reto de entender a la nueva clase trabajadora, informal y precarizada, que está luchando. También habría que comprender esas otras formas de acción política y brindar sus experiencias y recursos para asumir nuevas escuelas para jóvenes urbanos, entender que la lógica urbana exige otras maneras de lucha y presión como la digitalidad.
Finalmente hay que decir que la guerra y la paz siguen en la agenda social y política del país, pues el acuerdo entre el Estado y las Farc fue incumplido, al tiempo que nuevas estructuras surgieron de las guerrillas desmovilizadas y nuevas fuerzas paramilitares copan territorios. La guerra en lugar de disminuir se multiplica y escala.
“Casi 5 millones de colombianos siguen desplazados, según el IDMC. El Gobierno de Colombia ha reconocido el desplazamiento interno de más de 8 millones de personas.
Cerca de 110.00 personas han sido desplazadas o confinadas por el conflicto armado sólo en 2021, según la OCHA.
En los primeros nueve meses de 2021, se registraron 188 ataques mensuales contra civiles, según OCHA. Esto supone seis ataques diarios contra civiles.
Colombia sigue estando en el top 10 de los países con más bajas y accidentes por minas antipersona, y es el país donde más activistas ambientales son asesinados en todo el mundo.
NRC ha asistido a casi 150.000 personas afectadas por el conflicto en lo que va de 2021” (Consejo Noruego para los Refugiados, 2021).
Y la paz, sigue estando ausente.
Emergencia y consolidación de otras subjetividades políticas dentro de la movilización social
Durante los últimos tres años ha acontecido la emergencia y el fortalecimiento de diferentes sujetos políticos dentro de las movilizaciones y las manifestaciones dadas en el marco del Paro Nacional. Estos sujetos, encarnados en organizaciones, activistas, líderes y ciudadanías no organizadas; han constituído sus propias agendas, estrategias y repertorios de lucha, así como sus propias distancias frente a la articulación y el reconocimiento de la legitimidad de otras subjetividades políticas tradicionales o contemporáneas.
Algunas se manifiestan como movimientos feministas y de mujeres, de disidencias sexuales y de género, ambientalistas y ecologistas y las primeras líneas. Todas estas expresiones organizadas y no organizadas de subjetividades políticas, se manifestaron a nivel nacional en el marco de las movilizaciones y las manifestaciones que desde el 2019 se han encontrado en el Paro Nacional.
Con esto no queremos decir: a) ni que todas las mencionadas subjetividades emergieron propiamente del Paro, como si es el caso de las primeras líneas, b) ni que estas son las únicas subjetividades emergentes, pues falta profundizar sobre los colectivos artísticos de calle, de comunicación alternativa, skaters, entre otros; c) ni que que éstos sean los únicos sujetos que componen la movilización social, ya que sindicalistas, profesores, campesinos, indígenas, estudiantes, partidos políticos y trabajadores, siguen ocupando lugares preponderantes en la preparación y organización de los escenarios de acción colectiva.
Movimiento Feminista, de Mujeres y Disidencias Sexuales y De Género
Particularmente el movimiento feminista y de mujeres, es sin lugar a dudas, el movimiento que mayor crecimiento ha detentado en las últimas dos decadas en el país. Con una explosión ingente de organizaciones y simpatizantes no organizadas, las feministas y las organizaciones de mujeres no dejan de crecer tanto en número, como en capacidades militantes, como en espacios de injerencia y de articulación alrededor de todo él país. Si bien la realidad de los cuerpos feminizados sigue siendo precaria frente a la acumulación de capitales económicos, culturales y políticos que detentan los hombres en nuestra contemporaneidad; la lucha feminista y las políticas de género tienen cada día mas relevancia en las agendas mediáticas, los ámbitos académicos y los escenarios de disputa política.
Ejemplo de ello, es el primer movimiento político electoral feminista del país: Estamos Listas. Éste proyecto demuestra que el movimiento feminista y de mujeres, está cada día mas determinado en consolidar una política feminista en la que sean las lideresas, las que ocupen y participen en los escenarios de la política institucional estatal.
