Iniciativas sociales en Colombia buscan desarrollar un gran diálogo para discutir rutas para transformar las ciudades hacia modelos más justos, incluyentes y sostenibles
Por: Alfonso Insuasty Rodríguez. Desinformemonos
Frente a la urbanización excluyente y desafíos críticos como la falta de vivienda, ingresos insuficientes, inseguridad alimentaria y acceso limitado al agua, organizaciones en Colombia promueven un Foro Urbano Nacional. Este espacio busca articular luchas sociales y construir agendas para ciudades justas, emancipadoras y sostenibles, integrando un diálogo urbano-rural.
Los Foros Urbanos Mundiales (WUF) de ONU-Hábitat han evidenciado problemas globales como el crecimiento acelerado de las ciudades, la desigualdad y la exclusión. Según el WUF12 (2024), para 2050 el 70% de la población mundial vivirá en áreas urbanas, agravando la falta de vivienda, servicios básicos y segregación espacial. En regiones en desarrollo, más del 30% de la población urbana reside en asentamientos informales, con viviendas inadecuadas y falta de servicios esenciales, lo que perpetúa la pobreza y afecta la salud pública (ONU, 2020).
En paralelo, los Foros Urbanos Alternativos, liderados por movimientos sociales, proponen una agenda crítica y emancipadora. En el 8° Foro, se destacó la necesidad de descolonizar las políticas urbanas, priorizar la participación comunitaria y garantizar el derecho a la ciudad, especialmente para grupos vulnerables.
El desarrollo urbano en América Latina ha expulsado violentamente a sus habitantes. Según el Relator Especial sobre Vivienda Adecuada (Rajagopal, 2024), los desalojos forzados por megaproyectos representan una crisis de derechos humanos, exacerbando desigualdades y exclusión.
Además, las ciudades, bajo un modelo neoliberal, han moldeado subjetividades individualistas, competitivas y consumistas, debilitando la organización popular y los lazos comunitarios (Fair, 2008). David Harvey, en «Ciudades rebeldes», analiza cómo este modelo fomenta la fragmentación social y la mercantilización de la vida cotidiana.
Paradójicamente, las ciudades, por su alta densidad poblacional, concentran votantes que definen el rumbo político del país. Este fenómeno ha favorecido el ascenso de líderes populistas y autoritarios, que capitalizan el descontento urbano para impulsar agendas excluyentes, profundizando las desigualdades.
Los graves problemas urbanos en América Latina: una mirada crítica desde la desigualdad, la especulación y la gobernanza criminal
Las ciudades de América Latina enfrentan una crisis multidimensional marcada por la especulación inmobiliaria, la desigualdad y la gobernanza criminal. Según la CEPAL (2022), el 80% de la población regional es urbana, pero más del 20% vive en asentamientos informales sin acceso a servicios básicos. El cambio climático ha intensificado la vulnerabilidad de estas ciudades, con un aumento del 60% en desastres naturales en la última década (ONU-Hábitat, 2023).
El abastecimiento de alimentos es crítico: el 40% de los hogares urbanos enfrenta inseguridad alimentaria (FAO, 2023). La salud y la educación también son deficientes; en São Paulo y Ciudad de México, solo el 30% accede a servicios médicos de calidad, mientras que la cobertura educativa es insuficiente en las periferias (UNESCO, 2023).
La especulación inmobiliaria ha disparado el precio del suelo en un 150% en ciudades como Buenos Aires, Santiago y Bogotá, desplazando a las comunidades más pobres (Lincoln Institute of Land Policy, 2023). En Medellín, la gentrificación agrava el acceso a la vivienda.
Paralelamente, la gobernanza criminal domina territorios urbanos en San Salvador, Medellín y Río de Janeiro, con tasas de homicidio preocupantes, este es un problema central para centro y sur América (Feldmann & Luna, 2022).
