El Presidente Uribe, ¿es Colombia?

Linea Territorio y despojo

Al leer la entrevista otorgada por Gustavo Petro al diario “El Tiempo” el pasado 17 de septiembre, titulado “Agredir al presidente Álvaro Uribe es agredir a Colombia” no pude resistir la tentación de hacer al menos dos breves reflexiones.

 

Textualmente afirma el Senador y aspirante a ser ungido como candidato presidencial del POLO este domingo 27 de septiembre que: “la agresión verbal que viene sufriendo el Gobierno de Colombia por parte del gobierno venezolano, debe entenderse por parte de la izquierda colombiana como una agresión al conjunto de la sociedad colombiana. Así debe entenderlo también el Presidente de la República venezolana. No es a Uribe al que están atacando, es a la sociedad colombiana toda, porque las armas que se compran, las palabras que se pronuncian, el contexto en donde se están calentando las fronteras en este momento, agreden no solo al presidente Uribe sino también el conjunto de la sociedad colombiana. A pesar de todas las diferencias que sabe el país que tengo con el presidente Uribe, tenemos que ser claros. El Presidente de Colombia, es el presidente legítimo de los colombianos y las agresiones hacia el Presidente de Colombia como tal, son agresiones hacia Colombia como tal.”

 

La primera reflexión tiene que ver con el titular de la entrevista, extractado de la misma. Es obvio, a menos que estemos de acuerdo con la expresión de Luis XIV, “el Estado soy yo”, el Presidente Uribe no es Colombia. La crítica o “agresión”, de que habla, tiene que ver con la respuesta que los mandatarios de países vecinos, han elevado contra el establecimiento de siete bases militares norteamericanas en Colombia. Y en eso ellos tienen toda la razón, con todo y las intemperancias verbales del presidente Chávez.

 

La segunda reflexión, es más bien la respuesta al interrogante de si es equivalente, igual o siquiera parecido el establecimiento de siete bases militares norteamericanas en Colombia, con la compra de armamento francés y ruso por parte de Brasil y Venezuela.

 

Desde luego que no. Pero no solo porque las compras de armamento anunciadas corresponden a herramientas defensivas, con una inversión mucho menor que el que ha efectuado el gobierno de Colombia, vía presupuesto o vía “Plan Colombia”, en armamento de todo tipo durante los últimos diez años. Es también porque Brasil, Venezuela y las demás naciones latinoamericanas tienen el legítimo derecho a buscar mecanismos de defensa frente al incremento de la presencia armada en la región de un país que, como los Estados Unidos, gasta 620.000 millones de dólares anuales en armas, suma superior a lo que gastan en lo mismo todas las demás naciones del planeta juntas, y que además mantiene guerras de agresión en diversos sitios del planeta, con miras a afianzar su hegemonía global.

 

Colombia no es Uribe, ni el “armamentismo” de los gobiernos de los países vecinos se puede equiparar con el avance militar norteamericano en Colombia!. Todo parece indicar que sobre un engaño mediático, que tiene algún éxito pasajero, Petro está buscando levantar unos votos entre los uribistas. Esperemos que no se pretenda también, a nombre de la izquierda, “acordar el futuro” con ellos.

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