Por: Por: Gearóid Ó Loingsigh | El Salmon
Fedegan, no es cualquier gremio. Es el gremio que reconoció públicamente que financió a los paramilitares. Es el gremio que se opuso a cualquier intento de devolver tierras robadas. Es el gremio que acusó a los desplazados que reclamaban sus tierras de ser ladrones y usurpadores. En ningún momento podemos perder de vista la clase de criminal que representa Fedegan.
El gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez anunciaron que, como parte de la reforma agraria que ellos quieren llevar a cabo, acordaron comprar tres millones de hectáreas de tierras. Para tal fin celebraron un pacto con los ganaderos de Fedegan.
Fedegan, no es cualquier gremio. Es el gremio que reconoció públicamente que financió a los paramilitares. Es el gremio que se opuso a cualquier intento de devolver tierras robadas. Es el gremio que acusó a los desplazados que reclamaban sus tierras de ser ladrones y usurpadores. En ningún momento podemos perder de vista la clase de criminal que representa Fedegan.
Por supuesto, sectores de la burguesía celebraron el anuncio. El Tiempo afirmó que el acuerdo era clave.[1] El mismo sector ganadero también. Y Petro para justificarse afirmó que “Se firmó un pacto que a mí me parece histórico, porque podría permitir hacer la reforma agraria en Colombia”,[2]
Las reacciones a dicho acuerdo van desde los que dicen que es una traición al Acuerdo de la Habana, es la implementación del Acuerdo, que es la compra de tierras a los que las robaron a punto de bala y motosierra. Antes de analizar y criticar la propuesta de Petro, es bien importante descartar la primera de esas críticas.
El pacto de Petro con los ganaderos no es una violación del Acuerdo de la Habana. Dicho acuerdo es muy claro. Dice que habrá un fondo de tierras de 3 millones de hectáreas y el fondo se alimentará de diversas fuentes, entre ellas la expropiación de tierras de narcotráfico etc. Pero en el punto 1.1.1. incluye también la compra.
Tierras adquiridas o expropiadas por motivos de interés social o de utilidad pública, adquiridas para promover el acceso a la propiedad rural, con la correspondiente indemnización.[3]
Las FARC no precisaron más que eso. En su afán de doblegarse y arrodillarse nunca pensaron en cómo sería el proceso. Así las críticas que se pueden y deben hacer a la propuesta de Petro y Márquez, nada tienen que ver con el Acuerdo de La Habana, pues lo cumple cabalmente. Los que creen que se incumple dicho acuerdo, no lo han leído o no lo entendieron. Es así de sencillo.
Entonces, ¿Cuáles son los problemas con este pacto con el diablo de Fedegan? Debemos tener claro que cuando Petro y Márquez hablan de reforma agraria y que su reforma agraria es del Acuerdo de La Habana, pues dicho acuerdo no usa esa frase, sino Reforma Rural Integral. Una reforma agraria no se hace con apenas 3 millones de hectáreas y tampoco se limita a una cuestión de hectáreas sino de la estructura de poder económico, militar y social en el campo y Petro y Márquez acaban de negociar con los adalidades de la estructura de poder vigente en el campo.
Sí, el Acuerdo de La Habana siempre contemplaba la compra de tierras, pues los farianos fueron por la vía fácil de acomodarse al poder existente. Se escuchaban voces demagógicas, entre ellas las voces de Petro y Márquez que hablaban en un momento de expropriar a las tierras improductivas. De eso no habla nadie, porque legalmente no existen tierras improductivas sino tierras con baja productividad en el sentido comercial o tierras que cumplen con funciones ecológicas o sociales que no se miden en dólares. Si un terrateniente con una tierra poca explotada puede ser expropiado por bajo rendimiento en términos de dólares lo mismo se puede hacer con las tierras de las comunidades negras, indígenas y también de los campesinos. Siempre era un absurdo hablar de esa forma. Pero era una forma populista que sonaba muy bien para los que no quieren leer y menos pensar.
