Por: Cátedra Jorge Alonso. Universidad de Guadalajara
Cuando se cierran los espacios de información, producción y circulación de las ideas con un sentido de responsabilidad y honestidad, en ellos se instala la intolerancia y el autoritarismo que la sociedad del poder impone, entre ellos las Universidades
Presentación
Cátedra Jorge Alonso. Cuando parece que no queda nada, quedan los principios
Rafael Sandoval Álvarez
Cuando se cierran los espacios de información, producción y circulación de las ideas con un sentido de responsabilidad y honestidad, en ellos se instala la intolerancia y el autoritarismo que la sociedad del poder impone, entre ellos las Universidades; en un contexto de crisis respecto de la capacidad de pensar autónoma e independiente, que viven la mayoría de los académicos, periodistas y analistas sociales, hace que el debate, así como la reflexión colectiva, más que nunca, adquiera relevancia.
En este marco, la creación de la Cátedra Jorge Alonso, por la Universidad de Guadalajara y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente, representa la posibilidad de un espacio donde se reivindique el pensamiento crítico con perspectiva anticapitalista y por la autonomía. La forma de tal reivindicación trata de realizarse a través de tres actividades anuales que realiza la Cátedra: una Conferencia Magistral, un Seminario y la entrega del Premio “Cátedra Jorge Alonso CIESAS-UDG” a la mejor tesis de doctorado en Ciencias Sociales. Con este premio se reconocen los trabajos de investigación realizados y convertidos en tesis, en las que se colocan en la perspectiva de los sujetos sociales que luchan y resisten a la destrucción capitalista, construyendo la autonomía como horizonte de vida.
Asimismo, este libro también forma parte de los esfuerzos por hacer circular el pensamiento anticapitalista y aquel que refleja el pensar crítico de los modos del capitalista, por eso se presentan las conferencias magistrales realizadas desde el año 2012 hasta febrero del año en curso, así como los documentos presentados para su debate en los seminarios llevados a cabo durante este mismo tiempo.
Los escritos presentados en las cátedras y seminarios, convertidos prácticamente en los capítulos del libro, ofrecen reflexiones de diferentes pensadores comprometidos con los sujetos sociales que en último periodo histórico del siglo XX han protagonizado los procesos de rebelión y creación de nuevas formas de hacer política, sujetos creadores de movimientos de resistencia anticapitalista y de construcción de proyectos de autonomía. En su conjunto, este libro analiza que, en el contexto actual, el capitalismo ha generado la destrucción de la naturaleza y ha obligado a la humanidad a someterse a su dominio a favor de la acumulación de capital y poder. De tal manera que nos muestran que la realidad social no se reduce a las apariencias, sino que la complejidad de lo real hoy se caracteriza por una guerra del capital contra la humanidad, a la par que muestran los esfuerzos y proyectos de construcción de otras relaciones sociales no capitalistas.
En situaciones de guerra como las que hoy vivimos con el capitalismo, y ante la dificultad de pensar el futuro como indeterminado, pues todo depende del hacer de los sujetos, además de afrontar la incertidumbre del antagonismo social, viene bien la frase del subcomandante Marcos: cuando parece que no queda nada, quedan los principios, de modo que lo más importante es la ética de un movimiento, así sean pocos o 11 muchos quienes lo conforman, más que su impacto mediático o la contundencia de sus acciones, más que lo claro y radical de su programa.
Eso es lo que le da sentido a la lucha por la transformación radical y profunda de nuestro mundo, es decir, la destrucción del sistema capitalista. En la mayoría de los capítulos se reconoce el desafío que enfrentan los sujetos sociales que se rebelan, sus incertidumbres y contradicciones, incluidas las éticas, y que pensar desde la autonomía es estar contra la deformación de la memoria, los olvidos selectivos e impuestos, la autojustificación, la autocensura y la autoceguera. Así también se puede apreciar que se da cuenta de la forma de hacer política que constituye el lugar del por-venir de un mundo diferente al capitalista, una construcción social a partir del ejercicio de la autonomía y la dignidad. La exigencia y la urgencia de resolver la necesidad de articulación de las resistencias antes de que los señores del capital acaben con el planeta.
Varios de los autores aquí compilados se cuestionan por qué en la dialéctica de la relación dominio-resistencia sigue prevaleciendo la dominación por sobre la rebeldía en todos los ámbitos de la realidad del sujeto, pregunta que nos hace reflexionar acerca de cómo vivir una ruptura con la propia inconsciencia cultural, histórica y psíquica. Dicho de otro modo, cómo generar una situación de autocrítica en el ámbito de la academia, en el seno de los movimientos de resistencia anticapitalista, de modo que se viabilice la capacidad de descarga emocional en principio; decir: “¡Ya basta!, ¡ya no más!”, y luego admitir la presencia de aspectos de la subjetividad comunes en todas las personas, tales como el miedo, la culpa, la rivalidad, la búsqueda de prestigio, el protagonismo, que constituyen una carga de afecto que, cuando es intensa, llega a bloquear los sentidos. Hacer conciencia de ello es indispensable para las formas embrionarias de hacer política de nuevo tipo, que es donde está la posibilidad de transformar el contexto sociocultural y autotransformarse.
Uno de los retos que los diferentes autores se plantean es sobre cómo dejar de reproducir las formas de hacer política dominante; también reflexionan acerca de cómo con una forma de hacer política de resistencia a la dominación se puedan generar formas de autonomía y autoemancipación de las personas.
