La deserción en Medellín es una realidad que permite ver reflejada tanto una flagrante vulneración de sus derechos económicos, sociales y culturales así como una violencia urbana creciente que se apodera del único espacio donde los niños tienen o tenían seguridad y protección por 6 horas diarias: la escuela.
La deserción escolar hoy, parece una epidemia que padece el pobre, el marginado, el vulnerado, aquel que tienen dos peculiares e indeseables invitados: el hambre y la falta de oportunidades.
Sin embargo, es en estos ambientes marginados y empobrecidos por un sistema de inequidad, es donde más se respira ganas de salir adelante, esperanza, alegría, solidaridad, fraternidad, valores y actitudes que permiten la realización de todo tipo de acciones tercas por sobrevivir y salir de su condición, ya sea por medio de la informalidad o de acciones que bordean una delgada línea de ilegalidad e informalidad. Lo ciertos es que estas comunidades, gracias a su tesón e ingenio no se dejarán morir de hambre y por las grietas que este sistema social injusto e inequitativo permite, lo intentarán “todo”, para superar su indigna condición.
Ahora bien, éste deseo de salir adelante, combinado con una inyección de cultura de lo fácil, de la “utopía degenerada” la cual cultiva la misma ciudad a diario y sin descanso, gracias a la propaganda mediática, los “mas media” y todo el sistema de comunicación masiva: una vida para el divertimento, para el consumo, para el lujo, el tener y mostrar, una vida para el fin de semana, etc.., hace que se activen vías cortas para acceder a los recursos necesarios para vivir y dar respuesta a dicha “utopía degenerada”, el resultado es nefasto: la criminalidad rampante, ejércitos de jóvenes para la delictividad y todo lo que a esta le acompaña.
La deserción: un fenómeno que golpea la vida de familias que llevan la carga de la estigmatización, la realidad de la violación de sus derechos económicos, sociales y culturales, el sometimiento a repetidos desplazamientos ahora desplazamiento urbano que los convierte en prófugos de su propio entorno, de su historia, de su cultura, de sus raíces, prisioneros de su propia sociedad, víctimas de un sistema que solo los hace autores de una realidad que ellos jamás eligieron vivir. Sabemos que los más afectados en esta problemática, son los niños y los jóvenes..
Actualmente los colegios en Medellín, en especial aquellos que se encuentran en las periferias, tiene falencias en su política de cobertura, una entrega de la obligación de estado, una soterrada privatización y realidad que golpea sobre todo la calidad y dignidad de la educación. Hoy, la deserción o inconstancia en la asistencias a clase, se endilga a la violencia en los barrios que no respecta las escuelas, las amenazas, la extorsión, en dichos contextos de pobreza, vulneración y violencia, las familias han de estar rotando a sus hijos por diferentes centros educativos, deambulando por los diversos barrios periféricos de la ciudad buscando seguridad y un “mejor” o menos peor futuro para sus hijos, esto en el caso que decidan seguir dejando a su hijo o hija en el sistema educativo.
Otros no corren con la misma suerte, pues dejan los colegio por las calles, al trabajo informal. Es un fenómeno en crecimiento la Medellín: “más”, en la ciudad del eslogan: “Un Hogar para la vida” .. acaso la vida digna solo la merecen unos pocos?
Ahora bien, los funcionarios de secretaria de educación afirman que la educación tiene una excelente cobertura y cada vez van más niños y niñas asisten a las aulas de clase, no hablemos de la calidad y diginidad de dicha educación, así como la contratación docente y el digno desempeño docente, como docentes por cobertura de zonas periféricas queremos señalar el “negocio que dicha cobertura representa” ya que las ONG y directivos de las instituciones por cobertura, que contratan con Municipio no les conviene reportar las deserciones, los niños que ocupan un puesto son recursos pues ellos le generan a cada institución un valor, por ello no se hace conveniente divulgar su ausencia, pasando además a ser estudiantes “fantasmas”: estudiantes cuyo nombre sigue haciendo parte de un grupo y un listado de estudiantes (hasta el juego de palabras sigue vulnerando su dignidad); El Municipio a pesar de las interventorias que realiza como control de asistencia de los pequeños, son engañados o pasan por alto cómo los colegios se las ingenian de la mano de sectores políticos con tal de sostener el cupo y con dicho cupo pues el rubro destinado para dicho cupo.
Maquillan los informes porque solo importa lo que está en el papel, no en la realidad y la sociedad, de igual modo el gobierno los continua pagando, como lo diría el refrán popular “el borracho no acepta que esta borracho” ni los colegios ni la secretaria de educación admitirán tal desfalco por que de esto viven muchos y entre mayor sea el negocio los políticos y los colegio mas se benefician, ¿qué les va a importar unos pocos que se vallan si al igual la vida de éstas personas sigue generando ingresos?. La deserción y la actual política para combatirla por cobertura, termina siendo un vulgar negocio para el que sabe engañar y colaborar con la problemática social de tal modo que es una historia de nunca terminar.
Es triste, como docentes escolares, admitir que en su aula de clase falta pequeños, pero que esto no se denuncia porque está en juego nuestro empleo que depende de la existencia de estas ONG que ganan gracias al negocio de la cobertura debería ser una atención directa del Municipio, además, estamos en una sociedad muy individualista, donde el “otro” y su esencia no importan sino en la medida que me es útil para alcanzar un bien económico o material; “aquello que pase por fuera de la institución no importa eso ya es cuestión de la casa”, así piensan muchos “porque es arriesgar mucho por unas personas que no son familia, no son nada, sólo nuestros estudiantes y de éste empleo se depende, y dependen muchos pues hoy.. ¿donde se consigue trabajo?”
“uno más o uno menos”, “eso llegan más, todo el año es lo mismo” “para donde van, consiguen escuela, ellos no se quedan por fuera” “pues ya que se quede en la casa y que el otro año estudie”
El dilema que nadie se apropia de la situación por ende siempre será una dificultad, esto es un problema de no tener solución porque nada para ellos cambia, siempre serán esclavos de estar en otros lugares menos en el que merecen estar o al que pertenecen.
Las razones de la deserción son la violencia aliados a ellos los conflictos sociales y políticos que desfavorecen los derechos de los niños y la integridad de sus familias, donde el aula de clase solo es un “escampadero” donde no se fortalecen procesos académicos, los niños nunca se adaptan a un ritmo de aprendizaje y se verán afectados por repetir el año, no tener bases solidas y no consolidar los saberes que les serán útiles para la vida. La deserción no solo afecta al niños en su vida académica sino una familia entera, porque son mayores los problemas que convierten a los pequeños en “espumas” que absorben todo y los llenan de cargas y traumas que se ven reflejados en su adolescencia y adultez condenándolos a repetir una historia por dolor, venganza e impotencia ya que ellos no decidieron vivir esta historia y ser protagonistas de un cuento de injusticia, humillación, inequidad y tolerancia.