Los vascos premian con votos a los constructores de paz

Linea Formación, Género y luchas populares

La izquierda Abertzale, el sector político que más se ha esforzado en la construcción de la paz, se convirtió en la segunda fuerza en el parlamento vasco.

Un año y un día después de que ETA aceptara el llamado de la izquierda Abertzale (independentista) de abandonar la lucha armada y de acoger la Declaración de Donostia, promulgada por la Conferencia Internacional para la Paz en Euskadi, celebrada en Aiete el 17 de octubre del 2011; se celebraron las elecciones autonómicas en Galicia y Euskadi, las que habían sido convocadas por anticipado, como resultado de la crisis profunda de la economía en España y las fracturas en las gobernabilidades al no poder obtener resultados positivos al momento de encarar la crisis con una política de recorte masivo y profundo al gasto y la inversión social y su impacto negativo en la sociedad de bienestar que habían construido los españoles, arrojando un resultado sorprendente, pero previsible, en Euskadi.

Pues bien, la sociedad vasca decidió dar su respaldo al nacionalismo y a la paz, al favorecer con la mayoría de los votos al Partido Nacionalista Vasco – PNV (derecha independentista) y a la nueva formación de la izquierda Abertzale BILDU, con 27 escaños el primero y 21 escaños el segundo, en un parlamento integrado por 75 parlamentarios, dejando a la vera del camino al Partido Socialista de Euskadi – PSE (versión vasca del PSOE) y al Partido Popular de Euskadi – PPE (versión vasca del PP), partidos que han debido pagar la factura de la crisis con tan duro pero merecido castigo.

La izquierda Abertzale en un amplio frente de unidad integrada en Euskera Herria – BILDU, pasó de tener 5 escaños en el parlamento vasco (elecciones del 2011) a 21, constituyéndose en la segunda fuerza política más importante de Euskadi, lo cual no puede dejar de interpretarse como la decisión de los vascos de dar su respaldo y premiar a quienes más se han esforzado en la construcción de la paz, no exenta de grandes incomprensiones, persecuciones y sacrificios. El resultado electoral es un resultado de la paz, porque es el primer proceso electoral de los últimos 60 años en España y en Euskadi realizado sin la presión de la violencia, la intimidación y la represión; pero por sobretodo es una victoria política de la izquierda independentista, que ha debido vivir el doloroso calvario de tener a la mayor parte de su dirigencia y militancia más comprometida en la cárcel y en el ostracismo político, como producto de la persecución y represión a lo que las autoridades políticas y judiciales en España han denominado “el entorno de ETA”.

En el discurso de celebración de los resultados (que fuera suspendida su emisión en la televisión oficial TVE, controlada por el PP) la señora Laura Mintegui, lideresa de EH-BILDU exaltó la libertad, la independencia y la solidaridad, al tiempo que aseguró que trabajará por el acercamiento de los presos vascos, dispersos por las cárceles españoles como parte de la política de represión y persecución a ETA, como acción necesaria en la consolidación de la paz.

Este magnífico acontecimiento ocurrido en tierras lejanas, tiene una gran importancia para los colombianos a la hora de buscar entre las experiencias internacionales de paz, referentes y lecciones útiles de consultar, habida cuenta la apertura en nuestro país de un proceso de paz que nos conduzca al fin del conflicto armado y a la superación de las causas que lo originaron. Al respecto quiero llamar la atención sobre el papel de la izquierda vasca, en relación con la decisión de ETA de suspender definitivamente la lucha armada y creo pertinente interrogar: ¿podría la izquierda colombiana interpelar a la insurgencia para instarla a la superación de la lucha armada, al tiempo que esta izquierda asume las banderas de lucha revolucionaria, para defenderlas y conquistarlas exclusivamente mediante la acción política y en democracia?; ¿Movimientos sociales y políticos como la Marcha Patriótica, el Congreso de los Pueblos u otros que puedan surgir, podrían asumir ese papel, al igual que lo hiciera BILDU en Euskadi?; ¿Qué hace falta para que el Gobierno Nacional entienda la importancia de generar medidas de alivio a los presos políticos y presos sociales en general, que padecen y sufren en las cárceles de Colombia, no solo las penas impuestas, sino unas condiciones inhumanas de cautiverio violatorias de los derechos humanos, e incluso de la misma normatividad del régimen penitenciario?, ¿No entiende el Gobierno que medidas de alivio a los presos políticos ayudan a construir un clima de confianza en la mesa, ayudan a la distensión y a aminorar la pugnacidad; al tiempo que fuerzan a la contraparte a actuar en correspondencia? 

Estos y otros aspectos deberían ser valorados, fundamentalmente por las partes del conflicto, pero también por quienes desde la sociedad trabajan y se esfuerzan por contribuir en la construcción de escenarios de paz y de solución política a los conflictos. Definitivamente, la paz en Colombia pasará por cambiar balas por votos, Euskadi y sus gentes nos lo enseñan, una vez mas.

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