América Latina, la región más desigual del mundo, refleja esta realidad en sus ciudades: el 10% más rico concentra el 70% de la riqueza, mientras que el 40% más pobre vive en pobreza extrema (Banco Mundial, 2023). Estas problemáticas exigen transformar el modelo urbano, priorizando la justicia social, la sostenibilidad y la participación ciudadana para garantizar ciudades más equitativas y habitables.
Los problemas urbanos en Colombia: desigualdad, exclusión y un modelo de ciudad neoliberal
Colombia enfrenta una crisis urbana que refleja las contradicciones de un modelo de desarrollo basado en la exclusión y la especulación. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2023, el déficit habitacional afectaba al 31% de los hogares, lo que equivale a aproximadamente 5,24 millones de hogares sin vivienda adecuada. Este déficit se concentra principalmente en las ciudades, donde el crecimiento acelerado y desordenado ha llevado a la expansión de asentamientos informales.
El acceso al agua es otro desafío significativo. A pesar de la riqueza hídrica del país, en 2023, el 26,8% de los hogares urbanos experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que indica problemas en la provisión de servicios básicos como el agua potable. Esta situación es especialmente crítica en ciudades como Bogotá y Medellín, donde la creciente demanda y la falta de inversión en infraestructura han generado crisis recurrentes, afectando principalmente a las periferias urbanas.
La inseguridad alimentaria también es alarmante. Según datos de la FAO y el DANE, en 2023, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave en los hogares del país fue del 26,1%, una ligera disminución respecto al 28,1% del año anterior. Este problema se agrava por la desconexión entre las zonas rurales productoras y los centros urbanos, así como por la falta de políticas públicas que garanticen el acceso a alimentos nutritivos y asequibles para las poblaciones más vulnerables.
Además, la planificación urbana en Colombia ha estado marcada por un enfoque neoliberal que prioriza la rentabilidad económica sobre el bienestar social. Las ciudades se han convertido en centros de grandes negocios y servicios orientados a atraer inversión extranjera y turismo, mientras se descuidan las necesidades básicas de la población y se vulneran derechos.
Este modelo ha profundizado la segregación espacial, con urbanizaciones cerradas y exclusivas para las élites, y barrios marginales para los sectores populares.
Medellín: entre el espejismo del desarrollo y los graves problemas urbanos
Medellín ha sido promocionada como un modelo de transformación urbana y desarrollo innovador. Sin embargo, detrás de esta imagen de progreso se esconden graves problemas estructurales que revelan las contradicciones de un modelo neoliberal, centrado en la rentabilidad económica más que en el bienestar social. Este modelo, exportado como ejemplo de «urbanismo social», oculta realidades como la pobreza, la falta de oportunidades, la precarización económica y el control criminal de los barrios.
A pesar de avances como el Metro y los Metrocables, Medellín sigue siendo una ciudad profundamente desigual. Según el DANE (2023), el 30% de la población vive en pobreza, cifra que supera el 50% en comunas vulnerables como la 13 y el nororiente. La falta de empleo formal ha empujado a miles a la economía informal, mientras que el turismo, impulsado por la «turistificación», explota fenómenos como el turismo de sexo y drogas, perpetuando estigmas y exclusión social.
El control criminal es otro desafío crítico. Aunque las tasas de homicidio han descendido según datos de la Fiscalía, esta misma entidad, al igual que algunas organizaciones sociales y centros de investigación en la capital antioqueña y el Valle de Aburrá, afirman que operan más de 250 «combos» (pandillas que controlan barrios), subordinados a una veintena de bandas organizadas(Pardo, C & Parada, V, 2023).. Estas estructuras criminales se dedican a negocios ilegales pero también legales , perpetuando una lógica de control, violencia y de limitación constante del desarrollo comunitario
Además, Medellín expulsa a sus habitantes. La gentrificación en barrios como El Poblado y Laureles, junto con obras como la ampliación del Metro, ha desplazado a miles de familias hacia las periferias u otros lugares afectando su patrimonio, su salud, su arraigo. Este fenómeno no solo borra la memoria de los barrios y resquebraja el tejido social, sino que también impacta la salud mental (Mesa Duque, N., Insuasty Rodríguez, A., Valencia Grajales , J. F., Zuluaga Cometa , H. A., & Borja Bedoya , E. 2019).
