Por: Marco Martínez
Los adictos al petróleo acabaron primero con las reservas mundiales de crudo liviano, ahora se chupan los crudos pesados y en sus planes, el turno siguiente corresponde al gas y petróleo atrapados en el subsuelo, en rocas tipo esponja (pizarras y esquistos), a las que trituran y exprimen, causando terremotos, daños a las aguas subterráneas y destrucción generalizada al medio ambiente y a la vida de la gente.
Para demoler el subsuelo echan mano de la técnica de fracturamiento (fracking en inglés), ampliamente rechazada y prohibida en los Estados Unidos y la Unión Europea, que las multinacionales usan sin restricciones en Colombia.
Los medicamentos prohibidos en los países ricos, nos los venden a nosotros; las tecnologías destructivas prohibidas en el Norte del planeta, se practican acá abiertamente. A los políticos y gobiernos colombianos cómplices de las multinacionales, poco les importa la vida de la gente y del planeta, entonces, esta primordial tarea queda en manos de la sociedad.
Depredación y guerra igual a petróleo
No hay guerra hoy en el mundo, que no esté mediada por la disputa por el petróleo; Irak, Libia y Afganistán son el ejemplo reciente de la agresión imperialista permanente, para saquear este recurso.
La amenaza del imperio no es solamente a los países que tienen las grandes reservas de hidrocarburos, como Venezuela y los países del Medio Oriente, sino que la extracción y búsqueda de hidrocarburos es una seria amenaza para acabar el planeta.
Hoy en el mundo se queman el equivalente a 80 millones de barriles diarios de petróleo, que produce la emisión de gases de invernadero, los que afectan grandemente la capa de ozono, que nos protege de los rayos ultravioletas del sol. Los expertos calculan que se están consumiendo anualmente, las reservas de dos países productores de petróleo.
La explotación petrolera no solamente afecta la atmosfera y el aire que respiramos, sino también el suelo y las fuentes de agua, debido a la tecnología destructiva y al el manejo irresponsable de las empresas petroleras.
Ahora las multinacionales petroleras afectan mucho más el subsuelo, porque ante el agotamiento de los yacimientos de crudos livianos, acuden a los crudos pesados y para su extracción se necesita inyectar a los depósitos donde se encuentran, gases a altas temperaturas y disolventes, para que fluyan normalmente a la superficie, afectando las fuentes subterráneas de agua y las formaciones geológicas, tecnología que vienen proponiendo a Colombia los canadienses de Pacific Rubiales Energy.
El turno para exprimir pizarras y esquistos
La situación se tornaría más grave para el planeta, si se permite la explotación de los crudos no convencionales, como son el petróleo y el gas alojados en esquistos, con la llamada técnica fracking.
Los esquistos son rocas que se comportan como esponjas, las que por ser poco permeables retienen el petróleo y para sacarlo de allí se requiere la inyección a alta presión de agua y arena, lo que produce fisuras o fracturación del subsuelo, conocido como fracking.
La revista Alai en una investigación de G. Gorraiz L., llamada El fracking como panacea energética universal, denuncia que "dicha técnica, hija del ingeniero George Mitchell, consiste en la extracción de gas natural no convencional mediante la fracturación de la roca madre (pizarras y esquistos), para la extracción de gas de esquisto (shale gas) y de petróleo ligero (shale oil)", atrapado en estas rocas madre en una especie de esponjas, las que no permiten que fluya normalmente a la superficie del pozo perforado.
El fracking en Europa y EU es ampliamente rechazado por su impacto ecológico y daños irreparables a la gente: "su utilización con posteriores contaminaciones de acuíferos y actividad sísmica, del que sería paradigma la pequeña localidad de Assumption, en Luisiana, EU", donde un juez la prohibió para proteger a la población, el suelo y subsuelo. Esta técnica no tiene los avales científicos definitivos, por lo que está prohibida su utilización en la mayoría de los países europeos.
Se desinfló la “burbuja del esquisto” gringo
En los Estados Unidos pretendieron solucionar su problema de abastecimiento acudiendo a las reservas de esquistos. En 2011 el gobierno contrató a una empresa independiente, para hacer una estimación del petróleo técnicamente recuperable, que concluyó en que existían unas reservas de 13.700 millones de barriles de petróleo.
Otro informe de este año, encontró que tal reserva no llega a 600 millones de barriles, es decir, una cantidad 96 por ciento menor que la primera estimación, la que sólo cubriría 33 días de consumo de EU, según reporta el diario Los Ángeles Times, el pasado 20 de abril.
Dando por cierta aquella “burbuja del esquisto”, los EU se declararon auto suficientes en gas y petróleo, y tenían previsto disminuir en más de un millón de barriles diarios, las importaciones de crudo venezolano y mexicano, petróleo que seguramente iría al mercado chino.
El desinfle de la “burbuja del esquisto” de EU, impacta sobre los países que tienen grandes reservas de hidrocarburos, contra quienes el imperio norteamericano dirigirá con más fuerza su maquinaria de guerra y saqueo, para intentar colmar su insaciable sed de petróleo.
Lo prohibido por allá, es permitido aquí
En Colombia la formación geológica conocida como La Luna, en el valle del Magdalena Medio, concentra un potencial de hidrocarburos atrapados en esquistos, de 2.500 millones de barriles, un poco más de las reservas probadas con que cuenta el país; dichas reservas de manera irresponsable ya están siendo ofrecidas a las multinacionales, en la Ronda anual de entrega de territorios petroleros, que se hace este mes.
Los expertos John Deutch, profesor del Massachusetts Institute of Technology –MIT-, delegado de Obama para temas energéticos de Estados Unidos, y David Nelsin, estuvieron recientemente en el país para dar instrucciones a sus agentes en el Ministerio de Minas y en la Agencia Nacional de Hidrocarburos, para organizar el plan de extracción de este petróleo.
Hasta cuando Colombia tendrá que soportar los atropellos de las multinacionales y la de sus agentes, apoyados en funcionarios apátridas que tanto daño hacen al país y a la humanidad.