Este ejercicio lo hacen a través de compartir en sus escritos y reflexiones las experiencias que han conocido en su andar por el mundo, el mundo de la resistencia anticapitalista. También nos muestran las maneras de enfrentar la política de represión y contención del Estado, dirigida a inhibir los procesos de construcción de autonomía y a golpear brutalmente a quienes se insubordinan, y así hacer llegar la advertencia, la amenaza para quienes se atrevan a dejar de subordinarse.
De esta manera, convocando a diferentes personas con perspectivas de pensamiento también distintas, la Cátedra Jorge Alonso ha buscado promover el pensamiento crítico, particularmente en la investigación que se lleva a cabo en los posgrados, de ahí el reconocimiento a las tesis que priorizan el conocimiento de los sujetos sociales que resisten a la dominación. Promueve romper el cerco de la mentalidad liberal y conservadora, incluso aquella que todavía cree que a través de partidos políticos y delegando la capacidad de deliberación y de acción en la representación, se puede evitar responsabilizarnos de conocer, crear y vivir un mundo sin dominio, aun en el seno del capitalismo.
A todo esto, ya que la Cátedra lleva el nombre de una persona, quién es Jorge Alonso y por qué una Cátedra con su nombre. Jorge Alonso ha sido un académico intelectual honesto y consecuente con un pensamiento crítico, autocrítico con su propia postura política y teórica. Una cualidad que no es fácil sostener, como ha sido en su caso. Dada la honestidad intelectual que le ha caracterizado, ello lo hace un interlocutor auténtico, independientemente de coincidir o no con sus posiciones. 13 Su labor de interlocutor le ha implicado siempre cumplir con su deber, ávido lector y escritor; sus críticas, autocríticas y cuestionamientos no suelen quedar ausentes. Debido a su consecuencia y congruencia política y teórica, ha llevado a la práctica lo que piensa y ha sido, a su modo, un activista político, un intelectual orgánico de y por la democracia, la libertad y la justicia. No obstante, luego de cuarenta años de serlo, los últimos años vive un intenso proceso de ruptura epistémica, teórica y política, que lo coloca desde la perspectiva de los sujetos de la rebelión anticapitalista.
Decir lo anterior es referirse a lo que hacen hombres y mujeres que han dedicado su vida a trabajar en la investigación y la teorización, aquellos capaces de vivir sus propias rupturas y que no vacilan en autocriticarse y reconocer la necesidad de cambiar, así tenga repercusiones en su vida laboral, pública y personal. No es menor dejar de recibir el reconocimiento de los de arriba, de la mayoría de los colegas, dejar de contar con el prestigio que otorgan las instituciones; aunque tampoco se pierde mucho, cuando sólo es el reconocimiento de quienes se mueven en el mercado de las ideas que disponen los criterios para realizar la investigación, como es el caso del Banco Mundial, por ejemplo. Jorge Alonso ha optado por mantener la conciencia crítica y generar alternativas al pensamiento sumiso.
Es el mejor antídoto contra la mediocridad, como bien lo expresa el subcomandante Marcos en su segunda carta a Luis Villoro: “La teoría chatarra, como la comida ídem, no nutre, solamente entretiene. Y de eso parece tratarse si nos atenemos a lo que aparece en la gran mayoría de los diarios y revistas, así como en los paneles de los ‘especialistas’ de los medios electrónicos...”, yo agregaría: de lo que hacen muchos de los académicos. Jorge Alonso está viviendo la ruptura teórica, epistémica y política respecto del pensamiento liberal democrático, que trató de construir como un horizonte de verdadera democracia y justicia. Jorge Alonso no pierde con eso, vive una ruptura que lo está llevando a donde siempre ha querido e intentado estar, con los sujetos que están haciendo la historia, construyendo otro mundo desde la resistencia anticapitalista. Por eso, Jorge Alonso ha sido llamado por los zapatistas para compartir en sus festivales de la digna rabia, por las trabajadoras sexuales para compartir sus luchas contra la moral y las políticas racistas de los de arriba; por eso ha sido llamado por los indígenas cocas de Mezcala como hermano, compañero y maestro. Sólo por mencionar algunos casos.
El compromiso y la honestidad de Jorge Alonso, que en no pocas ocasiones se ha considerado ingenuidad por quienes lo han querido embarcar en disputas por el poder académico, lo alejan cada vez más de las instituciones académicas que teorizan y practican la sumisión a los del poder y el dinero, y lo acercan cada vez más a quienes caminan el nuevo tiempo de vida, con dignidad y sin falsos prestigios revolucionarios, que tanto persiguen los intelectuales y académicos de las universidades y los centros de investigación de educación superior públicos y privados, los partidos políticos y las organizaciones no gubernamentales. Jorge Alonso acompaña el proceso de crisis terminal en el que han metido con su hacer y pensar los de abajo a los de arriba, con todo y sus intelectuales orgánicos, académicos y políticos.
Es lamentable que los académicos prefieran trabajar para legitimar las políticas públicas del Estado a cambio de bonos, puntos, becas, viajes y dinero, aun a costa de avalar la acumulación de capital, el despojo y la dominación capitalista.
Jorge Alonso no ha temido emprender un balance autocrí- tico de lo que ha hecho durante cuarenta años de trabajo académico, y lo ha compartido públicamente en los homenajes que le han brindado y en los festejos de los aniversarios de los posgrados que impulsó y contribuyó a crear.
La Cátedra Jorge Alonso es una consecuencia de su trayectoria y el horizonte histórico-político que ahora se plantea. Los convocados a compartir su pensar y hacer ético–político son parte de este horizonte. En la mayoría de los escritos de este libro encontremos indicios, iniciativas, experiencias, proyectos en curso de los sujetos que se colocan en contra y más allá del horizonte del capital y el Estado.
Esperamos que los lectores, además, se encuentren en resonancia con algunas de las iniciativas e ideas que aquí se presentan.