El cuarto huevito de Uribe: la Corrupción

Observatorio K.

 

 

 

 

El ex presidente Álvaro Uribe Vélez hizo famosa la frase que lo que le interesaba para hacerse reelegir, era preservar los tres contenidos fundamentales de su mandato: la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social. Sobre los tres huevitos, como los llamó, hemos escrito ya bastante: la seguridad democrática, es decir, el combate a la guerrilla y la laxitud con los paramilitares que trajo consigo los falsos positivos, el excesivo gasto militar que sumó durante sus largos ocho años de Gobierno más de 80 mil millones de dólares y que como logro militar, tampoco hay que negarlo, llevó a un repliegue militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, también trajo consigo una corrupción en la contratación y en el uso de los recursos públicos, como el caso denunciado y aún en vías de investigación de Fondelibertad.

La Confianza Inversionista consistió entre otras cosas, en entregar medio país a la voracidad de las multinacionales mineras, en pactos de congelamiento de pago de impuestos a las principales empresas del país, zonas francas distribuidas por todo el territorio nacional de las cuales se  beneficiaron sus hijos, largas gabelas a los capitales transnacionales, en fin, la confianza inversionista no es más que darle todo tipo de beneficios al capital internacional. Obvio ante tales condiciones hubo un importante incremento de la inversión extranjera.

La Cohesión Social no fue más que un programa asistencialista montado desde la propia Presidencia de la República: Familias en Acción, la Red Juntos; al tiempo que ordenó  la modificación de las metodologías para la medición de la pobreza, creyendo que si se disminuyen los pobres en las estadísticas la realidad se modifica. Así mismo se avanzó durante los ocho años de su mandato en la concentración del ingreso pasando del 0.57 del coeficiente de Gini al 0.58, lo que en términos simples quiere decir que durante sus ocho años de mandato los ricos se hicieron más ricos y los pobres siguen igual de pobres. En su Gobierno no hubo una política social que buscara la redistribución del ingreso y de la renta.

Pero lo que no nos contó, ni nunca defendió fue el cuarto huevito, el de la corrupción que él mismo utilizó para su provecho propio. Para muestra algunos botones: el cohecho ya comprobado e investigado por la Corte Suprema de Justicia que conllevó el pago con notarias y recursos públicos para su primera reelección. A propósito no vemos que la Fiscalía en cabeza de Vivianne Morales, avance en las investigaciones sobre el entonces ministro del interior y de justicia Sabas Pretelt, ni del ex ministro de la protección social Diego Palacio. La Zona Franca para sus hijos Tomás y Jerónimo Uribe. Para sólo mencionar dos casos notables.

El huevito de la corrupción estaba bien empollado en Agro Ingreso Seguro, con su ex ministro Andrés Felipe Arias; en la salud donde las llamadas Empresas Prestadoras de Salud, EPS, se enbolsillaron según el presidente Juan Manuel Santos, más de tres billones de pesos, tampoco se enteró de la Dirección Nacional de Estupefacientes, DNE, en donde aún no se sabe del tamaño del desfalco y menos se enteró de los negociados en el Instituto Nacional de Concesiones, INCO, dependiente del Ministerio de Transporte. Ahora venimos a saber que en la División Nacional de Impuestos Nacionales, DIAN, se incubaba otro huevito de la corrupción que por lo pronto se calcula de manera inmediata en un billón de pesos y que podría llegar a unos 3.5 billones de pesos. Lo más dramático es que del tamaño del desfalco, sólo se viene a hablar en los grandes medios de comunicación ahora cuando ha estallado el escándalo de la salud, del grupo empresarial de los Nule y sus innumerables contratos con el Gobierno Nacional.

Hay que decir que el tamaño del cuarto huevito aún no se puede calcular. La corrupción había llegado a los más altos niveles del Gobierno y no hay que escandalizarse por ello. Sabemos que Uribe recibió enormes recursos para su campaña de Enilce López, la gata, y de los grupos paramilitares. Ahora el reto está en los organismos de control y en la Fiscalía General, ¿será que tienen la decisión de llegar hasta el fondo de las investigaciones y no se quedarán en sancionar a los mensajeros y llegarán a la criminalidad de cuello blanco? ¡Ese es reto!

Edición N° 00263 – Semana del 15 al 21 de Julio de 2011

Por: Pedro Santana Rodríguez. Presidente Corporación Viva la Ciudadanía. Tomado de http://viva.org.co/cajavirtual/svc0263/articulo01.html

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