Por: Luís Kunta Kinte
El jueves tres de febrero se firmó el acuerdo de Asociación Transpacífico, más conocido como el TTP. Es un acuerdo de más de 6 mil páginas, con anexos y cartas de intenciones paralelas, según los expertos que le han hecho un exhaustivo estudio.

Los países firmantes del acuerdo son: Australia, Brunéi, Canadá, Estados Unidos, Chile, Perú, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam.
Dicho Tratado debe ser ratificado por los gobiernos y parlamentos de los doce países, en el trascurso de los próximos años. Pero el TTP se ha trazado como objetivo, cubrir una amplia zona del mundo, establecerse como un bloque económico comercial que abarcaría el 40 por ciento del PIB mundial, mucho mayor que el PIB del BRICS. Estas pretensiones desequilibran la geopolítica mundial y han puesto en alerta al movimiento social y a las naciones afectadas.
Este Tratado es diseñado por Estados Unidos y sus empresas transnacionales, para contraponerlo a la influencia de China en el Pacífico fundamentalmente, también para contrarrestar al acuerdo de Eurasia y la nueva Ruta de la seda que une comercialmente a China con Europa.
Afecta a la CELAC, por cuanto hay países de este bloque continental que hacen parte del acuerdo Transpacífico. También afecta la dinámica del BRICS.
El TTP es considerado por el presidente de los Estados Unidos como "el tratado de comercio más progresista de la historia", queriendo ensalzar este adefesio y estigmatizar a otros acuerdos económicos en los cuales no tiene presencia Estados Unidos.
Cuando la economía mundial es altamente dominada por las transnacionales, éstas se quedan con la mayor tajada en este Tratado, lesionando gravemente la soberanía de las naciones, lo que ha suscitado grandes movilizaciones populares en la mayoría de los países firmantes del tratado.
En este artículo sólo vamos a hacer referencia a algunos aspectos que pueden ser los más cuestionados del tratado, entre los cuales se encuentran:
El TTP determina un sistema de arbitraje asimétrico
A las empresas transnacionales se les otorga derechos y privilegios superiores a los de los Estados e incluso son tan amplios que pueden dar cabida para que se establezcan territorios donde no operan las regulaciones estatales, como aconteció con las repúblicas bananeras y los enclaves petroleros establecidos en toda Nuestra América, que saquearon, explotaron y cometieron toda serie de crímenes y violaciones a las soberanías nacionales.
Además, en el TTP se establece un sistema de arbitraje donde las leyes de cada país pierden vigencia para juzgar a las transnacionales y se le da vía libre al establecimiento de tribunales especiales de carácter internacional que basarán su acción en lo pactado en el acuerdo del TTP donde se impone la soberanía de las empresas.
Los derechos de los pueblos pierden su carácter vinculante
Los derechos sociales, ambientales, laborales y otros, es decir los derechos humanos en este Tratado, quedan sólo como recomendaciones de cumplimiento voluntario para las empresas inversionistas, bajo una supuesta “responsabilidad social corporativa”.
Esto es tan grave, que muchos investigadores y relatores especiales de derechos humanos de la ONU, han llamado a que se le debe dar prioridad en el acuerdo a los derechos humanos, antes que a las ganancias de las empresas. Al mismo tiempo han alertado que en el Tratado quedan invalidados todos los avances legislativos y derechos humanos que la ONU ha hecho en materia de derechos indígenas, afros, políticos y sociales. Hay una contradicción entre los acuerdos del TTP y los acuerdos signados por los gobiernos y Estados con la ONU, y éstos han dejado de ser referencia y obligación para los empresarios.
Ausencia de democracia y poco Estado
El acuerdo del TTP comenzó a negociarse en 2010 y durante un lapso grande de tiempo se mantuvo en absoluto secreto, condición que todavía mantiene en la mayoría del contenido, que sólo es de conocimiento de una pequeña elite burocrática gobernante. Sólo en el año 2013 se conocieron algunos, muy pocos, contenidos del Tratado, por filtraciones y lo que divulgó Wikileaks.
El TTP lo han elaborado las empresas transnacionales a su medida y a espaldas del poder ciudadano, libres de las intromisiones de la democracia popular, todo consumado hasta ahora con la complicidad de los funcionarios gubernamentales apátridas. No solo se viola la soberanía de los Estados, también es sumamente grave el desconocimiento a la soberanía popular. Entonces la pregunta es ¿qué se esconde con un tratado secreto si se dice que todo favorecerá a las naciones y a los pueblos?
