Por. Juan Castro Soto. Kgosni.
El 10 y 11 de noviembre nos reunimos en la repú-blica de El Salvador representantes de diversas organizaciones de Latinoamérica, en el “Primer Encuentro de Economía Política”, organizado por la Red Mesoamericana de Educación Popular ALFORJA, a fin de recomenzar el análisis sobre el capitalismo en la región y buscar nuevas formas de llevar este análisis a la educación popular y a una transformación social.
En esta ocasión, por México se invitó a la Red Uni-dos por los Derechos Humanos (RUDH). Asistieron compañeros de Guatemala, Honduras, Costa Rica, Brasil, Argentina y desde luego El Salvador.
Se trataba de analizar los cambios del capitalismo en nuestros países desde la teoría marxista; pero no todo el “árbol social”, sólo lo económico, posponiendo la superestructura de la política y la ideología.
Claro, las políticas neoliberales fue lo común, desta-cando las subcontrataciones llamadas outsourcing, fre-cuentes en la economía de extracción. La terciariza-ción, aumentando el sector de los servicios subcontra-tados. Y la “cuarterización”, explicó Rubens, de Brasil, donde un trabajador es considerado empresa.
Otra constante fue la producción de partes y en-samblajes en diferentes países, lo que significa ahorro en costos para el empresario, aumento de plusvalía, inseguridad para el obrero, y protección contra posibles expropiaciones, ya que “a nadie le interesa expropiar una fábrica de tornillos que solo sirven en un aparato que se ensambla en otro país”. Y en todo esto, el prin-cipal perjudicado es siempre el trabajador, más depen-diente, más indefenso, más explotado.
Se dijo que la economía es mucho más compleja que en el siglo XIX, pero los conceptos marxistas si-guen válidos y sería un error no adaptarlos hoy, explicó Rocío, de Costa Rica. Y así, se analizó el aumento del sector informal, donde también existen relaciones pe-queñoburguesas al haber la relación obrero-patronal: siempre que uno es dueño de los medios de produc-ción y emplea fuerza de trabajo, hablamos de capital.
Se analizó que el trabajo “reproductivo” o de “cuida-do” que realiza la mujer en casa, prepara al hombre para trabajar, pero no se paga. Se discutió si la mujer debe recibir un pago por este trabajo, pero quedó claro que el trabajo doméstico debe ser otra categoría del trabajo.
Se discutieron muchos conceptos del marxismo, co-mo plusvalía, lucha de clases, proletariado, estado, etc. Y se habló de “desclasados”, como los comerciantes que com-pran y venden, sin ser patro-nes ni empleados de nadie; o los funcionarios públicos que no generan plusvalía.
Sin embargo, se dijo que en México sí hay patrones y proletarios en el gobierno, ya que éste es manejado como una empresa. El poder se apropia de los recursos públicos para obtener ga-nancias privadas a costa de los pobres salarios de los funcionarios menores. Hay explotación y hay una plus-valía entre los impuestos cobrados y los salarios.
El “estado” también resultó una controversia, ya que para el marxismo sólo puede existir como instrumento del capitalismo al servicio del poder oligárquico, afir-mándose que en una sociedad sin clases no hay nece-sidad de estado –refiriéndose al comunismo–. Por ello, desde el marxismo no puede haber “estados fallidos”, a menos que el capitalismo fracase. Sin embargo, se dijo que en México se lucha por un estado verdaderamente democrático y justo, al servicio del bien común, donde el poder esté en manos del pueblo. En este sentido se habló de “estados fallidos” en México y Guatemala, y porque la sociedad es parte de un estado pero no es tomada en cuenta.
Se cuestionó si el estado es un mal en sí mismo, o no se necesita; o si la sociedad lo ha pervertido, como pasa con el dinero. La RUDH, por su experiencia con la moneda comu-nitaria Túmin, enfatizó sobre la creación y manipulación del dinero por ser: 1) la principal materia prima para la explotación y la acumulación de riqueza; 2) el principal medio de dominación política, sustituyendo a la demo-cracia; y 3) el principal instrumento de control ideológi-co, ya que todo lo pensamos y medimos con dinero. Se presentó a la moneda comunitaria como parte de una corriente mundial de “economía solidaria”, cuyos valores y principios son contrarios al capitalismo.
Se dijo que es un instrumento de educación popular, pues a partir de un papelito vamos aprendiendo en la prácti-ca cómo funciona el capitalismo y cómo podemos or-ganizar la construcción de un nuevo mundo.