Ojalá no sea tarde

Linea Formación, Género y luchas populares

El Banco de la República no se creyó el maquillaje estadístico hecho por el
DANE para hacer ver bonito el PIB y darle contentillo a su presidente Santos.

Con la bajada de 50 puntos básicos en su tasa de referencia, nuestro banco
central espera estimular una actividad productiva en ruinas, que difícilmente
levantará cabeza sólo con dinero barato, y espera que el Gobierno ponga de su
parte despegando una vez por todas la famosa locomotora de la infraestuctura.

Nada que arrancan las necesitadas obras en vías, puertos y demás que compensen
con su positivo efecto sobre la productividad la ya intolerable revaluación de
nuestra moneda, que como cáncer desindustrializa la economía y la transforma
en simple “centro comercializador” de productos importados.

Nuestro banco central teme la existencia de burbujas como la inmobiliaria, tal
y como se desprende de varios de sus análisis entregados al público en serios
documentos que anticipan claramente un encarecimiento de bienes no transables,
anticipando la terrible “enfermedad holandesa”, pero le teme más a una
desaceleración en la exigua generación de empleo formal y, por esta vía, a un
recrudecimiento de la destrucción de empresa nacional por cuenta de
importaciones baratas.

No basta con bajar los intereses, ya hasta los impuestos, como resultó de la
última reforma tributaria, si el Gobierno no ejecuta obras y sigue con
recursos paralizados en las cuentas del Banco de la República bajo la excusa
de que su inoperancia se debe a las autorizaciones de la Autoridad Nacional de
Licencias Ambientales, o de las comunidades afectadas con dichos desarrollos.
Disculpa mentirosa que poco maquilla su debilidad e improvisación, peor que la
existente en la administración de la ciudad capital.

Ahora se anuncia con bombos y platillos que para impulsar dichas obras de
infraestructura y apalancar al sector productivo el Banco Interamericano de
Desarrollo, presidido por un colombiano, nos suministrará a chorros recursos
de crédito externo, como si eso no generara más revaluación al monetizarse, y
oculta que el problema del BID es que no encuentra “marrano” a quien prestarle
para mantener sus “ventas” en un mundo financiero que abunda en liquidez y
dinero barato.

Ojalá no sea tardía la agresiva pero certera decisión del Banco de la
República. Ojalá el gobierno Santos despierte económicamente.

Tomado de: http://justiciatributaria.co/ojala-no-sea-tarde/

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