Travesías Colombo-venezolanas: Crónicas de migración.

Linea Territorio y despojo

Por: Wilson Quintero Quintero*

Una serie de factores económicos tales como la desindustrialización, el desequilibrio en la balanza de pagos, la crisis del petróleo, el crecimiento de la deuda externa –como crecerá una vez acabé la crisis actual- afectaron e incidieron en Colombia drásticamente en los años 70, 80 y 90 cambiando la realidad socioeconómica del país y por ende de los trabajadores como Don Ramón que se vieron obligados a emigrar

 

 

Don Ramón Quintero Agudelo, el menor de 7 hermanos de una familia campesina de Barbosa, Antioquia, no tan pobre porque fue el único que pudo ir a la escuela y -según él- quizá poco la aprovechó porque tan solo a los 13 años de edad decidió abandonarla y ser autodidacta. Eso le costó que su padre no le dejará en paz y que apenas tuviera edad fuera presionado por su familia y luego reclutado por el ejército para prestar el servicio militar obligatorio durante el gobierno militar del general Mariano Ospina Pérez. Ramón, estuvo a punto de ser embarcado para ir a combatir a Corea del Norte en la guerra de los EE.UU contra ese país y por fortuna para él no fue así.

“Me salvé de esa, gracias a que un avión se averió o yo no me acuerdo, pero no sé qué hubiera hecho allá con la bronca que le tengo a esos…y además mis compañeros y yo no sabíamos por qué Colombia se estaba regalando así. Los comandantes nos gritaban que había que ir a matar comunistas para que no llegaran aquí” – me decía tomándonos un tinto en su casa-.

Cuando él acabó el servicio militar trabajó como aprendiz de mecánico en Industrias Metalúrgicas Apolo, una famosa empresa fundada en los años 70. Luego se fue a trabajar a Fabricato, una de las empresas más importantes del sector textil en Colombia, y allí después de un tiempo, en uno de los recortes que se vendrían continua e históricamente en este sector de la economía fue despedido, y como no podría ser de otra forma, el desespero del desempleado le acorraló.

Ante esta realidad, Don Ramón, empezó el camino del emprendimiento. Primero, estableció en sociedad un taller de metalmecánica, después otro de arreglos para aparatos eléctricos y finalmente, antes de migrar a Venezuela, fabricó unas máquinas para inyectar plástico con las que pudo alimentar su familia de 5 hijos durante meses.

Una serie de factores económicos tales como la desindustrialización, el desequilibrio en la balanza de pagos, la crisis del petróleo, el crecimiento de la deuda externa –como crecerá una vez acabé la crisis actual- afectaron e incidieron en Colombia drásticamente en los años 70, 80 y 90 cambiando la realidad socioeconómica del país y por ende de los trabajadores como Don Ramón que se vieron obligados a emigrar.

“No había de otra o me iba o me iba, aquí el hambre era mucha y es todavía. Por eso cuando me dicen que para Australia o para Venezuela, yo escogí lo más cerquita. En Venezuela se decía que había mucho trabajo y había programas para Canadá y Australia también, pero le dije a mi esposa que nos fuéramos lejos con la familia, así te aceptaban, pero ella me dijo que tan lejos de su familia ella no se iba” -y agrega: “Venezuela es mi segunda patria hasta que me muera”-.

Don Ramón, emigró a finales del 70 a Venezuela, país que poseía un nivel de crecimiento económico sostenible desde décadas anteriores y una moneda fuerte e incomparable al devaluado peso colombiano. En ese momento el bolívar era una moneda fuerte y así se mantuvo hasta los años 80 antes de la administración de Luis Herrera Camping cuando en 1983 el bolívar se devalúo(2)en el conocido "Viernes Negro", y pese a ello Don Ramón lograba enviar dinero a Colombia. Ese fue el contexto económico que Don Ramón conoció y que le permitió sacar adelante su familia desde Venezuela. 

Fueron 18 años en el que Don Ramón residió en Venezuela en el estado de Carabobo, en el Distrito capital de Caracas y en Puerto de la Cruz, tiempo suficiente para hacerse ciudadano venezolano, trabajar como mecánico, pasar momentos difíciles cuando era atacado por intolerantes que le amenazaban con golpearles.

“Yo me acuerdo cuando la PTJ (3) te cogía en la calle a preguntas: si estabas con papeles, cualquier coscorrón y listo; pero si estabas indocumentado te pegaban unos planazos y si estabas con suerte te permitían seguir; pero si les habías caído mal, era golpiza fija, “coño de madre”, y deportado. Era muy…pero yo siempre cargaba mis cartas de recomendación de las empresas y aprendí rápido a hablar como venezolano que también ayudaba”.

No obstante, la sociedad venezolana entendió que miles de colombianos eran sus hermanos, que hay más cosas que unen ambos pueblos de lo que los separa, que su riqueza alimentó bocas de familias desde Maicao hasta Popayán; que los colombianos y las colombianas en Venezuela querían ganarse la vida porque en Colombia la situación era difícil.

