Quien sobrevolara o caminara por el Paseo de La Reforma a la altura del Ángel de la Independencia en el Distrito Federal el 20 de Mayo de 2012, se iba a encontrar con una nutrida manifestación de jóvenes. Cantaban arengas contra el candidato del PRI, el más opcionado en ese momento para llegar a Los Pinos en las elecciones realizadas el pasado primero de julio. En las protestas participaban escritores reconocidos como Paco Ignacio Taibo II y Elena Poniatowska.
El candidato del cuál se rumoraba desde hace más de 2 años que era el virtual presidente, se le vio por primera vez preocupado. No era para menos. Después de llevar bastante tiempo punteando en la favorabilidad del electorado, surgían a un mes de los comicios, hechos políticos que podían impedir el retorno del partido heredero de la primera revolución del siglo XX.
Los estudiantes hablaban de la candidatura de Peña Nieto como una imposición y construcción del duopolio televisivo. Marcharon hasta TELEVISA –aliada histórica del Priismo y promotora de la candidatura- para exigir el cese de la estrategia encaminada a impulsar la candidatura del exgobernador.
De esas manifestaciones espontáneas surgió una corriente de opinión autodenominada yosoy132 que agrupó jóvenes de universidades de todo el país. Por medio de las redes sociales y de la movilización, los estudiantes lograron romper la inercia que traía la tercera competencia electoral después de que cayó lo que Vargas Llosa llamó la “dictadura perfecta”. El candidato de la izquierda, condenado al ostracismo por los medios de comunicación y por muchos de sus electores del 2006, subió del tercer al segundo puesto en las encuestas. En el partido de gobierno se hicieron completamente visibles las intenciones de aliarse con su antiguo contrincante. El ex presidente Vicente Fox y otros panistas de renombre hicieron pública su adhesión a la campaña de Enrique Peña Nieto. La candidatura del oficialista Acción Nacional en cabeza de Josefina Vásquez Mota perdió seriedad. Andrés Manuel López Obrador comenzó a acercarse al puntero Peña Nieto.
La movilización juvenil fue tan espontánea, dinámica y diversa que muchos comenzaron a hablar de la primavera mexicana, haciendo un paralelo con las protestas que sacudieron al mundo árabe recientemente. Sorprendía el policlasismo, la espontaneidad y lo amplio del movimiento. yosoy132 se extendió por las universidades de todo el país y por todas las redes sociales logrando algunas pequeñas victorias, como ser incluidos por el tribunal electoral como testigos y la apertura de espacios en las cadenas nacionales para que fueran transmitidos los debates presidenciales.
El movimiento no era Lópezobradorista–de izquierda- aunque algunos de sus integrantes lo fueran. Se declaraba apolítico. Podría decirse que su reivindicación era por unos procedimientos fiables que aseguraran una verdadera competencia electoral. A decir del tribunal electoral la participación de integrantes de los partidos políticos como observadores del proceso electoral de este 1 de julio fue bastante amplia, lo que puede interpretarse como una victoria del movimiento estudiantil.
En sus discursos después de los escrutinios tanto Enrique Peña Nieto como Andrés Manuel López Obrador reconocieron el importante papel jugado por los estudiantes en el proceso electoral. Los Jóvenes le atinaron a un tema que se está volviendo central en la dinámica política Latinoamérica: los grandes medios de comunicación y sus opciones políticas. Es la pelea del Kischnerismo con el diario EL Clarín y el del Chavismo con Globovisión.
De alguna forma y un poco tarde #yosoy132 logró romper lo que López Obrador llama el “cerco mediático”. Podría decirse que los jóvenes peleaban por uno de las demandas centrales del proceso transicional mexicano: la configuración de un sistema electoral verdaderamente competitivo. Tuvieron pequeñas batallas que significan avances en la transición emprendida hace 12 años.
Claramente el movimiento no representaba un sector de la sociedad que pretendía llegar al poder, su diversidad política y social se lo impedía. Parece que no estaban en lo correcto quienes pensaban que el voto negativo por un candidato, significaba el voto positivo por su contrario.
Paradójico que a sólo 12 años de iniciada la transición mexicana a la democracia, retorne al poder el PRI. Surge el interrogante de si seguirá desarrollando u obstaculizará la lenta transición que empezó 12 años atrás para acabar con su propia dominación.