El presidente Santos, derrotado por quienes desde un principio se opusieron a su reforma constitucional, utilizó una última carta para salvar la reforma a la justicia: objetar algunos de sus artículos. Su mensaje es claro, la reforma no se debe hundir, debe retocarse. A esta idea se están sumando personajes como el alcalde Gustavo Petro, que respaldó la posición del Jefe de Estado.