El Neo-paramilitarismo es la vieja consecución de la política criminal en Colombia.

Linea Conflicto Social y Paz

Por: Sara Leukos

En Neo-paramilitarismo, se radicaliza en los grandes espacios urbanos  y el estado debe reconocerlo para que  exista una  vía de des-paramilitarse

                   

                      Así se inclina la servidumbre entera, ante  el dinero agolpado a sus pies.  (Jean Michel Basquiat-Pintor Afro-americano)                                                                                                                                     

En Colombia hace presencia con más fuerza este nuevo neo-paramilitarismo, con nuevas caras de organización y subjetividades de criminalización, centrándose en  los espacios   urbanos: los barrios, donde la   territorializaciòn  multi-escalar de los espacios locales y lugares de guerra son ejecutados por organizaciones criminales denominadas: las Autodefensas Gaitainistas, Las Águilas Negras, con grupos de  los Urabeños, las Bacrim, Usuga, la Empresa, entre otros.

La actual consecución paramilitar, implica no solo esclarecer lo acontecido y lo  que está ocurriendo en los territorios. . Se requiere una desparamilitarizaciòn  del propio Estado, no es una  cuestión denominativa de  reconocer el  fenómeno,  sino de ejercer acciones sobre su política criminal.

Hoy día las entidades territoriales de los  pueblos campesinos,  afro-descendientes, indígenas en poblaciones tanto rurales, como urbanas   se ven afectados por la insistencia de los grupos armados. La re-territorializacion del paramilitarismo, se afianza  por un lado, en una economía emergente y  una acción militar en los barrios, y de otro lado, en un circuito de sostenimiento en  zonas  geográficas, bajo  rutas de comercialización droga . La droga,  no cae como llovizna del cielo, ni está en las puertas, ni en las ventanas de la casa, ello responde a  lugares  geográficos, re-territorializados  de manera multi-escalar bajo crimen  organizado puro y concento  heredado de todo el financiamiento  sistémico del  paramilitarismo  por hace más de 25 años.

El neo-paramilitarismo en  paisajes locales de  guerra.

La actual organización Paramilitar, queda rebasada. Hay todo un circuito económico y laboral impuesto en los barrios: una economía moral. Son las  puertas giratorias del paramilitarismo en Colombia,  que los medios de comunicación silencian.

Han pasado más de tres décadas, donde se repiten los  asesinatos, las desapariciones, hoy día su estructura no es realizar masacres, bajo plazas públicas, canchas de futbol, ni bajo parajes, fincas y  carreteras. No. Se ejercen los  asesinatos  de manera selectiva cuenta a cuenta en parques, vías y las denominadas “casas de pique”

Es el giro y  la consecución del terror, que versa sobre la monopolización de tierras y la defensa de monopolios económicos,  bajo los brazos armados de militares que están al servicio del poder político, una economía trazada por mafias de narcotraficantes, empresarios y  políticos amparados por sectores  armados de la fueras militares que hacen parte del Estado. Donde  no  se crean escenarios de Paz, condena a un pueblo a seguir en resistencia armada.

Hoy día, los  pueblos  campesinos,   afro-descendientes, indígenas y mestizos  se ven afectados por la insistencia de los grupos armados.

El Neo-paramilitarismo, hoy  se están concentrando en los  centros urbanos con más vehemencia que hace 20 años.; ello corresponde a una re-territorializaicon  en respuesta contra-popular  al tema de la paz., donde la  naturaleza paramilitar no  desarticula  su rol político.

El Neo-paramilitarismo  es la vieja consecución de la vieja  política criminal, el asesinar, despojar de tierras, asegurar los monopolios  económicos, amparar la explotación de los recursos, desaparecer personas, intimidar  y  asegurar la tierra como monopolio económico no es cuestión de una Democracia. Una sociedad que se postula democrática, es inaceptable  que bajo este supuesto modelito,  se  asegure la represión social y  se afianza  una fasticizacion del Estado.

La imposición de circuitos delincuenciales están generando todo un “orden social” de criminalización en la población en los  barrios de los departamentos  de Antioquia, Valle del Cauca, Bogotá, Meta, Cauca y Nariño, entre otros.

Mientras esto ocurre, se criminaliza la protesta social y popular, el actual gobierno de Santos genera una gran represión soterrada, encapsulada en su mirada de clase. Sin duda, no está lejano la violación de los derechos humanos como tiempo de Paz,  que  el Estado con su fascitizacion genera en los territorios.