Don Ramón, viajó a Venezuela la última vez a votar en el 2009, en aquel momento no había los miles de venezolanos que habitan hoy nuestras ciudades, que malviven en hostales, residencias de mala muerte, hacinados con sus niños, amordazados por la necesidad y por los brotes de xenofobia que ya están apareciendo con mayor frecuencia en el país. En Colombia, según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR(4) , en el 2019 se contabilizó 1,4 millones de ciudadanos venezolanos y datos de la Cancillería se estima que pudieran llegar a 2,8 millones en el 2020(5) (aunque el Covid19 parece estar teniendo efectos en el retorno de miles de venezolanos).

Es claro, que Don Ramón poco sabía que la historia de ambos países es producto del mestizaje, que hay calles de Medellín, llenas de residencias habitadas la mayoría por familias enteras que viven en hacinamiento como Echeverri y Mon y Velarde(6) , nombrada así en memoria del oidor español Juan Antonio Mon y Velarde. Tampoco sabía que “las fronteras que hoy dividen a Colombia y Venezuela nunca existieron”(7), que somos descendientes de andaluces, extremeños, cristianos nuevos, portugueses, españoles sefardíes, de indígenas y montón de pueblos africanos que también fueron esclavizados; que ese gran animal, la mula, hizo país en Colombia y Venezuela como ayudó a los europeos a construir sus ciudades.

Total que, Don Ramón, sin saber todo esto vivió, trabajó y amó a Venezuela que lo acogió para que fuera feliz lejos de su casa pese al dolor de ser migrante. Entonces me pregunto ¿Por qué nos cuesta tanto en Colombia acoger a los que acogieron a Don Ramón Quintero Agudelo y a miles como él? -es una pena que no me alcanzó el tiempo para preguntar a Don Ramón- ni tampoco, por fortuna, él no pudo ver a sus co-compatriotas de chanclas plásticas caminando en las calles mendigando una moneda o en las carreteras de Colombia con sed y los dedos de los pies sucios y reventados; con sus caras sucias y los ojos entreabiertos por el cansancio y el sudor hediendo de días como si estuvieran perseguidos por una suerte que no está aquí ni allá en la Venezuela que Don Ramón se llevó en el alma.

Estos migrantes venezolanos que llevan a sus espaldas petates y menajes hechos con bolsas de plástico, circulando por las calles con sus familias comocaracoles humanos, en combos de hombres jóvenes y adultos, mujeres y niños, realmente no son un drama son una tragedia que Don Ramón jamás vivió, pero que él seguro hubiera acogido como a él y a su familia lo acogieron.

*Especialista en relaciones internacionales y derecho internacional, Master en cooperación internacional descentralizada, Doctor en Cooperación Internacional y conflictos

Notas

[1] A la memoria de Ramón Emilio Quintero Agudelo el papá de mis hermanas y el juglar de mis rebeldías.

[2] El bolívar venía en caída, pero aún seguía siendo una moneda competitiva para un trabajador migrante colombiano o incluso europeo, que los hubo mucho. En aquella época de gracia, por ejemplo, un dólar costaba alrededor de  Bs. 4.30. y en Colombia un Bs.1 valía alrededor de COP 7.0 u 8.0, por lo tanto,la migración en Venezuela fue una salida para miles de colombianos, latinoamericanos y europeos. Vid. Luis Villasmil Montiel (2013). Historia del Bolívar frente al Dólar, 40 años de devaluación. Blogspot Apertura Venezuela. Disponible en http://aperturaven.blogspot.com/2013/03/historia-del-bolivar-frente-al-dolar-40.html

[3] Policía Técnica Judicial de Venezuela

[4] Véase: “Cada vez hay más venezolanos en Colombia: un poco más de 1,4 millones de inmigrantes en todo el país”, CNN Español, 2 de agosto de 2019. Disponible en:  https://cnnespanol.cnn.com/2019/08/02/aumenta-el-numero-de-venezolanos-en-colombia-hay-poco-mas-de-14-millones-de-inmigrantes-en-todo-el-pais/

[5] Vid. “Colombia tendría 2.8 millones de migrantes venezolanos en 2020: Cancillería”. WRadio.  19 Sep 2019. Disponible en: https://www.lafm.com.co/colombia/cifra-de-migrantes-venezolanos-llegaria-28-millones-en-2020-segun-cancilleria 

[6] Alianza de Medios, AMA. “Con hambre no hay cuarentena que valga”. Disponible en: http://www.alianzademediosalternativos.org/index.php/territorio/ciudad/314-con-hambre-no-hay-cuarentena-que-valga?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+alianzademediosalternativos%2F1+%28ama%29

[7] Cfr. Serrano, Enrique (2018). Colombia: Historia de un Olvido. Tres siglos de un pueblo que surgió sin tirar una piedra. Bogotá: Planeta. p. 133.

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