Estamos Listas logró recolectar 94.209 firmas, de las cuales 74.005 fueron avaladas por la Registraduría, para lanzar a 11 mujeres y disidentes sexuales y de género como candidatas para el Senado en los próximos comicios electorales. Actualmente, el movimiento cuenta con 2.290 mujeres y por decisión mayoritaria, han decidido respaldar la candidatura de Francia Marquez a la presidencia. Se tendrá que esperar a los resultados electorales para saber si la campaña política y la capacidad de influencia y reconocimiento, tanto dentro del movimiento feminista y de mujeres como en el de los simpatizantes, es suficiente para, que a través de la lista cerrada, logren superar el umbral de 550.000 votos que es el aproximado a alcanzar para una curul al senado.
Por otra parte, en cuanto a la movilización social, se convocaron a diversas marchas, plantones, acciones y conversatorios feministas a nivel nacional, en razón de las agresiones y violencias sexuales ejercidas por diversos actores en el marco del Paro Nacional. Por ejemplo, marchas feministas en varias ciudades y regiones frente al abuso sexual y el suicidio de Alison Mélendez en Popayan. Con expresiones como el vogue, el canto, la poesía, los podcast, los performance, entre otros, el aporte feminista a las movilizaciones, amplía la construcción de repertorios culturales y artísticos que cuestionan la legitimidad de los discursos y las prácticas patriarcales que se ciñen de maneras diferenciadas sobre todos los cuerpos feminizados. Para las organizaciones feministas del suroccidente del país, la participación en las mingas, las caminatas hasta Bogotá y Cali y el Paro Cívico de Buenaventura, fueron determinantes a la hora de establecer nuevos escenarios de lucha, de participación, reconocimiento y alianza.
En medio de la transición que hay entre el 2019 y el 2020 debido a la pandemia por el COVID-19, hay un escenario de incertidumbre y recelo para el movimiento social frente a la responsabilidad de convocar o no a marchas por el Paro Nacional. Es entonces, que en medio de la precariedad y la hipervulnerabilización de los cuerpos históricamente marginalizados por las consecuencias económicas de la pandemia, el que la Red Comunitaria Trans convoca de manera efectiva a la primera gran marcha después de la cuarentena y en medio de la pandemia. El 3 de julio de 2020 se llevó a cabo la marcha trans, que no sólo tuvo una versión en Bogotá, sino que otras ciudades como Medellín, Popayán, Tunja y Arauca, se unieron de manera simultánea.
Esto es particularmente importante, ya que las disidencias sexuales y de género vienen ejerciendo trabajos políticos, culturales y comunitarios fundamentales a nivel nacional que han permitido la consolidación de una agenda que atienda a las necesidades y los interéses de lxs sujetxs que no reconocen dentro de la matriz heterosexual. El vogue, como experiencia artística de resistencia y encuentro, fue un tipo de manifestación que resaltó en medio del 2021. Cientos de disidentes sexuales y de género militantes en la capital del país, se dieron a la tarea de construir coreografías, música, vestuario y arte como formas de protesta contra la sistemática brutalidad policial, desde el reconocimiento crítico de los discursos heteropatriarcales, que el movimiento social replica en algún momento.
Las primeras líneas
Adicionalmente, el Paro Nacional dejó la emergencia y consolidación de las primeras líneas (P.L.) como formas de organización espontáneas y no espontáneas que, en escenarios de manifestaciones y resistencias barriales, se hicieron necesarias para la protección y confrontación con las fuerzas policiales. Constituidas mayoritariamente por personas jóvenes, en condiciones económicas precarias, de diversos géneros y orientaciones sexuales, de barrios periféricos y con diferentes niveles de educación, las primeras líneas surgen en un contexto histórico marcado por la escasez, la precariedad y la violencia.
En un mundo interconectado las llamadas Primeras Líneas beben de la experiencia de Chile y Hong Kong tanto en el uso de elementos de protección como guantes, capuchas, gafas de uso industrial, láseres, escudos y teléfonos celulares, como en la organización y funciones dentro de la lucha social.
En medio de su política de control de la protesta y la persecución al nuevo enemigo interno, el Estado intensificó formas de represión estatal, tales como las detenciones ilegales, los allanamientos, las capturas, las infiltraciones y los seguimientos, así como las formas de represión paraestatal tales como desapariciones, violaciones sexuales, torturas y asesinatos de líderes, manifestantes y otros ciudadanos. Las P.L. se vieron envueltas en todo un estratagema del establecimiento para debilitarlos y acabarlos desde todos los frentes posibles.
