Por: Marco Martínez
Las reservas petroleras de Colombia calculadas en 2.445 millones de barriles, se acabarían en menos de siete años al ritmo impuesto por las multinacionales, de extraer un millón de barriles diarios, así, en 2020 el país pasaría a ser importador de petróleo y sus derivados.
Colombia para su consumo interno, sólo gasta diariamente entre 300 y 400 mil barriles diarios, que son la suma de las cargas de la refinerías de Barrancabermeja y Cartagena, lo que quiere decir que con las reservas que tenemos nos abasteceríamos por 15 años, pero habría que quitarnos de encima las metas de producción superiores al millón de barriles diarios, que sólo benefician a las multinacionales y a los nuevos accionistas privados de Ecopetrol.
Las multinacionales y Ecopetrol saben dónde están nuestras reservas petroleras, pero ellos se reservan el derecho de sacarlas, no cuando el país las necesite, sino cuando las expectativas de los mercados sacien el interés económico de ellos. Para hacer estos cálculos, se reúnen las empresas petroleras en una cita anual, que llaman “Congreso colombiano del petróleo”, cuya Décima versión, realizada la semana pasada, contó con la presencia del presidente Santos.
Las anti nacionales metas de producción
Los especialistas y agentes de las multinacionales, presionan y se quejan, porque desde la década de los años 80, cuando se descubrió el yacimiento petrolero de Caño Limón, no se ha descubierto otro que colme las expectativas de las petroleras, con unas reservas que superen siquiera los 500 millones de barriles.
La oligarquía colombiana y sus sucesivos gobiernos, han hecho hasta lo imposible por satisfacer los deseos de las multinacionales petroleras, cambiaron la legislación petrolera por múltiples contratos de concesión al servicio de las petroleras, cuadricularon todo el territorio y se lo entregaron; revisaron toda la legislación laboral, convenciones colectivas, códigos laborales e incluso reformaron la misma Constitución Política para acabar con los regímenes especiales de pensiones de algunos sindicatos, dejando intactos sólo el de los presidentes y altos burócratas del sector energético estatal.
Acabaron con la combatividad de los sindicatos y prohibieron que los dirigentes volvieran a los centros de producción, los hicieron asilar en el exterior o en Bogotá, para borrar cualquier encuentro directo entre estos y los trabajadores de base, para abrirle espacio al control militar y paramilitar de los campos y refinerías.
Promovieron la corrupción al interior de los funcionarios que controlan el Ministerio de Minas, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y Ecopetrol, para poder controlar todo y así poder llevarse lo poquito que queda de reservas petroleras del país.
Lo que nos espera con las tecnologías de producción intensiva
Pacific Rubiales aprovechando la parálisis del bombeo por los oleoductos, argumenta que el Estado debe prorrogarle el contrato después de 2016, para poder aplicarle a los campos de Rubiales y Quifa la llamada tecnología Star, consiste en inyectar a los pozos calor, para adelgazar el crudo y poderlo hacer extraíble, lo que consiguen inyectando aire comprimido, para generar altos grados de calor, llamada técnica de Combustión in situ.
Esta vieja tecnología ha sido puesta en práctica por los gringos en el campo de Carboneras, en la Concesión Barco de Tibú, Norte de Santander, en los años 70 y en el campo de la Texas Petroleum en Puerto Boyacá, sin mayores resultados, pero de consecuencias desastrosas para las formaciones geológicas y las fuentes subterráneas de agua.
Ahora los tecnócratas de la petrolera canadiense Pacific Rubiales, ex gerentes de PDVSA, aparecen como impulsores de esta técnica obsoleta, que quieren hacer pasar como “tecnología de punta”, para engañar a todos los colombianos.
Recientemente, en un semanario bogotano, un técnico colombiano pensionado en los Estados Unidos, escribió esta denuncia:
“Una familia demandó a una compañía petrolera que estaba trabajando con este sistema Star, que aquí Pacific lo quiere implantar y que en los EU hizo daños ecológicos en las vecindades y también causó enfermedades entre los pobladores. La demanda la ganaron los ofendidos y nos quieren implantar este sistema llamado Fracking. Ecopetrol debe acabar con el contrato de campo Rubiales".
Políticas propias
Los obreros petroleros, los pueblos de las zonas productoras y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional llevamos varias décadas proponiendo al Estado, la elaboración con participación de la sociedad colombiana, de una política responsable en materia de explotación del recurso petrolero.
Es un mérito de los obreros petroleros quienes con la huelga en 1.948, presionaron la creación de Ecopetrol y la posterior reversión a la nación de las refinerías de Cartagena, Barrancabermeja y de todos los campos entregados en concesión a las multinacionales.
Las movilizaciones de los años 70 y 80 buscaron un legislación soberana sobre los recursos naturales, pero el Estado colombiano escucha sólo a las multinacionales y por esto no invierte un mínimo esfuerzo, para que el petróleo colombiano se explote de manera seria, responsable y pensando en los intereses del país.
El gobierno ni las multinacionales parecen aprenden la lección. El régimen por tradición mantiene sumiso al interés imperialista, que está por encima de la solución de las problemáticas, que genera la explotación petrolera en Colombia.
El gobierno respalda ciegamente a las multinacionales en contra de su propio pueblo y aquellas se sienten respaldadas, no sólo por las autoridades civiles, sino con el respaldo y protección de los cuerpos armados del Estado, con órdenes de atacar a su pueblo, para que estas empresas se roben nuestras riquezas.
Presión popular
Ecopetrol al cierre del primer trimestre de 2.014, reportó ganancias por 3,28 billones de pesos, cifra muy inferior a la lograda en el mismo periodo de 2.013. Sin embargo las grandes pérdidas para Ecopetrol, Occidental y demás multinacionales que operan en los llanos orientales colombianos, aparecerán en el segundo trimestre de este año, por la parálisis de más de un mes, debida a los ataques hechos contra los dos oleoductos más importantes del país, como son el Bicentenario, paralizado desde el 25 de Febrero y el Caño Limón desde el 25 de Marzo; parálisis que también afectaron los campos petroleros de Arauca y parte de los de Rubiales, en Puerto Gaitán Meta, que dejan pérdidas multimillonarias.
La movilización ciudadana en Casanare en defensa del agua y contra las multinacionales petroleras, cobraron fuerza en rechazo a los desastres ecológicos presentados en el municipio de Paz de Ariporo, donde fueron contaminados con residuos de petróleo todos los nacientes de agua, daño que hizo crisis por la temporada seca en Colombia. Cuando regrese la sequía propia del fenómeno del Niño, volverá a aparecer esta crisis ambiental, cuyos únicos responsables son las empresas petroleras, que actúan de manera irresponsable en el saqueo del recurso, sin importarle la población, la fauna y la flora de esta zona de la altillanura.
Iguales daños seguirá sufriendo el pueblo U’wa, si la delegación del gobierno encabezada por el Ministro de gobierno y el presidente de Ecopetrol, no cumplen lo acordado con estos indígenas, el pasado Primero de mayo. Causa asombro que el presidente de Ecopetrol argumente, que “no va haber daños ecológicos en la perforación del pozo Magallanes”, situado en la ribera del Cubugón, uno de los afluentes principales que dan origen al río Arauca, le preguntamos ¿harán los trabajos sin explotar TNT para disparar el pozo?, ¿harán piscinas artificiales para recoger residuos?
Seguramente los U’wa no se dejarán engañar con el estudio de daños ambientales, acordado en el pacto que permitió levantar el bloqueo indígena de la vereda la China, para permitir el arreglo del Oleoducto Caño Limón.