La Universidad ha de ser lugar de escucha, de encuentro, de lo diverso y no, de lo hegemónico

Linea Conflicto Social y Paz

Por: Kavilando

Con la participación de más de 1400 personas empezó en Ibagué, el VII Congreso Nacional y II Internacional de Paz (Redunipaz)

En la mañana del 21 de septiembre, en la ciudad de Ibagué, luego de realizarse la Asamblea Nacional de Redunipaz, se dio inicio al VII Congreso Nacional y II Internacional de Paz que sesionará hasta el 23 de septiembre.

Este importante espacio de discusión, disertación y propuestas en torno a la Paz, se inició a las a las 2 pm en el Auditorio Alfonso López Pumarejo en la Gobernación del Tolima, con una  asistencia registrada de más de 1400 personas, más de 20 ponentes internacionales, más de 80 ponentes nacionales y múltiples experiencias locales de paz.

El panel central inaugural, giró en torno a las lecciones aprendidas para la Paz.  Allí, Alejo Vargas, del Centro de pensamiento y seguimiento al diálogo de Paz de la Universidad Nacional, María Emma Wils, Jairo Estrada, Sergio de Zubiría y Javier Giraldo miembros de la comisión Histórica del conflicto Armado y sus víctimas, desarrollaron varias líneas de reflexión incluyendo su pensar en torno al papel de la Universidad en la construcción de Paz.

Se reflexionó con un tono propositivo y crítico.

Uno de los ejes de duscusión, giró en torno a esos obstáculos que encuentra el actual proceso de Paz, esas “Murallas del proceso de Paz” como lo enuncia Javier Giraldo, el paramilitarismo, una estructura Electoral altamente corrupta y corruptible, uno medios de comunicación que construyen irrealidades y que hace mucho dejaron de ser democráticos y unas Universidades que siguen construyendo conceptos “ficcionados” sobre los cuales constituyen o pretende crear realidades sin cuestionamiento alguno; conceptos como Estado Nación, Democracia Liberal, independencia, Libertad por ejemplo.  Para construir país se requerirá entonces, de construir y reconstruir estos imaginarios, construir desde lo real, lo concreto, para que así, de cara a nuestras propias realidades, logremos avanzar hacia procesos serios de transformación; esto se supone, debería ser la principal papel de la Universidad.

Urge además, desde todos los espacios formativos, Humanizar al OTRO, superar el odio visceral construido socialmente.  En esta lógica hemos de preguntarnos por la responsabilidad que tenemos como sociedad,  en la guerra, en su prolongación; hemos de preguntarnos como lo afirma María Emma Wils, qué papel jugamos como sociedad, en alimentar el odio, la exclusión en cada expresión cotidiana, en la formación de las nuevas generaciones. Y es que la sociedad también tiene su responsabilidad en ello y la tiene y debe reconocerlo para revertir dicha realidad; en esta misma lógica, Las Universidad también han sido engranajes de la guerra, en sus formas cerradas, dictatoriales, prolongando la exclusión, la división social, alejando el saber y construyendo ficciones desde las que no es posible seguir leyendo la realidad, a ella también le cabe responsabilidad, y le cabe el deber de aportar en los procesos de transformación.

El papel de la Universidad en la Construcción de Paz

La Universidad ha de ser “lugar de escucha de encuentro de lo diverso no de lo hegemónico ”,  ella ha de pluralizar el saber, construir saber desde lo propio, reconocer la propia realidad, no se posible que un joven universitario mucho menos que un docente o un administrativo, desconozca el lugar donde vive, su región, su historia, su cultura, si es así, ¿cómo es posibles entonces construir nuevo país?. A la Universidad le cabe una gran responsabilidad en esta aspecto.

Hoy la Universidad está de espaldas a los territorios, distante de su compromiso con las realidad regionales, con lo que ocurre y ha ocurrido en el país, en sus regiones, muy distante de sus propios procesos, conflictos, dinámicas, lógicas culturales, de sus víctimas, de la lucha por la defensa del a vida y el territorio, se ha de hablar de un país real, no de un país ficcionado e inexistente.

La Universidad tiene una tarea esencial en la construcción de identidad, de región, de territorios, de cultural, de sujetos plurales, diversos, que aceptan al otro aún diferente, contario, opositor, y es capaz de diálogo y acuerdos.

La universidad ha de aportar incluso, en la superación del centralismo endémico, del poder totalitario y aplastante, debe propender más bien por un poder horizontal compartido, ha de darse en la construcción de territorios, pues el territorio es Vida, Fiesta, Fraternidad, Alegría; territorios para el ser humano y la vida, no para los grandes negocios.

La Universidad hoy, ha de ser más una PLURIVERSIDAD.

Tiene la tarea de recuperar la dimensión cultural de los territorios y descubrir en ellos la inmensa sabiduría que contienen, investigar sobre la propia realidad, de-construirse, aceptar los otros saberes, debe interlocutar, abrirse a nuevas formas de saber propios de su realidad local, repensar por ejemplo el ordenamiento territorial, las lógicas de poder, de toma de decisiones, atreverse, ser voz, ser construcción de cultura de la inclusión, de la paz, de la alegría, del encuentro, de la integración de la naturaleza, de construcción de saberes y realidades,  de sentido, de la fiesta que representa el encuentro, de la construcción de mundos más humanos, equitativos, plurales. 

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