Algunas de las P.L se dieron a la tarea de organizarse más allá de la ocupación de un lugar en el marco de las confrontaciones contra el ESMAD, la Policía y civiles armados, dando paso a formas de ser y estar en los territorios de manera permanente, a través de proyectos productivos, culturales y de protección.
Nuevas guerras, viejos conflictos
Luego de la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el Estado colombiano la guerra en Colombia se ha transformado, principalmente por dos razones: 1) por el ataque sistemático del gobierno Duque al Acuerdo con las FARC y el rompimiento de los diálogos con el ELN y 2) por la salida de FARC de los territorios y el copamiento por otros.
En el paisaje de los actores armados predominan los grupos herederos de negociaciones fracasadas: los actores herederos de las AUC en forma de diferentes grupos narcoparamilitares como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), Los Caparros, Los Rastrojos o Los Pachenca. Y de los grupos de disidencias de las FARC que se pueden caracterizar en tres grandes grupos: la Segunda Marquetalia al mando de Iván Márquez, el Bloque Suroriental al mando de Gentil Duarte al cual también está articulado el Comando Coordinador de Occidente y distintos grupos de disidencias locales.
La naturaleza de las antiguas guerrillas de las Farc ha mutado al igual que su carácter político dado que el control de las rentas ilícitas juegan un papel protagónico. Involucradas en una guerra contra sus antiguos compañeros de armas y contra el ELN, es incierto aún el futuro y el papel que están jugando en el conflicto.
El ELN ha venido en crecimiento y expansión territorial luego del rompimiento de los diálogos con el gobierno y la salida de las FARC. En el 2020 según Indepaz[1] las estructuras del ELN hicieron presencia en 211 municipios de 23 departamentos.
Actualmente el conflicto tiene unos focos de alta intensidad como Arauca, Norte y centro del Cauca, Pacífico Chocoano y nariñense, Sur de Córdoba y norte de Antioquia, nordeste antioqueño, Catatumbo, Putumayo y Urabá.
En Arauca explotó recientemente el conflicto entre un grupo de las disidencias de las Farc y el ELN. El ELN acusa a esta disidencia de trabajar junto con el Estado y la CIA para favorecer un plan militar contra Venezuela y contra el mismo ELN. Esta disidencia sería la responsable de varios ataques contra las fuerzas militares de ese país y del asesinato de Romaña y el Paisa, integrantes de la Segunda Marquetalia, quienes tras la muerte de estas personas junto con la de Santrich han sufrido fuertes golpes en su dirección.
La disidencia del frente 10 y otras bajo el mando de Gentil Duarte han intensificado la violencia contra organizaciones sociales como sucedió con la bomba contra la sede de las organizaciones sociales en Saravena, Arauca el 20 de enero de este año o el asesinato del ex coordinador de la Guardia Indígena en el Norte del Cauca Albeiro Camayo el 24 de enero.
Así las cosas, la disidencia dirigida por Gentil Duarte está sufriendo un proceso de degradación criminal progresiva y la Segunda Marquetalia ha sufrido fuertes reveses militares. La caracterización de estas organizaciones difusas será importante en el futuro próximo para asumir el reto que significan y definir una posible ruta de salida al conflicto armado.
En el Chocó está intenso otro frente de batalla, esta vez entre las AGC y el ELN, conflicto que ha dejado un saldo humanitario crítico, con cientos de desplazados de comunidades indígenas y negras.
En todos estos focos del conflicto participan también las Fuerzas Militares, en muchas de estas regiones tejiendo alianzas con actores ilegales e intensificando la guerra.
En medio de la dinámica electoral el conflicto tiende a intensificarse, ya que en toda coyuntura electoral o de lucha social, las contradicciones y tensiones sociales se profundizan.
A manera de conclusiones
Las tensiones globales seguirán marcando la dinámica relacional y la agenda global, dichas tensiones se profundizará en el campo económico rediseñando las agendas de los países en las regiones.
Estas tensiones globales, sobre todo en el campo del control del comercio global, generarán serias repercusiones en las economías regionales y sobre todo en el llamado sur global: economías dependientes que sufrirán desabastecimiento, aumento de los precios de insumos y alimentos, acrecentando la crisis social.
Estas tensiones están por supuesto, marcadas por las estrategias de guerra difusa del bloque occidental Europa/Estados Unidos, incidiendo en la vida interna de los países, potenciando protestas (caos) social con discursos democráticos como excusa como una reingeniería de la guerra fría, afectando territorios estratégicos para el suministro de materias primas.
