“Cuando crece la cultura, florece la paz”

Linea Conflicto Social y Paz

Por: Bryan Montoya. Kavilando

Un llamada urgente, para que juntos construyamos una nueva historia “no con balas sino con hermandad”; “Es tarde, pero aún tenemos tiempo. Hay un arma más poderosa y esa arma es el amor”

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“Cuando crece la cultura, florece la paz”. Esta consigna  grabada en un mural, es la que recibe a propios y visitantes al ingresar al casco urbano del municipio de Remedios, Antioquia  y más que una simple frase motivacional se ha convertido en una arenga que invita a la reconstrucción del tejido social tan desgarrado en comunidades como ésta. Allí se llevó a cabo, el sábado 6 de agosto, “El carnaval por la vida, la memoria y la paz”  organizado por Asovisna  (La Asociación de Víctimas y Sobrevivientes del Nordeste Antioqueño) y la  administración local.

La primera parte  consistía en un recorrido conmemorativo desde la I.E.  Ignacio Yepes Yepes hasta  la Plaza Principal por la Calle la Avanzada, que hacía parte del llamado recorrido de la muerte en la época de terror sembrado por El Grupo de Autodefensas del Nordeste. A lo largo de la movilización se lanzaron promulgas en contra de la violencia y se invitó a la población a unirse al carnaval para no permitir que la memoria de  los remedianos asesinados durante las mascares de 1982 y 1997 fuera olvida y su sacrificio fuera infructífero.

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Ya en el Parque de la Libertad, los  marchantes tomaron asiento y escucharon un exordio por parte diferentes participantes y organizadores del evento antes de compartir el almuerzo en la “olla comunal”.

La primera intervención estuvo a cargo de Lucía Carvajal de Silvera, actual alcaldesa de Remedios, quién lamentó, de entrada, la escasa presencia de los pobladores durante el Carnaval y los animó al ejercicio de memoria como un elemento necesario para conseguir la paz.

Después narró los hechos ocurridos el 6 de agosto de 1997, en el que murieron varios líderes de la comunidad remediana y que se vinculaban con otros hechos violentos acaecidos en Segovia, Un municipio aledaño.

 

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Hizo hincapié en los operativos de control realizados por grupos paramilitares con el beneplácito de la policía y el ejercito que, según ella, nada hicieron para impedir la masacre, ni evitar el terror a través de asesinatos selectivos y pasquines amenazantes.

Más tarde, Luis Alberto Lopera Múnera, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos en ese municipio se refirió a Carlos Rojo, líder de Remedios y dos veces alcalde, quien fue asesinado durante la masacre del 97 y  lo consagró debido a su arduo trabajo, como el último Defensor de los Derechos Humanos, por lo que afirmó que su memoria debía preservarse.

A esta acotación se adhirió Asovisna, al proponer a la administración municipal la conmemoración de este personaje emblemático,  bautizando con su nombre alguna obra educativa que estuviera planeada durante su gestión. El colectivo de víctimas también interpeló  al gobierno en temas de reparación Integral , justicia y reconocimiento a todas las víctimas como un primer paso indiscutible en la implementación de los acuerdos de la Habana y un posterior posconflicto: “No solo es plata, hay que conmemorar a las víctimas y a nosotros mismos”.

Por su parte la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos, se refirió a “la máquina de guerra desplegada en el municipio contra los hombres por la paz”. Lo que dejó como consecuencia “la reducción del concepto de civilidad” por lo que se hacía  necesaria la institución actual de una “paz completa y duradera donde todos participemos”.

Adriana Arboleda, tomando la vocería de la Corporación Jurídica Libertad,  expresó su percepción de un municipio con miedo y con poca disponibilidad para expresarse sobre temas relacionados a la violencia, por lo que incentivó  a la población a aprovechar esta clase de espacios para establecer puntos de encuentro y  evitar la construcción dividida de la  paz y la memoria.

Marta soto, representado al Movice,  también describió el Carnaval como un espacio de memoria, pero reconoció  que este tipo de ejercicios  surgen  sentimientos encontrados ya que no solo se trata  de la historia dolorosa, sino también de “la esperanza para un futuro en paz con justicia social”.

Por último, el IPC (Instituto Popular de Capacitación) se refirió al periodo histórico del país en el que se necesita la verdad, la  justicia y las garantías de no repetición para  “posibilitar el momento político para movilizarnos, construir la paz y acabar con la guerra”. Se mencionó el reconocimiento a las víctimas y la importancia de hacerlo de manera individual y colectiva en clave territorial y sectorial para decontruir el miedo y cambiar las lógicas democráticas en el marco del cuidado medio ambiental  como garantía  para la resolución de conflicto social.

El segundo momento del Canaval se denominó  Carrusel de la memoria y consistía en que los participantes del evento recorrieran diferentes estaciones en las que tenían que contestar por escrito y de manera personal  las siguientes preguntas:

  • ¿Qué recuerdas de la historia de tu pueblo?
  • ¿Cómo te piensas la paz en tu región?
  • ¿Cómo te sueñas tu pueblo y que mensaje le darías a las futuras generaciones?
  • ¿Cómo quieres que vivan los seres que amas?  ¿Qué tendría que pasar para que esto ocurra?
  • ¿Para ti qué es recordar? ¿Qué es memoria?

Además se dispuso un espacio  para expresarse públicamente a través de tarjetas, en las que se leían distintas nociones de paz;  algunas enfocadas hacia la verdad y la justicia, otras al amor y la vida digna y otras simplemente al final de la guerra.

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Luego de este ejercicio se realizaron algunas muestras culturales de música, danza y teatro, adjudicando a la cultura un poder transformador de realidades y paradigmas sociales completamente necesario para la construcción de la paz.

El Carnaval culminó con una ceremonia simbólica, dirigida por algunos miembros de la Iglesia anglicana de Colombia en la que se repartieron flores y se encendieron cirios como símbolos de perdón. Después de una breve oración, los participantes se tomaron de las manos y posteriormente intercambiaron flores y abrazos enarbolando la fraternidad y la unidad como principios rectores de la construcción de la paz y el bienestar social.

Durante este cierre también surgieron algunos discursos dirigidos a la construcción de una nueva historia “no con balas sino con hermandad”; “Es tarde, pero aún tenemos tiempo. Hay un arma más poderosa y esa arma es el amor”

Al final, mientras los participantes de disgregaban paulatinamente se podía escuchar una última exclamación a modo de despedida: “Remedianos, nos vamos pero los llevamos en el corazón porque son nuestros hermanos”.

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