Inicia un nuevo día en la ciudad, rodeado de las mismas actividades que agobian y se convierten en una monotonía. Son las 2 de la mañana y Emilio se despierta entre una batalla con sus cobijas y la cama, para empezar a laborar al otro lado de la ciudad y traer el diario para sus hijos: Laura de 15 años, Andrés de 11 años y Carlos que es el menor, tiene 4 años, todos con problemas de educación y salud.
Una madrugada como muchas otras, pero esta vez Emilio de repente, al bajar los pies de la cama, siente en ellos el frío del agua helada. Así que prendió la lámpara y se dio cuenta que la casa estaba inundada, pues la noche anterior había estado acompañada de un fuerte y torrencial aguacero, y el río que estaba ubicado detrás de ella se había desbordado. En la ciudad todos los cuerpos de agua (humedales, ríos, lagunas, quebradas, etc.) están intervenidos por alguno de los grandes proyectos que benefician al capital: minas, autopistas, aeropuertos, transporte masivo, edificios y otras actividades.
Lo primero que hizo Emilio fue ir al cuarto de sus hijos y mirar cómo se encontraban; ellos inocentes de la situación dormían profundamente. Emilio con la preocupación de ver la casa inundada se le olvidaba que ya era hora de salir a iniciar su larga y pesada jornada, así que se alistó lo más rápido posible y arrancó a la fábrica de zapatos en la que trabajaba al diario, porque los empresarios han impuesto esa forma de contrato para explotar mas al trabajador y ganar más. Para que él pudiera llegar a la fábrica tenía que tomar dos buses, debido a los problemas de movilidad que existen en la región por los intereses de lucro que controlan el transporte público.
Después de una pesada jornada laboral y con la preocupación de su casa inundada, Emilio fue a cobrar su día de trabajo, pero lamentablemente laboraba en una empresa mediana que ya se estaba viendo afectada por la imposición del Tratado de Libre Comercio TLC. Y como ocurre siempre, los empresarios descargan su crisis en el pueblo en vez de enfrentar las políticas económicas del gobierno y de los monopolios: “Necesitamos reducir los costos de mano de obra, entonces les pagaremos menos y a varios de ustedes no los necesitamos.” Esa fue la respuesta que Emilio y sus compañeros de trabajo recibieron ese día.
Desde ese día Emilio se ha dedicado a organizarse con los demás trabajadores y también con la vecindad del barrio, en la que compartieron todos los problemas que afectaban el territorio y la comunidad. Había que defender la permanencia en el barrio y en condiciones dignas. En su barrio Emilio ayudó entonces a integrar todas las formas de asociación que existían y se propusieron un plan comunitario con el objetivo de construir un barrio para el buen vivir.
Por eso hoy Emilio, sus compañeros de trabajo y las organizaciones del barrio van a manifestar hoy su protesta contra la ciudad de los capitalistas que los despoja y empobrece. Pero también para hacerles un homenaje a los trabajadores mártires de Chicago, Estados Unidos, quienes fueron ahorcados por el gobierno el 1º de Mayo de 1886, por exigir sus derechos.
Antes que atemorizar a la clase obrera, esa injusticia ayudó a motivar a los pueblos para “cambiar el mundo de base”, como dice la canción de La Internacional.
Y aquí estamos en esta fecha caminando junto con Emilio, su familia y sus vecinos, haciendo Minga por la defensa de Bakatá, la Bogotá de la gente y no del capital.
MINGA BAKATA…
¡Tejiendo Territorios urbanos para el Buen Vivir!