De La Investigación Universitaria En Colombia

Linea Formación, Género y luchas populares

Por: Ignacio Vélez Pareja- Ricardo Dávila L. De G.

A Partir del aserto de que la universidad en América Latina y Colombia no es nuestra y con referencia a O. Varsavsky, para quien todo nos llega transferido desde las naciones más desarrolladas, los autores abogan por una reflexión crítica en nuestras universidades y facultades.

Al discutir sobre la investigación y la docencia tratan estos contenidos como una unidad, lo que fortalece la acción del investigador en la cátedra. Presenta un camino  propenden por la formación de grupos de investigación en contraposición a investigadores aislados. Consideran que si no existe quehacer investigativo, los cursos de metodología de la investigación son inocuos. Al finalizar, identifican varios niveles de la investigación en relación con el avance académico.

El concepto de Ciencia: La ciencia es un producto humano que se encuentra condicionado a una situación histórica y a un tipo determinado de sociedad. Por lo tanto la ciencia no puede ser infalible, ni puede tener la capacidad de explicarlo todo, ni tampoco tiene como misión la de controlar la vida del hombre; más bien su misión es la de aportar al hombre un conocimiento de la realidad que le permita transformarla y así satisfacer sus necesidades. Cada tipo de sociedad requiere su propio estilo de ciencia en razón a que tiene su propio estilo de vida, el cual es diferente por su contenido y por sus problemas prioritarios. Así mismo, el aparato científico de cada sociedad "tiene métodos de investigación y sus criterios prácticos de verdad así como los investigadores tienen sus propias características sociológicas". (Varsavsky, 72, pág. 9).

Pensamos también que se hace necesario propender por la búsqueda de un pensamiento científico independiente, de acuerdo con nuestro tipo de sociedad y capaz de crear una ciencia, que con el tiempo puede llegar a diferente de la ciencia producida en otras condiciones y dirigida desde el exterior.  Se debe mantener el contacto con la ciencia mundial, pero a través de nuestra percepción crítica y no de un cordón umbilical. No podemos legitimar la validez de nuestro trabajo científico únicamente en los centros del saber de los países más avanzados, dentro de sus normas, su concepto de ciencia y su estatuto teórico. En nuestro medio puede existir, y existe, conocimiento producto de la investigación, válido, el cual posiblemente no sería considerado "científico " o "legítimo " dentro de un contexto diferente al nuestro.

La relación con la ciencia mundial debe ser tal, que se puedan aprovechar los aportes científicos externos; aprovecharlos en su verdadera dimensión, después de haberlos analizado y sometido a un examen crítico que permita desecharlos, modificarlos o adaptarlos a nuestra situación concreta. En este sentido se puede aprovechar el conocimiento científico aun cuando haya sido generado en condiciones diferentes, Para nosotros, el objetivo principal de la ciencia, es el de ayudar al hombre en la construcción de una sociedad justa, en la cual pueda desarrollarse realmente como ser humano. Entendemos también que la sociedad actual, no permite al hombre vivir como hombre.

Un conocimiento de la realidad colombiana La universidad en América Latina y en Colombia, posee un defecto esencial: no es nuestra. Más que mirar hacia el mundo tenemos un conducto, por "el que se transfiere todo lo que los países desarrollados entienden por ciencia, tecnología, cultura y a través de ello, su tipo especial de industrialización y frente al consumo, al trabajo y la sociedad". (Varsasky, 1972, pág. 87)

Pero no se debe caer en el simplismo de afirmar que la universidad está aislada de la realidad que la rodea. Todo lo contrario la universidad está articulada a la estructura económica y social, que en buena parte define su papel. Por ello, cuando decimos conocer la realidad nacional, lo que entendemos es que se reexamine y decante lo que ya existe, en función de nuestros objetivos nacionales y no de otros objetivos que no responden a nuestras necesidades.

Lo que se pretende es que el estudiante y el profesor, puedan reflexionar críticamente sobre su propia realidad. Que no se reflexione sobre la propia realidad, únicamente con textos y modelos de análisis y maneras de pensar extranjeras, tal como sucede hoy, en buena parte de nuestras universidades y facultades.  Así mismo nuestro estilo de vida, no es uniforme ni igual al de los países desarrollados, por ejemplo. Por ello, nuestras necesidades son diferentes. Y lo que la ciencia y la investigación deben satisfacer, son las necesidades surgidas de nuestro propio estilo de vida. Parte de la investigación que se hace en nuestro país y nuestro continente, responde más a las urgencias de los países desarrollados, que a nuestras propias necesidades y realidades.

Investigación y Docencia: La investigación y la docencia deben conformar una unidad de acción para el investigador, ya que es ésta la mejor manera de aportar al estudiante contenidos que eleven el nivel académico; esta unidad permite al profesor reflexionar sobre sus inquietudes intelectuales y científicas en la medida que investiga y traspasa parte de esas inquietudes y conocimientos a un auditorio preparado; de esta manera logra acercar al estudiante realmente a la realidad nacional, con conocimientos extraídos de esa realidad y superando el nivel mediocre y pragmatista que es tan característico de la cátedra colombiana.

La actitud positiva que el investigador debe tener hacia la investigación, es un elemento importante en la docencia. La forma como se realiza la docencia es determinante de la formación del espíritu investigador. Mientras en la Universidad se permita el florecimiento de una docencia mecánica, de transmisión de información, normativa, acrítica, aunque haya millones de pesos y equipos, no será posible la investigación como clima de trabajo.  Habrá eso sí uno que otro investigador, pero aislado, sin efecto multiplicador. La concepción bancaria de la educación mencionada por Freire, esto es, que se considera al alumno un receptor pasivo de la información, la cual a su vez se "devuelve” al profesor el día del examen, no es el caldo de cultivo de la investigación. Esta surge si hay una docencia crítica, no doblegada. La docencia crítica produce mentes inquietas e insatisfechas; y ésta es precisamente la primera piedra de cualquier esquema investigativo. Se necesita una docencia que haga surgir estas preguntas: ¿Qué? ¿'Porqué'? ¿Para qué? ¿Para quién? Que produzca unas mentes receptivas, pero no condicionadas ni domesticadas. Cuando la universidad cuente con este esquema no sólo producirá gente ávida de saber, sino que los docentes necesariamente poseerán la actitud necesaria para la investigación.

¿Cómo se puede lograr esto? Un docente interesado hacia la investigación y que desee transmitirla a sus educandos crea las condiciones favorables para que pongan en duda lo que él y los libros dicen; más que enseñar hace que sus alumnos aprendan a aprender. Si se logra que los estudiantes aprendan a aprender hemos construido la base para realizar una buena investigación. Con esto se reconoce un hecho que pocos tienen en cuenta: La universidad no da, ni puede darlo todo al estudiante. Lo que perdura es la capacidad de aprender sólo. La universidad que enseña y que no hace que sus estudiantes aprendan no cumple con su función de formadora, no deformadora, de hombres.

Cómo hacer la investigación: Antes de pensar en grandes sumas de dinero y centros de investigación es necesario que en el académico los estudiantes y las directivas, exista una actitud positiva y una necesidad de encontrar la verdad y de buscar el saber. Se debe destruir el mito que el quehacer investigativo es privilegio de unos genios desubicados y que son sólo ellos quiénes pueden hacerlo. Así mismo, que solo lo  puede llevarla a cabo quién posea un doctorado. Si se acepta la existencia de niveles de investigación (y de necesidades del país) o estadios de la investigación, se puede investigar tanto en pregrado como en posgrado. Con este criterio entendernos que el hombre investiga por naturaleza y que desafortunadamente la formación tradicional en el hogar, el colegio y la universidad elimina ese afán de búsqueda ¡El hombre nace con la actitud para la investigación pero, por medio de la educación formal tradicional, la anulamos! La formalización apresurada de centros de investigación, sin que exista un quehacer investigativo concreto con proyectos de investigación, investigadores y estudiantes vinculados efectivamente a esa actividad, es peligrosa. No sólo porque se derrochan los escasos fondos destinados a la investigación en esfuerzos áridos sino también porque se desgasta el concepto de investigación, al identificarlo con apariencias externas, con formas que no tienen contenidos y que la gente, los estudiantes, pronto ponen al descubierto y se llenan de desconfianza.

