Entre el 27 y 28 de noviembre en la ciudad de Medellín se reunieron académicos, movimientos sociales y ciudadanos para reflexionar sobre las transformaciones geopolíticas en el mundo y América Latina.

Por: Iván Dario Rojas Moreno.
Diversos movimientos sociales de América Latina se dieron cita en el ITM para reflexionar sobre los elementos principales de la geopolítica latinoamericana y mundial, caracterizando las amenazas, retos y alternativas en materia de seguridad, criminalidad y consolidación de la paz en la región. Allí identificaron la pérdida del control hegemónico de Estados Unidos sobre el poder mundial, donde potencias emergentes como China compiten por el dominio en el plano político, económico, militar y cultural, razón por la cual se genera una importante reconfiguración en las relaciones internacionales, particularmente en su zona de influencia.
El sociólogo Raúl Zibechi advierte que el ascenso de China como potencia significa para América Latina “otras posibilidades que no sea relacionarse únicamente con Estados Unidos y con el norte global, donde se abre una serie de vínculos con otras naciones y continentes. Así mismo implica que esta región se va a convertir en un espacio en disputa con más intervenciones militares de todas las potencias que quieren un lugar en este continente rico en recursos naturales”.

Por este motivo refiere que el cambio estratégico de la potencia occidental, busca mediante la fuerza, consolidar un espacio vital que le permita sobrevivir en el marco de las llamadas “transiciones hegemónicas”, lo cual explica el intento de Donald Trump de reindustrializar su economía, ampliar sus fronteras sobre otras naciones y controlar militarmente espacios geopolíticos fundamentales como el mar Caribe, la cuenca del Orinoco, amazonia y parte de la zona andina.
Es de resaltar que allí se ubica parte de los bienes comunes de la naturaleza, pieza clave en para la transición energética como son las tierras raras, el cobre, el litio, el gas y el petroleo. En palabras de Ana Penido a “Estados Unidos no le importa perder la guerra en el plano militar, su objetivo se centra en acumular victorias en lo económico y político”, esto lo comprende desde dos dimensiones, la primera la posibilidad de movilizar el mercado mundial de armas, y por otra parte extraer de los territorios los bienes necesarios para el sostenimiento de su modelo cultural de consumo.

Por esta razón la académica menciona que para comprender la doctrina de las potencias se requiere el análisis de cuatro factores donde la geopolítica se desarrolla, el primero el campo económico, es allí donde China lleva una ventaja estratégica frente a Estados Unidos, ello se puede evidenciar en su estrategia de consolidar la Ruta de la seda como extensión del proyecto modernizador y de transferencia tecnológica al sur global apalancado en económicas extractivas, segundo la comprensión de la dimensión militar, en donde ella advierte un aparente equilibrio entre las fuerzas de las potencias mundiales, allí es crucial observar lo desarrollos existentes en el conflicto ruso – ucraniano como ejemplo vivo del choque de poderes, dado que es un escenario donde se despliega la innovación científico tecnológica de las guerras contemporáneas. En continuidad menciona la necesidad de estudiar el campo político, donde
Estados Unidos sigue imponiendo sus enfoques en contra de la garantía común de los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y los limites planetarios de la naturaleza, como se evidencia en su desconocimiento de instituciones como las Naciones Unidas; finalmente la autora menciona que en el campo cultural aún se mantiene el ideal del “sueño americano”, aunado al despliegue de operaciones cognitivas o psicológicas para el control social de la población, lo cual imprime un sustrato de carácter subjetivo a la sociedad en su conjunto.
Ahora bien, advierte el consultor político Decio Machado que la geopolítica actual “debe superar los esquemas de análisis del mundo bipolar, en especial cuando proviene de proyectos políticos alternativos, dado que en la actualidad la dualidad se desvanece y se tiende a complejizar por el pragmatismo en el que actúan las potencias en disputa”. De igual manera ubica que la sociedad en su conjunto sufre un proceso de crisis en el vínculo existente con el Estado, partidos políticos y movimientos sociales, dado que sus representaciones se encuentran cada vez más fragmentadas generando retos en términos de la agencia de transformaciones estratégicas, pero también ello abre la oportunidad de movilizar elementos de lo cotidiano en donde la política tradicional se transforma en nuevas narrativas más próximas a los intereses ciudadanos, espectro donde los discursos de la derecha han ganado terreno en el pensamiento de las mayorías, como así lo demuestra el ascenso de partidos de esta tendencia en Europa o de los llamados “outsider” como Miley, Bukele o Donald Trump.

En el evento se visibilizó formas comunitarias de gestionar la seguridad en el país, por medio de la experiencia de la guardia interétnica, en donde representantes campesinos, indígenas y de pueblos afro comentaron sus mecanismos de protección del tejido social, reivindicando los enfoques locales de comprensión de las dinámicas espaciales para el cuidado de la vida. De forma similar organizaciones barriales de Brasil y Florida Blanca – Santander, tuvieron espacio para exponer las complejidades de la violencia urbana, la cual cuenta con bases profundas en la desigualdad social, el racismo y el patriarcado; aunado expusieron estrategias para bordear la violencia por mediante ejercicios culturales y pedagógicos.

El espacio finalizó con el lanzamiento de las investigaciones “Justicia para Colombia” liderada por el padre Javier Giraldo, texto donde se narra el vínculo entre impunidad, acumulación y poder, aunado al libro “Esquivar la guerra. Construir mundos nuevos” de Raúl Zibechi quien expone la necesidad de fortalecer las autonomías de los pueblos frente al actual escenario de militarización del planeta. De esta forma el evento cierra haciendo la invitación a continuar generando espacios de reflexión y cualificación de cara a la geopolítica latinoamericana.
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