Por: Alfonso Insuasty Rodriguez*
Se genera un propicio escenario para construir múltiples agendas desde abajo, para darle fuerza a los procesos organizativos locales, a la capacidad de incidencia, lo que se traduce en, ampliación de la democracia

En el mes de marzo del 2016 se anunció de manera pública, luego de varios meses de acercamientos confidenciales realizados en Caracas (Venezuela) y en Quito (Ecuador) entre la insurgencia armada del ELN y el Gobierno de Colombia, una agenda conjunta de seis puntos para iniciar la mesa de negociación, acuerdo inicial que centró su fuerza en la apertura de espacios de participación regionales y nacionales con el objetivo de ir construyendo la Agenda propia de la negociación que incluye los principios de verdad, justicia, respacion y no repetición; el cierre de este proceso sería el concretar la implementación de lo acordado y allí, avanzar con la dejación de Armas, la transición hacia la vida política sin armas,
Pero, dicha agenda pactada no se hizo efectiva, se generaron tensiones entre el Gobierno Nacional y el ELN, en tanto el Gobierno insistió en negociar en medio de la confrontación armada con este grupo, es decir, no se aceptó de manera previa, un cese bilateral al fuego y de hostilidades replicando el modelo de negociación con las FARC-EP.
Es así que, el ELN siguió con su accionar militar generando zozobra, tensión en varios territorios de Colombia: obligo por la vía armada la parálisi del trasporte terrestre en amplia region del país, ataques a la infraestructura petrolera, combates con la fuerza pública y el secuestro de varios comerciantes, arroceros y un ex alcalde del Chocó, acusado por esta organización y por la justicia colombiana, de ser promotor del paramilitarismo y desviar dineros públicos a su favor.
De manera reciente, algo más de un mes y con mayor fuerza luego del plebiscito, se dio inicio a unas conversaciones secretas en Caracas, tratando de llegar a un acuerdo que permitiera dar inicio a la mesa de negociación con el ELN; la prensa local informaba que, fruto de dichos acercamientos, se habría llegado a una formula sobre “acuerdos humanitarios” que permitirían retomar la agenda Publica anunciada en el mes de marzo, superando así, las dificultades.
Se trató de una gestión adelantada por las partes, con el impulso de países garantes, la iglesia Católica en cabeza de Monseñor Darío de Jesús Monsalve, diversaas organizaciones sociales, étnicas y populares.
Ayer se escuchó: "Ecuador sigue, además, involucrado en esto de las negociaciones de paz con el otro grupo guerrillero, el Eln y, bueno, estamos seguros de que pronto tendremos noticias muy importantes, positivas, sobre la organización de la primera mesa de diálogo con el Eln en Quito, Ecuador" Afirmó El ministro ecuatoriano de Relaciones Exteriores, Guillaume Long.
Así mismo, se reveló que, esperamos prontas noticias ''muy importantes, positivas'' sobre la organización de la primera mesa de diálogo, en su país, entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Lo propio ha hecho el Presidente Ecuatoriano.
Al mismo tiempo, el ELN venía manifestado que estaba listo para iniciar la fase pública de negociaciones, bajó el tono de sus declaraciones y al mismo tiempo, realizó varias liberaciones de secuestrados, una de las exigencias del Gobierno Colombiano para dar inicio a la mesa. Otra expresión de buena voluntad por parte del ELN, fue la declaración del cese al fuego unilateral para permitir el normal desarrollo del pasado plebiscito por la paz.
Al fin, se logró llegar a dicha fórmula que permitiera dar inicio a las negociaciones, el proximo 27 de octubre, a desarrollarse en la ciudad de Quito (Ecuador); este hecho se constituye así, en una importante noticia que impacta positivamente el polarizado escenario político generado luego del triunfo del No en las urnas, el pasado 2 de octubre.
Se destacar que esta negociación, es un proceso autónomo, que centra su fuerza en la apertura de espacios de participación regional-nacional, dicha participación deberá dar como resultado, una Gran Agenda Social para ser implementada e incluida en los planes regionales y nacionales de desarrollo.
Vale decir que, esta negociación no se incluye en el posible escenario de una segunda refrendación vía plebiscito de los ajustes o adendas que resulten de las discusiones entre los defensores del NO en el plebiscito, el Gobierno Colombiano y las FARC-EP.
Se genera un propicio escenario para construir múltiples agendas desde abajo, para darle fuerza a los procesos organizativos locales, a la capacidad de incidencia, lo que se traduce en, ampliación de la democracia.
Ya se vienen tejiendo escenarios sociales para esta participación como la Mesa Minero Energética, que busca replantear una política de ajuste al sector minero, hidroeléctrico y petrolero del país; así mismo, la Cumbre Agraria, étnica, campesina y popular, entre otros escenarios de debate y participación desde donde se buscara consolidar una articulación de propuestas, hacia una gran agenda social plural y colectiva.
Lo mismo hacen sectores urbanos, problemáticas que no fueron incluidos en los Acuerdos de la Habana, sectores unidos en la fe, iglesias cristianas, sindicatos, movimientos de mujeres, población LGBTI, etc.
Se trata de un importante reto para seguir en la tarea de construir condiciones de vida digna, ahondar las luchas por los derechos de grandes masas de excluidos en el campo y la ciudad (vivienda, acceso a servicios públicos, economía solidaria, articular campo-ciudad), en tanto el modelo de campo y ciudad parece no contar con la voz activa y efectiva de quienes habitan dichas regiones.
Es preciso insistir en la construcción de Agendas sociales sectoriales, regionales, comunitarias, las cuales se pueden y deben irse articulando en una gran Agenda Nacional colectiva, que transite hacia la configuración de un plural y diverso proyecto de país desde abajo.
Este proceso prevé una comunicación constante con lo alcanzado en la Habana y pretende generar fórmulas para darle fin a la larga y sostenida confrontación armada en Colombia.
El reto está abierto...
*Docente investigador Universidad de San Buenaventura Medellin, Editor de la Revista El Agora USB, director del grupo e investigación GIDPAD, integrante del grupo Kavilando y la Red Interuniversitaria por la Paz (Redipaz)














