Por: Sammir Antonio Rojado
La fundación Metrópoli, entidad con sede en España, ha firmado un convenio de cooperación con la Financiera territorial del gobierno colombiano (Findeter) y con Microsoft para implementar lo que han llamado “El diamante Caribe Santanderes”.
Esta apuesta regional busca integrar a la costa Caribe con los Santanderes para el diseño de territorios inteligentes, que mejoren la competitividad de la región y la cooperación entre las principales ciudades y territorios y hacer de estos “el gran motor de la economía y de la mejora de la competitividad en Colombia”. Sus proyectos estratégicos “pueden ser físicos (distritos digitales, plataformas logísticas, ecocomunidades, sistemas de transporte colectivo, etc.) o soluciones digitales para mejorar el funcionamiento del territorio, la innovación y la calidad de vida”, según las declaraciones dadas por el presidente de Findeter, a El Heraldo, el 12 de enero.
imagen: probarranquilla
Qué son los Diamantes Urbanos
El concepto de ‘diamantes’ urbanos emerge de la nueva tendencia mundial con nuevas organizaciones territoriales, conocidas como súper ciudades, que han surgido del desarrollo de los centros urbanos y sus áreas metropolitanas o de influencia. El uso de este concepto hace referencia a una estructura urbana conformada por puntos y líneas, donde los puntos son las ciudades y las líneas las conexiones entre ellas. Su importancia se da por el potencial y su capacidad de transformación partiendo del uso de tecnología digital. Este tipo de estructuras urbanas ya se desarrollan en Estados Unidos, Europa y Asia. Se estima que las 40 súper ciudades del mundo tienen el 18 por ciento de la población mundial, pero concentran el 66 por ciento de la actividad económica global y el 85 por ciento de la innovación tecnológica y científica.
Con esta propuesta pretende el capital transnacional en asocio con la oligarquía colombiana, explotar al máximo y de manera acelerada los recursos y el potencial de riqueza que tienen estas dos subregiones, convertidas en una para facilitar tal operación. El Diamante Caribe lo comprenden los 7 departamentos de la costa y los dos Santanderes, con sus nueve ciudades capitales más Barrancabermeja. En este momento, la propuesta cuenta con una inversión inicial de 2.000 millones de pesos y se encuentra en un proceso de diseño, de consultas, elaboración de diagnósticos y estudios de factibilidad que deberán finalizar en marzo de este año, cuando será entregada a Colciencias en representación del gobierno nacional para su desarrollo.
Esta propuesta se inscribe dentro del modelo de ciudades sostenibles y competitivas, que impulsa en Colombia el Findeter y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), siguiendo una de las cuatro mega tendencias que tienen hoy las ciudades en el mundo, como es la de ciudades globalizadas, en donde el comercio, el turismo y la industria, serían los tres renglones económicos que moverían a la región, teniendo en cuenta que según esta tendencia, en la nueva economía mundial, ya no compiten los países, en cambio si compiten las regiones y ciudades con sus grandes potencialidades y capacidad de aportar ventaja comparativa a las empresas.
La riqueza en disputa
Es bueno recordar algunos datos y cifras que nos ilustran el gran potencial económico, cultural y humano que tiene esta región, factores que motivan el proyecto, junto al apetito voraz de sus impulsores.
En el territorio del Diamante reside el 29 por ciento de la población colombiana, se genera el 23,1 por ciento del PIB del país y a través de su territorio se canalizan el 90 por ciento de las exportaciones de Colombia y abarca el 16,1 por ciento del territorio nacional.
En este territorio, se encuentran también 20 áreas metropolitanas con ciudades como Barranquilla y Bucaramanga, como pilares de los TLC en sus regiones. También se cuenta con un corredor ecológico que llega hasta el corazón del país que es el río Magdalena, cumpliendo un papel de conectividad con el interior a través de sus puertos fluviales importantes en Santander y el Atlántico.
La riqueza minera presente hoy en la región Caribe colombiana son en su orden: Carbón, gas, petróleo, ferroníquel y oro. Las minas de carbón están localizadas principalmente en los departamentos de La Guajira y Cesar; el gas se explota en la Guajira, Sucre y Cesar principalmente; el petróleo en Bolívar, Sucre y Atlántico; el ferroníquel en Córdoba y el oro en Bolívar principalmente. Adicionalmente se cuenta con dos plantas de refinación de crudo, una en Cartagena y la otra en Barrancabermeja, además de la industria petroquímica.
