La paz como cuarta función sustantiva de las universidades: un necesario debate.

Observatorio K.

En Colombia, universidades y sociedad debaten una propuesta que apunta a responder a un contexto de violencia persistente, reconocer la construcción de paz como cuarta función sustantiva, articulando docencia, investigación y extensión para responder al desafío histórico de un país más justo y pacífico.

 

 

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Por: Alfonso Insuasty Rodríguez. REDIPAZ

El pasado 19 de septiembre, la Red Interuniversitaria por la Paz (REDIPAZ) participó en la mesa técnica convocada por el Ministerio de Educación Nacional y la curul del Senador Robert Daza. En este espacio se discutió en torno a la propuesta presentada por REDIPAZ en línea a reconocer la construcción de paz como una cuarta función sustantiva en las universidades colombianas, junto a docencia, investigación y extensión.

Esta iniciativa, que ha venido tomando fuerza en el debate académico, responde a un contexto nacional donde, pese al Acuerdo de Paz de 2016, persisten dinámicas estructurales de violencia, exclusión y desigualdad. Incorporar la paz como función universitaria busca no solo enriquecer las tareas tradicionales de la academia, sino también transformarlas, articulando la formación, la investigación y la vinculación social con la comprensión crítica de la realidad y el compromiso con su transformación.

Lejos de constituirse en un simple agregado institucional, esta función plantea un imperativo ético y político, reconocer que la universidad, como espacio de producción y circulación del conocimiento, tiene un papel central en la construcción de un país más justo, participativo y pacífico.

Tal como se ha demostrado en experiencias internacionales —por ejemplo, en Lituania, donde se incorporaron nuevas funciones sustantivas para responder a retos históricos—, este tipo de apuestas pueden generar impactos transformadores en los sistemas de educación superior.

El debate no está exento de desafíos.

Entre ellos, se destacan la necesidad de recursos adicionales, las resistencias al cambio institucional, los riesgos de politización y la complejidad de medir el impacto real de las iniciativas de paz.

No obstante, su implementación también puede catalizar innovaciones pedagógicas, abrir líneas de investigación pertinentes y fortalecer la relación universidad-sociedad.

Más allá de lo estrictamente universitario, esta propuesta tiene la virtud de proyectarse como gran proyecto de país.

Integrar la construcción de paz en la esencia misma de la educación superior abre la posibilidad de formar profesionales comprometidos con la reconciliación, producir conocimientos situados para transformar conflictos y acompañar procesos territoriales de manera activa y crítica.

Desde REDIPAZ se destacó la necesidad de articular esfuerzos académicos e institucionales hacia una visión estructural de la paz.

El Ministerio de Educación anunció que enviará su concepto derivado de estar reunión, se habló incluso de la necesidad de elevar la propuesta a una reforma más amplia, la Ley 30, hacer parte de una gran reforma educativa. Este concepto retroalimentará la propuesta y se trazarán nuevas reuniones para profundizar en las precisiones jurídicas y conceptuales que permitan avanzar hacia un proyecto de ley o reforma normativa en la materia.

La propuesta de una cuarta función sustantiva no es solo una respuesta a los desafíos presentes, sino una apuesta de largo aliento, un horizonte educativo y social en el que las universidades colombianas contribuyan activamente a cimentar una nación más justa, participativa, equitativa y pacífica.

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