Por: Autores
Una sugerente ambigüedad habita el título de este libro, en el que el verbo “reinventar” parece tener al mismo tiempo dos valores diferentes. Uno descriptivo:
El de nombrar lo que un conjunto de experiencias políticas recientes ha hecho o viene haciendo (sobre todo aquí, en la América Latina posterior al estallido del orden “neoliberal” que, con diversas variantes y matices, había dominado toda la región durante el último cuarto del siglo pasado) con las tradiciones políticas que solemos nombrar con la palabra “izquierda”.
Y otro prescriptivo: el de indicar lo que sería conveniente o necesario hacer con esas tradiciones, o a partir de esas tradiciones, para ponerlas a la altura (aquí y por todos lados, aunque en primer lugar, claro, en la vieja Europa donde la propia idea de “izquierda” inició hace algo más de dos siglos su jornada) de los desafíos de los nuevos tiempos.
Que son tiempos de redefinición de la lógica de funcionamiento de la economía, desde ya, pero también, de la mano de esa redefinición (aunque había que cuidarse de convertir ese “de la mano” en la coartada o el pretexto de ningún causalismo apresurado), de trastrocamiento de las coordenadas de la vida social y cultural en su conjunto, de las formas de pensarse los problemas de la identidad individual y colectiva, los lazos de solidaridad y las miradas sobre el futuro. Eso: el futuro, estuvo siempre en el corazón de los pensamientos que solíamos llamar “de izquierda”.
Que no eran pensamientos de la gestión del mundo, del presente, sino pensamientos que buscaban en ese presente siempre injusto pero siempre —en virtud de esa misma injusticia que hacía necesaria su crítica y su amonestación— preñado de esperanza, las grietas por donde la promesa de una redención final de la humanidad pudiera hacerse audible y organizar las acciones de los hombres en el tiempo.
Pues bien: la sensación que es fácil tener mirando el mapa actual de Amé- rica Latina es que ese tiempo parece haberse comprimido y como crispado últimamente: que las urgencias de la historia, el dramatismo de ciertas encrucijadas y la convergencia de un conjunto de procesos, sumado todo ello, sin duda, a la emergencia de un grupo de liderazgos sin duda excepcional, puso a un buen número de equipos que desde todo punto de vista corresponde llamar “de izquierda” al frente de la tarea de conducir estos países, de sacarlos de las severas crisis a las que los había conducido la profundización irreflexiva de las políticas neoliberales que habían sido 22 Eduardo Rinesi el signo de las administraciones precedentes y de conducirlos a un nuevo horizonte político pero sobre todo conceptual: a nuevas maneras de pensar las cosas, la política y la historia.
Esas “nuevas maneras de pensar” son las que nos desafían y las que desafían a los autores de este libro. ¿Cómo así? ¿Cómo una izquierda gobernando? ¿Cómo una izquierda administrando (y para colmo: administrando bien) unos Estados que siempre habían cuestionado como cómplices casi inexcusables de todas las formas de opresión del hombre por el hombre que era necesario condenar? Y no solo administrando bien esos Estados en cuyas cumbres se habían instalado, sino haciendo de ellos factores activos y diná- micos de transformación progresiva de sus sociedades, lo que obliga a revisar, también, el modo tradicional en que los pensamientos de la emancipación pensaron siempre o casi siempre la dialéctica entre sociedad y Estado a lo largo de la historia.
En efecto, como ha sugerido Jorge Alemán en un texto reciente, ya no parece necesario, en nuestra América Latina, imaginar que las fuerzas transformadoras de la historia anidan siempre y por principio en los pliegues de la “sociedad civil”, y que la tarea del Estado es la de silenciarlas o la de reprimirlas: hoy, al revés, son los Estados los factores de transformación más activos de unas sociedades en cuyo seno se alojan y combaten, para demorar o impedir esas transformaciones, las fuerzas cuyos privilegios los gobiernos “de izquierda” de estos Estados renovados buscan combatir. La vieja Europa (la vieja Francia: la patria de nuestros socios en la aventura intelectual que es este libro) tiene una palabra para esto: jacobinismo.