Depredación social y ambiental
Desde los años ochenta del siglo pasado, se ha prometido bienestar y desarrollo a los pobladores del Caribe colombiano, que vendría con la llamada Apertura Económica y luego con los TLC en el presente, presentando los mismos argumentos y programas, pero la realidad ha demostrado que ni lo uno ni lo otro.
Por el contrario, hoy la costa Caribe sigue siendo la región con mayor índice de pobreza, mayor desempleo, informalidad, inequidad social y económica, la violencia y el abandono del Estado no se han superado.
Entonces, ¿quién garantiza que ahora sí van a cambiar las cosas con el Diamante Caribe Santanderes? De acuerdo a esta experiencia vivida, no podemos esperar otra cosa que la continuación del saqueo de nuestros recursos naturales, el deterioro ambiental por la construcción de las nuevas autopistas, mas informalidad, enajenación cultural y en últimas el deterioro progresivo de la calidad de vida del ser caribeño y Colombiano.
Se dice que el impulso que ha tomado la economía colombiana es debido a la locomotora minero energético, en donde el 60 por ciento de la inversión viene de ese sector. Pero ¿de qué sirve que tengamos una economía basada en estas locomotoras, a la explotación de nuestros suelos y riquezas, si ello no genera empleo, oportunidades, calidad de vida y por el contrario agudiza más la concentración de riqueza y la inequidad en la región Caribe y en Colombia?
La Jagua de Ibirico, Codazzi, Becerril, El Paso, Chiriguaná, municipios del Cesar, han sido considerados “Área fuente de contaminación” por la emisiones que produce la actividad minera. Las playas de Santa Marta y Ciénaga y los barrios de Siape en Barranquilla están bañados de polvillo del carbón.
Estos son ejemplos del impacto ambiental y social que esta actividad produce, amén que la región atlántica tiene el mayor número de pobres en el país comparado con otras regiones. Según el índice de pobreza multidimensional, un 41,8 por ciento de nuestra población es pobre, lo que contrasta con el gran potencial de riqueza, especialmente el minero-energético.
Los efectos negativos de los embalses de Urrá I y Urrá II sobre el rio Sinú y la biodiversidad, siguen siendo enormes y preocupantes. El rio Sinú que es considerado biológicamente el más rico del planeta está siendo agredido y afectado en sus riquezas, que son las mismas que en un 90 por ciento aporta el mar Caribe. Esto es lo que se ha podido apreciar en estos 20 años de la hidroeléctrica. Los cordobeses, costeños y colombianos, no sabemos que estamos perdiendo un patrimonio ecológico, cultural y biológico para esta generación. Urrá ha afectado todo esto y las únicas ganancias que tenemos es desplazamiento, muertes y desempleo. Han sido 20 años arrasando con uno de los parques naturales más ricos del planeta.
Por otra parte, un estudio realizado por la Red de ciudades llamado: “Pobreza, desigualdad social y sostenibilidad urbana” del año 2011, señala que Colombia es uno de los cuatro países que tienen menos éxito en la reducción de la desigualdad entre 18 que se analizaron y que en los últimos 20 años fue la nación que más aumentó las desigualdades urbanas. Las diferencias entre el rico y el pobre se duplicaron y la desigualdad del ingreso aumentó en un 15 por ciento. Además, es el único país donde la totalidad de las ciudades estudiadas aumentaron en su desigualdad.
Entonces, ¿qué ha pasado con los ciclos de crecimiento económico de los que ha gozado el país? Lo que sucede es que ese crecimiento económico experimentado desde mediados de los noventa no fue para los pobres, es decir, no basta con crecer económicamente, no es el crecimiento el que reduce las desigualdades, sino la atención que se le da a la desigualdad misma.
Una propuesta alternativa
Lo que le queda a la población del Caribe, de los Santanderes y de Colombia en general, es la organización, la conformación de amplios y fuertes movimientos capaces de construir con todos y todas, propuestas de Nuevo País, de región y de ciudad, que tengan en cuenta las necesidades de los pobladores, su idiosincrasia, su cultura y sus sueños de futuro.
En contraposición al proyecto Diamante Caribe Santanderes, proponemos:
1. Un modelo de desarrollo que integre la ciudad región, en sintonía con el desarrollo nacional para todos los colombianos.
2. Trabajar por la autonomía regional como región Caribe, aportando a construir Nación a partir de la diversidad.
3. Desarrollar una economía para el Buen vivir, aprovechando las nuevas tecnologías, la innovación y la nueva economía con los sistemas de información.
4. Desarrollar una política ambiental de exploración y explotación racional de los recursos naturales en armonía con la naturaleza.