Por: José Alonso Andrade Salazar. Grupo Kavilando Armenia.
El 3 de junio de 2016 en Armenia Quindío se llevara a cabo la "Marcha carnaval" por la vida y el territorio en respuesta pacífica y propositiva ante los proyectos de Megamineria que amenazan la región cafetera

Entre febrero y abril del año en curso, la Agencia Nacional de Minería informó a las autoridades del municipio acerca de tres concesiones relacionadas con procesos y estudios de factibilidad para la explotación de oro, platino y otros minerales.
La información revela que la Agencia Nacional Minera pudo haber aprobado un proyecto de megaminería en Salento departamento del Quindío, que pone en peligro real la estabilidad y auto-sostenibilidad ambiental de una zona protegida, de amplia biodiversidad dada sus características geográficas, ecosistémicas, culturales y de suministro de agua para varios municipios; la explotación minera afectaría directamente al Valle de Cocora y estaría próxima al Parque Nacional Natural de los Nevados.
Ante ello la comunidad de la región y varias instituciones realizaron acciones de resistencia organizada para hacer frente a la depredación de los recursos naturales, hecho que impacta también a varias regiones de nuestro país.
Es preciso preservar los territorios de la maquinaria globalizada de explotación minera que reduce el desarrollo en términos de producción material y explotación a todo nivel.
En éste contexto es dable recordar la hipótesis de James Lovelock de 1969 sobre la tierra como "Gaia", en la cual la biosfera activa, fomenta y regula las condiciones de habitabilidad del planeta, de modo que se constituye en un mega-sistema complejo que se autorregula de forma intencional, en cuyo caso todo lo que en ella cobra vida también siente, es un sujeto, y debe ser respetado y protegido.
Las acciones megamineras, el consumismo desbordado, la depredación a gran escala de los recursos naturales, el sin-límite del desarrollo material, la perdida de las solidaridades, la falta de conciencia ambiental y la precariedad de conformación de un pensamiento ecologizado, fomenta “persé” la destrucción planetaria.
Para Edgar Morín Ecologizar el pensamiento es admitir que se requiere de una Tierra-patria, es decir de la ciudadanía planetaria y la reeducación ecológica, además de prácticas de hospitalidad y de cooperativismo auto-sustentable; aspectos a los que debemos sumar el restablecimiento de la interrelación individuo-sociedad-especie, comprendiendo que cada acción implica retroacción, emergencia y cambio no-lineal, en cuyo caso es relevante pasar del discurso del progreso como consumismo a ultranza, a una dialógica del compartir, del trueque y el intercambio que invite a un progreso antropoético tejido conjuntamente sobre lo humano.