Esta realidad pone un reto urgente para los pueblos y movimientos sociales: la necesidad de transitar hacia decisiones de autosostenibilidad y autoabastecimiento y soberanía alimentaria, entre otras urgentes decisiones. Así mismo replantea la urgente necesidad de crear bloques regionales para impulsar la autonomía regional.
La energía derivada de los combustibles fósiles y las llamadas energías alternativas, la captura de sus fuentes y control de sus avances, será un eje de lucha que se irá profundizando y marcando la agenda global.
La crisis de occidente, del modelo neoliberal y del ciclo de gobiernos de extrema derecha, le abre la puerta a un nuevo ciclo de gobiernos progresistas en América Latina, una oportunidad sin duda, pero siempre bajo el riesgo de ser un respiro adecuado para el regreso posterior y cada vez más autoritario de las derechas en América Latina y el mundo. Dependerá de la profundidad de los cambios que logren hacer estos gobiernos progresistas y la construcción de hegemonía desde el campo popular global.
El Planeta no da más. La crisis climática es real y se profundizan las consecuencias, entre ellas la formación de los refugiados climáticos. No hay respuestas de los estados ni del capital, y por el contrario se acentúa un modelo devastador.
El cambio real de modelo está cada vez más en manos de la gente de abajo, de los pueblos, no de los gobiernos y no pasa principalmente por las urnas y disputas electorales, no siendo esto menos importante; pero serán las movilizaciones y agendas de los pueblos los que traigan, dinamicen y pongan los cambios de fondo, reales ante un crisis que pone ya en riesgo la subsistencia, la vida, la permanencia de la especie humana y el planeta.
Es innegable el peso de las coyunturas electorales en las realidades inmediatas de los pueblos de Nuestra América. El reto está en comprender el momento con su debido telón de fondo, no agotar todos los esfuerzos en las elecciones y lograr avanzar en la articulación de la disputa en las calles para lograr las transformaciones necesarias para una vida digna.
Para el caso Colombiano se viene con seguridad el fin del uribismo y la posibilidad de un cambio de gobierno en medio de una crisis y un estallido social profundo. ¿Dará Colombia el Salto? NADA DURA PARA SIEMPRE.
Referencias:
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Rojas Bolaños, O., Insuasty Rodríguez , A., Mesa Duque , N., Zuluaga Cometa, H., & Valencia Grajales, J. F. (2020). Teoría social del Falso Positivo. Manipulación y Guerra. Medellín: Universidad Autónoma Latinoamericana. Obtenido de https://www.kavilando.org/lineas-kavilando/observatorio-k/8051-teoria-social-del-falso-positivo-manipulacion-y-guerra-libro
Zibechi, R., Insuasty Rodríguez , A., Martínez Angel, A. F., Vallejo Duque, Y., Barrera Machado, D., Valencia Grajales, J. F., . . . Villa Hoguín, E. E. (2021). Colombia: entre la rebeldía y la esperanza. Reflexiones en torno a la Movilización Social 28 de abril de 2021. Medellín: Kavilando. Obtenido de https://kavilando.org/editorial/52-editorial-luchas-sociales-y-populares/8845-colombia-entre-la-rebeldia-y-la-esperanza-reflexiones-en-torno-a-la-movilizacion-social-28-abril-de-2021
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[1] Indepaz. Los Focos del conflicto en Colombia. Septiembre de 2021. Disponible en http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2021/10/INFORME-DE-GRUPOS-2021.pd
* #OpinionesYDebates:
Un espacio de construcción Colectiva para pensar la compleja realidad que vivimos, buscando ahondar en categorías de análisis que nos permitan generar insumos para el debate en torno a la mejor comprensión de los que nos pasa, por qué nos pasa y de manera colectiva aventurarnos a pensar cómo transformarla hacia condiciones que salvaguarden la vida, el territorio, la cultura, los pueblos, nuestra historia desde abajo, nuestras identidades. Este primer esfuerzo se realiza en Alianza entre: Grupo de Investigación y Editorial Kavilando, Corporación para la Educación el Desarrollo y la Investigación Popular (CED-INS) y Centro de Investigación y Análisis de Medios (CIAM) alianza que esperamos vaya creciendo en el caminar de esta apuesta.
NOTAS RELACIONADAS:
Libro: Teoría Social del Falso Positivo. Manipulación y Guerra.