“Nuestro trabajo no se perderá –nada se pierde en este mundo–: las gotas de agua, aun siendo invisibles, logran formar el océano”. Carta de Bakunin a Eliseo Reclus
El 30 de Mayo de 2013 se conmemoraron 199 años del natalicio de Mijaíl Bakunin. ¿Por qué hablar hoy de él? Hablar de Bakunin es hablar de disputa, rebeldía, utopía y de una historia de lucha de los pueblos contra las opresiones que dan continuidad a un proyecto que, a costa de la miseria de millones de seres humanos en el mundo, se impone para garantizar los privilegios de unas cuantas minorías, creando instituciones, leyes y políticas que legitiman tal dominación.
Hoy rememoramos a Bakunin para reivindicar el trabajo de muchas personas que a lo largo de la historia han luchado por construir un mundo mejor. Hacemos memoria para combatir el olvido, la invisibilización, y reconstruir como parte de nuestro hacer militante las luchas que los pueblos han dado en cada momento frente a los problemas que la dominación y la opresión han constituido a lo largo de la historia. Pero también hacemos memoria para mostrar que, producto de esas luchas, nuestros pueblos han logrado generar fisuras, ganar victorias obligando a los poderosos a reconocerlas . Por lo tanto, nuestra memoria es la visibilización de las rebeldías del pueblo frente a las injusticias.
Pero a la vez que hacemos un reconocimiento de los y las luchadoras del pueblo, queremos ir al sujeto concreto, a Bakunin, y preguntarnos por la vigencia y pertinencia de su pensamiento para el momento actual. ¿Cuál es la vigencia de su pensamiento? y ¿por qué, sobre todo, es importante para continuar nuestras luchas? Hoy evocamos a Bakunin dentro de esos luchadores del pueblo para preguntarnos e invitarnos a reflexionar sobre el mundo que vivimos y la forma como damos las disputas para transformarlo.
Las luchas que se llevaron en el continente a través de procesos populares y que posicionaron gobiernos y alternativas para frenar el neoliberalismo ponen en cuestión una serie de problemas que hacen pertinente volver a preguntarnos por temas vigentes respecto al poder, el Estado, la dominación y la liberación. Así hemos presenciado la existencia de gobiernos alternativos que desde su institucionalidad han tratado de generar oportunidades y posibilidades para que los procesos populares puedan andar hacia paradigmas emancipadores.
Bakunin, en su crítica de dios y el Estado, cuestiona los principios que han instaurado la autoridad y el Estado, que, en relación con el momento actual sobre oportunidades y posibilidades que tienen estos proyectos alternativos y los movimientos populares, nos enfrenta a un problema que tiene que ver con la manera en como disputamos y posicionamos la construcción de una política desde abajo. Cómo reconstruimos los escenarios de decisión de los pueblos, recuperamos los espacios que nos han sido despojados sobre las decisiones de participación de los asuntos que nos atañen a todas las personas.
Pero además, cómo superamos los marcos que limitan la acción política a escenarios burocratizados, jerarquizados y bajo lógicas autoritarias o que se distancian de los procesos populares y favorecen los intereses de unas minorías. Es parte de la discusión de hoy en día que se encuentra en las agendas de proyectos transformadores que se preguntan por la necesidad de ir más allá del Estado y la construcción desde abajo de formas políticas que contengan las decisiones de las personas, las experiencias e historias de los pueblos y sus formas de organización de sus vidas.
Por lo tanto, hablar de Bakunin y posicionar la discusión sobre la alternativa de hacer una política diferente, la de los pueblos, nos lleva a otro escenario actual: para construir una alternativa debemos luchar contra la resignación y el conformismo imperante en nuestras sociedades. El neoliberalismo no sólo privatizó los derechos sociales, los territorios, sino que generó un proceso de despolitización y apolitización de las personas.
Primero a través de la violencia generalizada que los proyectos neoliberales desarrollaron en el continente, a través de las dictaduras, del asesinato de líderes y organizaciones en su totalidad, reproduciendo el miedo y el temor de pensar desde la pluralidad y la diferencia. Segundo, utilizó el espectáculo bajo el falso culto al mercado impuesto sobre la creencia del fin de la historia, ocasionando en la vida de las personas un distanciamiento, incluso apatía, frente a asumir un proyecto para su liberación. Pero además, la posibilidad de participar en la política por los marcos institucionales del Estado estaba acompañada de la tecnocratización, la cual se constituye en el mito de la dominación involuntaria, que genera un escenario de impotencia y frustración sobre las personas.
Hablar de Bakunin y luchar contra la resignación es posicionar la confianza y la esperanza en las personas, para que sean estas las que asuman las riendas de sus destinos, de sentir sus fuerzas en un proyecto colectivo y que ellas mismas sean quienes construyan los mundos nuevos. Así, en palabras de Bakunin, el “…descontento muy pocas veces produjo revoluciones. Vemos inclusive pueblos que están abocados a una miseria excesiva, y que, no obstante, no se mueven. ¿A qué se debe? ¿Estarán satisfechos de su posición? De ninguna manera. Proviene de que no tienen el sentimiento de su derecho, ni la fe en su propio poder; y por no tener ni ese sentimiento, ni esa fe, permanecen durante siglos siendo esclavos impotentes.”
Hoy hablar de Bakunin, a la vez que es hablar de formas diferentes de hacer la política, también es hablar de poder popular, del pueblo que se organiza, resiste y existe en el aquí y ahora para confrontar el modelo actual, para posicionar esa sociedad futura que desea ser. Es hablar del reto que esas experiencias de gobierno y proyectos alternativos deben asumir para posicionar la alternativa de las personas. Así, a la vez que rememoramos a Bakunin en la memoria de las luchas de los pueblos, lo traemos al presente para posicionar las luchas que en muchos rincones del mundo los pueblos seguimos dando por la construcción de un mundo nuevo. Porque no sólo confrontamos al modelo neoliberal y al capitalismo, sino también la urgencia en un momento donde la crisis de la existencia humana y de la naturaleza son una amenaza real, que nos obliga a ir construyendo, caminando y a la vez disputado ese nuevo mundo basado en la solidaridad, la justicia y la igualdad de los seres humanos.
Finalmente, no sólo se conmemoran 199 años de historia de un luchador de un pueblo: se celebran las luchas de los pueblos y los caminos que estos han transitado en la disputa por la construcción de alternativas. Por tal razón, hoy hablar de Bakunin es una invitación a seguir luchando, creando y construyendo poder popular.
“Organizar las fuerzas del pueblo para realizar la revoluciónes el único fin de aquellos que desean sinceramente la libertad”.
Mijail Bakunin
1. “Podemos decir que quienes luchan por la libertad son siempre los herederos de todos los vencidos de la historia,
pero esos vencidos son los que construyeron esas libertades, y los que obligaron a los poderosos a reconocerlas.” en: COLOMBO. Eduardo. La voluntad del pueblo. Democracia y anarquía. Tupac Ediciones. Buenos Aires 1ª edición. 2006. Pág. 20
2. MINTZ, Frank. Bakunin: Critica y Acción. 1 ed. Ed. Libros de Anarres. Buenos Aires 2006 (Utopía Libertaria) Pág. 26