Como eje de la «Ciudad-Región», Medellín influye en municipios aledaños, replicando un modelo que, aunque genera crecimiento económico, profundiza desigualdades y exclusión.
Hacia un movimiento urbano transformador desde los sectores populares
Frente a una urbanización acelerada y excluyente, es urgente construir un movimiento urbano local con visión nacional que articule las luchas de los sectores populares y dispute el modelo de ciudad hegemónico. Las problemáticas urbanas avanzan rápidamente, mientras la capacidad de respuesta de las comunidades se ve limitada por la fragmentación social y la falta de espacios de articulación.
Es necesario impulsar una propuesta desde las bases, que integre las diversas afectaciones que enfrentan las ciudades y sus habitantes, incida en la planificación urbana, dispute el modelo neoliberal y avance hacia planes de vida urbanos articulados con los de las comunidades rurales. Aunque las problemáticas son diversas, comparten un mismo espacio geográfico y están interconectadas. Se trata de construir una agenda común que priorice la justicia social, la sostenibilidad ambiental y la participación ciudadana, garantizando el derecho a la vivienda, el acceso a servicios básicos y la protección frente a los desalojos forzados.
Experiencias como el Foro Social Urbano Alternativo y Popular (2014) en Medellín muestran que es posible articular luchas y proponer modelos de ciudad alternativos basados en la dignidad y la emancipación. Hoy, más que nunca, es necesario cuestionar los modelos hegemónicos de desarrollo urbano y abogar por ciudades justas, inclusivas y sostenibles.
Para lograrlo, se propone la organización de un Gran Foro Urbano Local-Nacional, un espacio inclusivo que priorice las voces de los más vulnerables y promueva una ciudadanía activa, esto, como un motor que logre ir dando forma a las necesarias articulaciones de mediano y largo plazo. Este foro abordará problemas como la vivienda, el transporte público, la renovación urbana y la defensa de derechos fundamentales, con un enfoque de género que reconozca las desigualdades específicas que enfrentan las mujeres, entre otras.
Además, este movimiento debe articularse con los planes de vida de las comunidades rurales, reconociendo que la lucha por la transformación urbana no puede desvincularse de la defensa del territorio y la vida en el campo. Ciudades y campo son dos caras de una misma moneda, y solo a través de una articulación integral podremos avanzar hacia un modelo de desarrollo que priorice el bienestar colectivo sobre los intereses económicos de unos pocos.
A través de la articulación de luchas y experiencias pasadas, podemos avanzar hacia un movimiento urbano nacional que promueva un modelo de ciudad digno y emancipador, construido desde una perspectiva crítica, decolonial y participativa. Este es el camino para construir ciudades en diálogo con los territorios rurales y en defensa de la vida digna para todos.
*Catedrático Maestria en ciencia, tecnología, sociedad e Innovación (ITM). Docente investigador Universidad de San Buenaventura Medellín, integrante Grupo Autónomo Kavilando e integrante REDIPAZ.
VER – ESCUCHAR ENTREVISTA:
📢 Por Ciudades Dignas y Emancipadoras | Entrevista con Esteban Romero – Ciudad en Movimiento
En esta entrevista, Esteban Romero, integrante de Ciudad en Movimiento, reflexiona sobre la realidad de nuestras ciudades y la urgencia de generar espacios de articulación para transformar la vida urbana. 🔥🏙️ Ver: Tomado de: https://desinformemonos.org/reimaginar-la-ciudad-por-un-urbanismo-justo-y-emancipado/