Que es sin duda un componente de los Gobiernos de esta hora latinoamericana, como lo había sido también (como viejas y nuevas teorías sobre la cuestión nos lo han hecho ver de sobra) de la gran tradición populista de mediados del siglo pasado. He aquí entonces otra rareza para examinar, y que se analiza con cuidado en este libro: la de unos Gobiernos de izquierda que tienen un parentesco evidente con esos viejos populismos latinoamericanos, a los que ya las reflexiones de Ernesto Laclau nos habían ayudado a estudiar con menos desprecio que el que les ha reservado siempre la political science más convencional, y que hoy vuelven a estar, a la luz de este fenómeno nuevo de una izquierda “reinventada” en el gobierno de nuestros Estados, en el centro de nuestras atenciones. Está bien que así sea, porque tenemos que atender al movimiento que ha llevado a estas izquierdas a desplazarse de la lucha, típicamente “libertaria”, contra la prepotencia de los Estados represivos, a la lucha, típicamente “populista”, por la ampliación de los derechos ciudadanos, ampliación que solo puede producirse de la mano de los Estados democráticos cuya función es garantizarlos.
Presentación por la UNGS 23 ¿Significa esto que ya nada queda en la región de los viejos valores que asociábamos a la palabra “izquierda”, fuera de las experiencias de gobierno de estos grupos de izquierda popular y democrática tan interesantes? De ningún modo, y es precisamente en el gran tesoro de las tradiciones de una izquierda entendida en el sentido más amplio de un proyecto humanista y emancipador, crítico del Estado y de la complicidad entre las fuerzas de la producción y las de los poderes públicos, donde los planes de desarrollo desplegados por los actuales Gobiernos “de avanzada” en América Latina pueden encontrar todavía una ocasión para revisarse críticamente y levantar su propia puntería.
Por eso es necesario estar atentos a las exhortaciones sobre los límites del “productivismo”, a las advertencias sobre la necesidad de que el desarrollo de la economía no se haga a expensas del derecho de las futuras generaciones a una vida saludable en el planeta (algunos dirán: del derecho de la propia naturaleza, de la propia Tierra), a las críticas a la licuación de los valores de la solidaridad y la integración social en manos de la locura consumista a la que nos lleva el desarrollo de un capitalismo desaprensivo y cada vez más inhumano. De todo esto se habla también (hablan los autores latinoamericanos y los colegas europeos) en este libro. Que es por todas estas razones un libro fundamental. Una herramienta decisiva para una discusión indispensable, que tiene el mérito adicional de ser el resultado de una conversación entre expertos del Norte y del Sur del mundo dispuestos a intentar entender y explicar la especificidad de sus propias situaciones y a ensanchar esa mirada con las perspectivas que les llegan desde el otro extremo del planeta.
Nos da mucho gusto que la Universidad Nacional de General Sarmiento pueda promover ahora el resultado de estas discusiones publicando este volumen, cosa que hacemos en el marco de las actividades del Proyecto “Democracias en Revolución, Revoluciones en Democracia”, que tiene su sede central en el Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador y del que la UNGS es el nodo nacional en la Argentina. Confiamos en que este ambicioso proyecto (que como lo revela su mismo nombre busca examinar la peculiaridad de estas “nuevas izquierdas” en el gobierno de nuestros Estados) pueda recoger y hacer honor al esfuerzo empeñado en este libro, favoreciendo al mismo tiempo el desarrollo de un nuevo capítulo de la cooperación académica entre nuestra región y el viejo mundo y el nuevo imperativo, en estos tiempos de integración regional latinoamericana, de extender esta integración, también, al ámbito universitario.
Eduardo Rinesi
Rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento