Por: Redacción Ipad, El Espectador
El intelectual costeño que más influenció a las ciencias sociales en el país, es recordado por ser, junto a Camilo Torres, fundador del primer departamento de sociología América Latina.
Con la cercanía a la rememoración de los 50 años de ausencia de Camilo Torres Restrepo, la imagen de la Sociología ha vuelto estar en boga en la opinión pública. Y cuando hablamos de Sociología, no podríamos dejar de mencionar a Orlando Fals Borda. Cómo no hacerlo, si se convirtió en un referente ético y científico para estudiantes, investigadores y maestros que continúan citándolo constantemente, entre ellos, el reconocido antropólogo colombiano radicado en Estados Unidos, Arturo Escobar, figura insigne de la investigación social mundial.
La vida y obra de Fals Borda siguen despertando pasiones y debates en los pasillos y salones del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional, -que lleva su nombre-, y en cátedras como la de Investigación y Acción Participativa (IAP), que dedica una facción de su contenido a explorar la metodología que dio a conocer a este pensador caribeño en las universidades del mundo.
Fals Borda era, ante todo, un humanista que enseñaba a sus estudiantes a sumergirse en el campo de la práctica, de la observación en terreno, a oír y hablar con un lenguaje sencillo, aunque se tuviera un gran conocimiento. Pero sobre todo a valorar el conocimiento que era despreciado por ser de origen popular.
Una larga vida vivida a contrapelo haría que su figura y su memoria no pasaran inadvertidas en la Universidad Nacional. Pero sobre todo, sería su postura frente a las adversidades, lo que marcaría la estampa de su legado como un hombre que confiaba en la humanidad.
En el plano académico, no sólo fue precursor en el país del estudio de la sociología como ciencia, sino que, junto a Eduardo Umaña Luna y Germán Guzmán, fue pionero en el estudio sistemático del fenómeno de la violencia en Colombia, (produciendo un libro titulado de la misma forma) poniendo en la opinión pública los horrores que padecieron los habitantes del territorio nacional durante las luchas partidistas del siglo XX.
Sus obras son ampliamente reconocidas y citadas, entre ellas ‘Campesinos de los Andes: Estudio Sociológico de Saucío’, ‘Ciencia propia y colonialismo intelectual’, y los cuatro tomos de la ‘Historia doble de la Costa’, entre muchas otras, han causado un gran impacto en el mundo académico, siendo centro de debate en los congresos internacionales y coloquios.
Siempre poner la otra mejilla
Fals Borda no respondió con la ley del talión, cuando se enteró que Camilo Torres, su compañero de empresas intelectuales, -con quien fundó el primer departamento de sociología en América Latina en 1959- había perdido la vida en Patio Cemento, Santander, enrolado en las filas del Eln. Aun sabiendo, que como a Camilo, cientos de estudiantes lo hubieran seguido como ciegos a la guerra, prefirió acudir a la investigación, a la academia, y a entender el porqué de los hechos, buscando la transformación de la realidad social desde las necesidades de las comunidades.
Tampoco respondió con odio cuando salió a finales de la década del sesenta, del departamento de sociología que el mismo había parido. Un episodio doloroso que marcaría su relación con la Universidad Nacional, tan sólo regresando a este claustro educativo como profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI).
Su actuación en el campo político
Con firmeza, el intelectual barranquillero denunció la violación y los vejámenes a los cuales fueron sometidos cientos de luchadores sociales y defensores de los derechos humanos a través de la historia política del país, siendo también, perseguido y señalado (como bien recuerda la historiadora Marta Herrera), junto a su esposa, María Cristina Salazar, de ser colaboradores del M-19.
Hoy poco se habla de la participación de Borda, en la revista Alternativa, junto a Gabriel García Márquez y Enrique Santos Calderón. La publicación semanal fue uno de los proyectos periodísticos más influyentes de las últimas décadas, desde la cual, haciendo uso de las metodologías de investigación modernas, Fals Borda denunció la desigualdad social, la exclusión política y la pobreza.
En el ejercicio formal de la política, representó a la Alianza Democrática - 19 (AD M-19) durante la Asamblea Nacional Constituyente en 1991 y apoyó diversos procesos sociales y políticos que lo llevarían a ser nombrado presidente honorario Polo Democrático Alternativo (PDA).
‘Sentipensar’
Conocido por impulsar el sentipensamiento (pensar con el corazón, con los sentimientos) ‘sentipensar’ para responder a los fríos lineamientos de la racionalidad cartesiana y el positivismo; sentipensar la vida, la economía, la Universidad Nacional, les decía a sus estudiantes. Fue ante todo un pensador caribeño, eso lo sabían muy bien sus amigos, entre ellos Eduardo Galeano que viajó en 1986 a Bogotá para presentar, a ritmo de los gaiteros de San Pelayo y el conjunto de danza Santa Catalina, el cuarto tomo de la obra ‘Historia doble de la Costa’, una obra insigne que se sumerge en la cultura del caribe colombiano, mostrando una historia propia, sus aciertos y derrotas.
Hasta el fatídico 12 de agosto de 2008, Fals Borda nunca perdió la esencia de aquel joven costeño ávido de saber, que charlaba hasta altas horas de la noche con sus maestros en el Colegio Americano de Barranquilla, ese joven que encontró la sociología en los últimos cursos de su maestría en la Universidad de Minnesota, que creía que la paz del país estaba en fortalecer el campo, ese joven aún vive en las estructuras de la universidad pública más importante del país.
“El país pierde a un verdadero académico y a un militante auténtico. A diferencia de otras personalidades de la vida pública, que con el devenir de los años tienden a moderar sus opciones políticas, cuentan con humor quienes conocieron al maestro Fals Borda que ‘entre más viejo, más radical’, anotaba el editorial de El Espectador del 13 de agosto de 2008.