Por: Mesa Interbarrial de Desconectados.
El sistema de prepago en electricidad y su incipiente implementación en agua, lo reconocemos como otra forma de desconexión y como una estrategia de mercantilización de los derechos que le sirve a las EPM como modelo de recuperación de cartera.
EPM insiste desvergonzadamente en pasar por alto las sentencias de mínimo vital de agua T/546 y T/717, conociendo su capacidad de gestión debería ser dicha empresa quien verifique antes de cada diligencia de desconexión si en la vivienda se encuentran sujetos de especial protección constitucional y/o en situación de vulnerabilidad económica y sobre los cuales no debe interferirse el acceso a cantidades suficientes y de calidad. (5 metros cúbicos mensuales por persona).
Cuando EPM “cumple” con las sentencias lo hace de manera miserable dejando pasar a penas un pequeño flujo que no permite generar condiciones dignas del servicio para las personas protegidas por ambas sentencias. Además la mezcla de alta presión y poco flujo produce un desgaste en las tuberías y llaves que terminan depositándose como sedimentos de los metales en el agua para consumo final. Señores de EPM ustedes son responsables de muchos problemas de salud pública en la ciudad y parece no importarles sino acrecentar sus ganancias.
El programa litros de amor de la alcaldía de Medellín debería llamarse litros de desdicha. Los trámites que exige este programa son excluyentes pues impiden acceder a las familias que más lo necesitan (uno de ellos es no ser “moroso” de EPM. ¡Qué contrariedad!). El goce de derechos fundamentales como lo es el acceso al agua no debe estar mediado por cálculos financieros, ni por estrategias de recuperación de cartera y debería en este caso estar en total cumplimiento con las sentencias de la corte constitucional en relación al mínimo vital.
El cambio de los contadores de agua sin justificación y sin necesidad, ya que están en buen estado, ha afectado a muchas familias, pues además de no haber dado su consentimiento, esta situación termina aumentando el costo de la factura. EPM no puede obligar a las personas a invertir en la compra de contadores nuevos, esto constituye un atropello pues quien decide cargar el costo del contador, aproximadamente de 150.000 pesos, es la empresa, sin que medie ningún tipo de concertación ni dialogo.
El triple cobro del agua es injusto pues el mismo volumen lo pagamos como generación de energía a través de las centrales hidroeléctricas, como consumo y como descargue.
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Medellín y en sí, el área metropolitana, han sido históricamente receptoras de población migrada desde los campos, bien sea por los efectos del conflicto armados interno, golpeados por el desplazamiento forzado, o la expulsión paulatina que dejo la miseria en el campo, la falta de garantías para la permanencia allí, el hambre, la desocupación, la necesidad de explorar para dignificar la vida.
De ahí que, a la par de la ciudad aburguesada, intelectual, moderna, primaveral, se ha configurado la ciudad de la clase obrera y popular, hoy invisibilizada por la supuesta “nueva Medellín’.
Arriban nuestros padres, abuelos, nosotros, en búsqueda de un lugar donde silenciar la violencia injustificada, huir del temor, de la exclusión, de la pobreza impuesta.
Encontrar un empleo, ser parte de la industrialización y progreso que promete la ciudad moderna.
Después de contar con el hospedaje de familiares y amigos, de arrimarnos o arrumarnos, se compran unas tierras, se ocupan otras; se da paso a los barrios guiados por los obreros al servicio de la industria o los desplazados víctimas de la guerra histórica que se evidencia en la injusticia social aún vigente; barrios marcados profundamente por las relaciones de solidaridad entre vecinos y familiares, por la autoconstrucción y el trabajo conjunto.
Somos hijos de obreros, de la violencia social que nos victimiza a todos , pues la carencia de oportunidades a nivel laboral, educativo, habitacional, se mantienen; incluso tienden a profundizarse debido a la acelerada tecnificación y transformación urbana, que frena la industria de la obrería y consolida las ciudades para los servicios.
Servicios que no son para todos, que restringen nuestras opciones de empleo y modifican, sin consultarnos, nuestras formas de vida en comunidad.
Encontrémonos entonces el 11 de diciembre en las laderas de la comuna 6 para recuperar la memoria de los pueblos, de los sectores populares, contar quienes somos, de dónde venimos, aclarar que territorios construimos, que territorios queremos, porque y de que los defendemos.
Boletines de prensa 2-4.
Carnaval por la Vida Digna.
Medellin la ciudad autoconstruida.