Por: Efraín Alzate.
Hoy los eminentes académicos que en las Universidades gozan de buena salud y buenos salarios, pasan temerosos las páginas de algún texto cuando allí encuentran el nombre de Marx. A mi modo de ver ni siquiera saben lo que este luchador intelectual hizo por los trabajadores. En las Facultades de Ciencias Sociales, de derecho o en una maestría de Derechos Humanos, vetar este nombre es como dejar la carrera a medias.
En nuestra Unaula con un ideario libertario puede crear la cátedra de dialéctica y marxismo, para que los estudiantes sepan pararse en el mundo que les tocó; ese mundo despiadado del neoliberalismo, ese mundo retrogrado y excluyente. La dignidad del trabajador hoy pisoteada por los potentados, solo se pude abolir con la recuperación de la capacidad de organización y lucha. Una empresa que no tiene organización sindical lleva a que los trabajadores sean mirados como sátrapas.
Karl Marx ha sido uno de los pensadores que más influencia han tenido sobre la historia contemporánea. Las doctrinas de este pensador, difundidas en textos como El capital, La ideología alemana y El manifiesto comunista (escrito en colaboración con Friedrich Engels) sentaron las bases del comunismo científico y se convirtieron en la fuente de inspiración para múltiples movimientos políticos y sociales de fines del siglo XIX y del XX. A partir del levantamiento popular de la Comuna de París en 1871, las ideas de Marx se convirtieron en el fundamento ideológico de una buena parte de los movimientos proletarios de todo el mundo. Con esta serie de fotos intentamos ilustrar diversos aspectos de su biografía y de su pensamiento.
El 14 de Marzo de 2013, se cumplieron 130 años del fallecimiento de Karl Marx. Un pensador-militante, cada vez más actual habida cuenta del desenvolvimiento de las contradicciones actuales del capitalismo y, por eso mismo, cada vez más necesario en la lucha por la superación definitiva de un sistema irremediablemente injusto, opresivo, explotador y predatorio. Como lo dice el epígrafe de la imagen que ilustra este blog, "Marx está viniendo". Sus ideas cada día gravitan con más fuerza en el mundo en que vivimos. El espíritu es el pensamiento cabalgando en la historia decía Hegel, por eso solo trascienden los años del olvido aquellos hombre de espíritu grandioso, y seguimos con ellos en la academia, porque son tea que indica caminos para hacernos más humanos. Socrátes, Platón, Aristóteles, Diógenes, Plutarco, Homero, San Agustín, Plotino, Descartes, Espinoza, Rousseau, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, Hannah Arendt y muchos otros de la modernidad y posmodernidad. Todos ellos nos dejaron legados intelectuales con los que hoy construimos ideas para un mundo mejor. Incluso las marchas campesinas de estos días nos han de llevar a recordar las luchas que promulgaba Marx, a propósito de la explotación del hombre por el hombre; Ninguno de los anteriores pensadores, incluido Kelsen padre del positivismo Jurídico conocieron el computador ni los celulares ostentosos. Marx vivió la explotación que padecían los obreros produciendo plusvalía y riqueza mientras sus hijos padecían desnutrición. Por eso los llamó a rebelarse. Las marchas del 29 de agosto en Colombia revivieron a Marx, porque solo la lucha arranca reivindicaciones al Estado que ignora lo que sucede más allá de las curules de los Honorables senadores.
Discurso del camarada y amigo, además de interlocutor intelectual Friedrich Engels ante la tumba en el cementerio de Highgate al inhumar sus restos
"El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, el más grande pensador de nuestros días dejó de pensar. Apenas le dejamos solo dos minutos, y cuando volvimos le encontramos dulcemente dormido en su sillón –pero para siempre. Es inestimable la pérdida para el proletariado militante de Europa y América y para la ciencia histórica. El vacío creado por la ausencia de este portentoso espíritu pronto se dejará sentir.
Darwin descubrió la ley de la evolución de la naturaleza, y Marx la ley del desarrollo de la historia de la humanidad: el hecho, oculto hasta ahora por un exceso de ideología, de que los hombres necesitamos en primer lugar comer, beber, refugiarnos y vestirnos para poder después hacer política, cultivar las ciencias, el arte, la religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios materiales más inmediatos y, consiguientemente, el nivel de desarrollo económico de una determinada sociedad en una época constituyen la base sobre la que se fundan las instituciones del estado, los conceptos legales, artísticos e incluso religiosos, base con arreglo a la cual deben éstos explicarse en lugar de al revés, como se ha venido haciendo hasta ahora.
Pero eso no es todo. Marx descubrió también la ley que gobierna el actual modelo de producción capitalista y la sociedad burguesa que ha creado. El descubrimiento del concepto de plusvalía arrojó luz de pronto sobre estos problemas que otros investigadores, tanto economistas burgueses como socialistas críticos, habían tratado en vano de solucionar. Dos descubrimientos como éstos serían suficientes para toda una vida. Feliz aquél a quien se deba tan sólo uno de ellos. Pero Marx hizo descubrimientos en todos los campos de investigación que trató, que no fueron pocos, y ninguno de forma superficial, incluyendo las matemáticas. Para Marx, la ciencia era una fuerza dinámica, revolucionaria e histórica. Por muy feliz que le hiciera cualquier nuevo descubrimiento teórico cuya aplicación práctica era aún imposible de adivinar, no era nada comparado con la felicidad que le causaba un descubrimiento que produjese cambios revolucionarios e inmediatos en la industria o en el desarrollo histórico social. Por ejemplo, seguía de cerca la marcha de los descubrimientos en el campo de la electricidad, y en especial los de Marcel Deprez.
Porque Marx era, ante todo, un revolucionario. Su verdadera misión en la vida fue contribuir, de un modo u otro, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, al que él fue el primero en hacer consciente de su propia situación de necesidad y de las condiciones de su. Y por todo ello Marx fue el hombre más odiado y calumniado de su tiempo. Los gobiernos, tanto los absolutistas como los republicanos, lo expulsaron. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían unos con otros en lanzar difamaciones contra él. Pero Marx hizo caso omiso, respondiendo únicamente cuando una necesidad imperiosa se lo exigía. Y ha muerto amado, reverenciado y llorado por millones de compañeros trabajadores revolucionarios desde las minas de Siberia a California, en todas partes de Europa y América y, me atrevería a decir, a pesar de sus muchos adversarios, sin apenas un enemigo. Su nombre perdurará en el tiempo, y con él su obra."