La dictadura del Capital y una nueva constitución mundial
Analistas internacionales y organizaciones sociales de todos los países signantes del acuerdo, han lanzado la alarma porque se están trastocando muchas reglas del derecho internacional y sus instituciones. Es bueno alertarnos en el sentido de que se pretende sentar jurisprudencia internacional a través de este tratado Transpacífico, con la intensión de imponerlo como una constitución mundial de comercio.
El que ahora se presione a los Congresos o Parlamentos, para aprobar un Tratado carente de legitimidad ciudadana y de un tenebroso contenido, significa que estamos ante la dictadura del capital.
Sujetos y actores centrales como las comunidades científicas, universitarias y toda la institucionalidad crítica, ha sido desconocida y se ha dado una huida a temas sensibles que en otros tratados ha impactado en negativo como el empleo, el ingreso, el medio ambiente, la agricultura campesina, la pequeña y mediana industria, etc.
El concepto de ambiente y su protección, no aparece
Los movimientos ambientalistas del mundo han centrado su crítica en que un problema tan dramático y de primer orden como es la temática ambiental y la reproducción de la naturaleza, no aparecen en el TTP.
El acuerdo sería un paso atrás respecto a las protecciones ambientales de todos los acuerdos de libre comercio, realizados anteriormente. En el TPP no hay ninguna responsabilidad de los empresarios y transnacionales de cumplir con las obligaciones en las políticas ambientales de los tratados internacionales. La naturaleza se victimiza, es despojada de sus derechos a la vida y reproducción y se desconocen avances sustanciales de los pueblos en sus luchas. Los pueblos seguirán siendo despojados de sus bienes comunes.
Hay denuncias graves de organizaciones ambientalistas como Greenpeace, Amigos de la Tierra, el Consejo de Defensa de Recursos Naturales, que manifiestan que los gobiernos que traten de impedir contaminaciones por actividades económicas y hacer respetar disposiciones ambientales que mitiguen la destrucción ambiental, pueden ser demandados por las transnacionales. Ya hay antecedentes de estos casos en el mundo que hacen presagiar que se hará efectiva la soberanía de las transnacionales por encima de los estados y pueblos.
Impacto en el empleo y los ingresos
Los estudios coinciden en señalar los profundos impactos negativos en el empleo y los ingresos. En el mes de enero, antes de que fuera firmado el tratado TTP se dio a conocer un estudio de académicos apoyados por la ONU, donde se evalúa este impacto. En él se calcula que habrá una pérdida de puestos de trabajo por encima de los 770 mil. Otro estudio realizado en Estados Unidos afirma que entre 1997 y 2014 se perdieron más de cinco millones de empleos en la industria manufacturera, producto de acuerdos comerciales anteriores y el TTP va a profundizar esta crisis. Esto sucederá sin mencionar la disminución en los ingresos que sufrirán los trabajadores siguiendo la línea de la precarización.
Sobrevalorar las utilidades de pocos, minimizando los impactos negativos para todos
Tienen enorme vigencia las palabras de Malcom X cuando afirmó que “los medios de comunicación son la entidad más poderosa de la tierra. Ellos tienen el poder de hacer culpable al inocente e inocente al culpable, y este es el poder. Porque ellos controlan la mente de las masas".
Hay una intensa campaña desde el poder mediático controlado por las transnacionales, donde se bendice al TTP, como un beneficio para las sociedades que elevarán su nivel de vida, se le abrirán las puertas al progreso y todos los ciudadanos nos beneficiaremos de las inversiones y el crecimiento del comercio entre los países firmantes del TTP. Y se esconden todos los impactos negativos sociales, económicos, políticos, culturales y los cambios desfavorables en la legislación internacional para beneficio del poder económico transnacional. El crecimiento de las exportaciones es sinónimo del crecimiento en el bienestar para las poblaciones, mientras la historia está llena de ejemplos contrarios, entre más crece la producción más se infla la desigualdad en el mundo, como lo atestigua el informe de Oxfam 2015.
Asistimos a una mayor inconformidad de los pueblos y sociedades que se movilizaron por el mundo rechazando y repudiando la firma del TTP.
Las calles vecinas donde se llevó a cabo la firma, fueron colmadas de personas que protestaron por este hecho adverso al futuro. Las luchas de los ciudadanos y los pueblos seguirán a pesar de la firma del acuerdo.