La productividad de un investigador y de la investigación, no es inmediata, por ello los reglamentos de investigación y de trabajos de grado hechos por personas que la desconocen o no han hecho nunca investigación, son destructivos aunque sus objetivos sean altruistas y busquen la promoción y el impulso de la investigación. Su efecto en la realidad, es todo lo contrario. El desánimo y el aburrimiento de los egresados que buscan terminar afanosamente su trabajo de grado, muestran claramente el resultado de estos reglamentos elaborados sobre ideas de lo que debe ser la investigación, mas nunca sobre lo que es, ha sido y debe ser. Por ello la "administración de los investigadores que compete a los decanos, jefes de departamento, de carrera,

etc., requiere de un cabal entendimiento por parte de estos últimos de la naturaleza del trabajo investigativo y de los investigadores. Los criterios de manejo administrativo no coinciden necesariamente con los criterios académicos". (Dávila, 1982, p.102). La formación de grupos de investigación es más apropiada que tener investigadores aislados. Estos grupos con una estructura muy informal, pueden funcionar alrededor de "líderes de proyectos". Sus miembros no son solamente investigadores sino asistentes y estudiantes. Este esquema de operación permite crear una "memoria institucional" que permite la continuación de] trabajo sin traumatismos, cuando sale un miembro del equipo, inclusive, el investigador principal. Se deben definir algunos temas de investigación que involucren una problemática realmente interesante para el país, la universidad, la facultad, los investigadores y los estudiantes. A través de esto se pueden y deben orientar los trabajos de grado Y las investigaciones de los cursos.

Para iniciar el quehacer investigativo, no se debe discutirlo mucho, ni reunir mucha gente para hacerlo. Se debe comenzar. La primera gran inquietud que es ¿Cómo iniciar la investigación, sí no sabemos hacerlo?" A esto se puede responder que la mejor manera de aprender a investigar es investigando. La creación de una base investigativa en una facultad no debe depender exclusivamente de la financiación externa. Para la facultad, el deseo real de hacer investigación se debe traducir en consolidar, a la par de la investigación, un área productiva y rentable en cuanto a recursos financieros, los cuales, deben ser reinvertidos obligatoriamente en investigación.

Los cursos de metodología de la investigación no se deben ofrecer en abstracto. Si no existe el quehacer investigativo, son inocuos. Pretender que con un curso al final de la carrera se va a contrarrestar el "mal ejemplo " de 9 semestres y de 60 cursos que son paradigma de la no investigación, es iluso. Casi se podría decir que no se puede enseñar a investigar magistralmente, en la cátedra. La investigación se aprende en la práctica, cometiendo errores, avanzando y retrocediendo; los métodos son una guía no una camisa de fuerza.

Conviene insistir que la investigación tiene varios niveles y que uno de ellos es el trabajo que se realiza en el pregrado a través de monografías de cursos y trabajos de grado. Este nivel, por lo tanto es factible en la universidad colombiana, en los programas de pregrado. Para que esta actividad se dé, se necesitan ciertas condiciones mínimas; se necesitan la existencia de un cuerpo de profesores de planta con un cierto grado de dedicación y compromiso; reconocimiento de la labor realizada por ellos; estímulos a esa labor por medio de participación en cursos, seminarios, publicaciones, etc., biblioteca, centro de documentación y hemeroteca adecuados; soporte secretarial eficiente, etc. En resumen, se puede y se debe hacer investigación en nuestra Universidad, en niveles diversos, centrados en la realidad, sin menospreciar lo que hacen los otros. Asimismo, la docencia tiene que estar articulado a la investigación, a través de un enfoque metodológico que produzca mentes críticas, ávidas de saber.

Referencias.

DAVILA, Carlos, "Lineamientos y experiencias sobre una Política de investigación en las Escuelas de Administración de América Latina, Tecnología Administrativa, Vol. II, No. 5, Nov. 1982.

VARSAVSKY, Oscar. Hacia una Política Científica Nacional, Buenos Aires Ediciones Periferia,  1972 Enero, 1984

Tomado de: Educación Superior y Desarrollo, Vol. 3. N 1, Ene-mar 1984, pp 48-54

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