¿Cuál es la naturaleza de este Estado? –un término es que se continúa   en acciones represivas y con grupos de neo-paramilitares, respondiendo a la vieja política criminal y delincuencial, los cuales, hacen todo un trabajo organizativo, bajo una economía  criminal  en los centros urbanos,  y de otro lado, se direccionan hacia los integrantes de los movimientos sociales y populares en asesinar líderes, operando con total impunidad.

¿Cómo  ver el trabajo  comunitario de los Neo -paramilitares? 

Este tema es de gran complejidad, sí se tiene en cuenta que existe un circuito  social  comunitario impuesto. Por un lado,  un factor endógeno de territorializacion  urbana paramilitar, bajo un trabajo organizado para comerciar alucinógenos en los barrios, es decir,  una red de trabajadores plenamente organizado que ejercen una   producción, distribución y  venta de droga, situación consentida por  sectores de  la policía y agentes civiles al servicio de grupos de narcos: 1. El  expendio y distribución de la droga, 2. Agentes armados en controlar los  territorios, 3. La   imposición  en  medidas restrictivas para la población. Esto implica un control territorial. De otro lado, factores exógenos, encubiertos,  donde hay un control no solo económico y político,  sino desde las cárceles de forma delincuencial  con miembros de paramilitares, existiendo un circuito de organización hacia “dentro” de los territorios y la consecución de amparo  por  parte de agentes militares y políticos regionales.  

La red paramilitar  se extiende  transversalmente, hoy día se le paga a un paramilitar,  un millón doscientos mil pesos (400 dólares) aproximadamente, por estar  activo en la red y presto al interior de cada uno de las reclusiones de las cárceles  para el servicio de las  redes urbanas que delinquen - ¿Cómo se sostiene  la estructura paramilitar? ¿A través de qué mecanismos económicos se sostiene, la economía armamentista? ¿Cómo se sostiene  ese circuito económico? ¿Es una  tercerización, la  económica  del circuito  de drogas, extorsión y control en los territorios?- Es sin duda,  un iceberg de representaciones sobre la violencia, toda una plataforma institucional que manera interna,  desde adentro del Estado se centra en  una re-territorializacion de zonas geográficas, bajo la consecución  de aparatos políticos regionales de poder político y económico.   Ante ello, frente al actual    proceso de Paz, el gobierno de Juan Manuel Santos, pretende invisibilizar la grave situación  de consolidación del paramilitarismo en las ciudades.

¿Desmantelar el paramilitarismo?

Mirar todas las dimensiones del fenómeno en función de una jurisdicción territorial: investigar, esclarecer que ocurre, no solo como medida nominal, sino desmantelar la política económica y criminal que contiene el Estado, con toda su instrumentalización de guerra. No es un asunto de rebatir con palabras, sino con hechos sobre el tema. El principal impedimento es que el Estado, sigue sin reconocer su paramilitarismo.

Des-paramilitarizar el Estado es crucial para que se desarrollen los puntos  acordados en la  mesa de la Habana para la Paz,  los cuales   serán neurálgicos para  un avance en materia y política de Paz.  En esta instancia el ELN-ha establecido su posición política, en relación a la  presencia paramilitar y su desmonte como principal discusión  en su horizonte de Paz.  Si bien hay marcadas diferencias por los dos grupos insurgentes, es un tema en común que se des-paramilitarice el Estado para que haya Paz.  Bajo los retazos geográficos de criminalidad impuestos, el Estado con respecto al paramilitarismo  está cóncavo y convexo, es decir incrustado en si-mismo, en  un doble rostro naturalizado: el bien como adorno y la maldad cohabitando. 

Para llevar  a buen término  una relación en cualquier sociedad,  en lo humano,  no se puede   cohabitar  con la maldad,  ni mucho menos con la violencia enquistada en los rincones más profundos del ser. Ello no hace posible  ninguna relación armónica, ni mucho menos política. Lo contrario a una armonía consensuada,  será una falacia, un engaño atroz.

Esta sociedad aún duerme, con un Estado represor. No aprende de los grandes acontecimientos de crueldad que bajo signos de atrocidades, des-humanización  y degradación en el ser humano, se continúa extendiendo el tiempo sin  romper  esa sala-cuna que cada uno  lleva, no hay una mirada desde el interior, el lenguaje  humano y político no se atisba, falta mucho.  El estuche dice el interior.  En ello  tiene gran razón el historiador del holocausto Christopher Browning.- -“Por desgracia, una cosa que hemos aprendido es que rara vez aprendemos de la historia”. 

Estamos en una fatalidad ruinosa de siglo, aún no hemos despertado, el alba aún no curca la noble  montaña para avisarnos el presente.

Hasta el retorno, 

Sara Leukos

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