¿Cuáles tierras van a comprar? Ya varios comentaristas han señalado que pueden estar comprando tierras que los afiliados de Fedegan consiguieron de forma ilícita en medio del conflicto. Es cierto, aunque el acuerdo firmado con Fedegan dice que las tierras “no estén siendo cuestionadas por la institucionalidad de restitución, que no tenga ningún proceso agrario en curso, ni medidas de protección de la Ley 387 de 1997 [ley que prohíbe la venta de tierras de desplazados]”[4]
Teniendo en cuenta que desde 1997 han comercializado millones de hectáreas de desplazados, no se sabe cómo pretenden asegurarse en este punto. Si Petro y Márquez hubiesen pactado con los arroceros o los ingenios de azúcar en Valle, de pronto tendrían menos problemas en ese sentido, aunque tampoco son unos angelitos y problemas habría. Esos dos sectores ocupan las tierras más fértiles y productivas de Colombia. Pero no tendría sentido para Petro y Márquez y se delatan solos.
Fueron muy claros por qué quieren pactar con Fedegan. Afirman desde la página oficial de la presidencia que:
Esa tierra tiene que tener crédito, tiene que tener transferencias tecnológicas, tiene que tener mecanismos de comercialización de sus productos, tiene que tener un proceso de asociatividad regional que nos permita saltar hacia la agroindustria (negrilla no es del original).[5]
Es que los arroceros y los ingenios ya son la agroindustria, y no importa cuán concentrada sea la tierra en las regiones dominadas por ellos, el campesino no tiene nada que aportar a una agroindustria ya existente, establecida y con cierto “éxito” económico. Petro y Márquez proponen el viejo modelo de Pastrana y Uribe de asociatividad entre los campesinos y el gran capital promovido por el cura De Roux y el Banco Mundial con el fin de establecer la agroindustria en nuevas regiones del país.
La agroindustria tampoco va en contra del Acuerdo de La Habana, de hecho, el acuerdo lo avala explícitamente como lo hace con la asociatividad del campesinado con grandes empresas. El acuerdo en su punto 1.3.3.6 afirma.
“Asociatividad: el Gobierno fomentará y promoverá la asociatividad, encadenamientos y alianzas productivas entre pequeños, medianos y grandes productores así como con procesadores, comercializadores y exportadores con el fin de garantizar una producción a escala y competitiva e insertada en cadenas de valor agregado que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de los habitantes del campo en general y en particular de los pequeños productores. Para ello brindará asistencia técnica, jurídica y económica (crédito o financiamiento) a los pequeños productores con el fin de garantizar proyectos de economía familiar y asociativos, equilibrados y sostenibles.”[6] (Énfasis fuera del original)
Así, cuando criticamos a esta iniciativa debemos hacerlo por donde es. En el pasado, varios políticos, que hoy día son de la bancada del gobierno, entre ellos Iván Cepeda y Alirio Uribe criticaron iniciativas de promover el agroindustria. Ahora están en el poder y no van a decir nada en contra del agronegocio.
Hay que preguntarse por qué esta iniciativa es la primera del gobierno en la materia. La Ley 1148 de 2011, conocida popularmente como la Ley de Restitución de Tierras es un fracaso, devolvieron pocas tierras y Fedegan, entre otros, obligaron a los desplazados a pelear metro por metro de cada finca. Incluso en los casos donde los jueces reconocieron el derecho de los desplazados sobre la tierra, encontramos muchos casos donde la tierra no se ha devuelto a sus propietarios, sigue en manos de los afiliados de Fedegan, o que la finca ya no existe por qué se convirtió en una mina a cielo abierto. Desde 2011, han entregado 550.000 hectáreas de los millones de hectáreas despojados. Luego de la Ley de Restitución de Tierras, los afiliados a Fedegan y otros seguían robando tierras. Es algo que no ha parado. Y si la respuesta de Petro y Márquez es que van a negociar con los ladrones pues, el robo seguirá. Y no tenemos claridad sobre cuantas hectáreas fueron robados por Fedegan y otros. Como comentó en su momento, Camilo González Posso de la ONG Indepaz, que
Desde la aprobación de esa ley se ha montado un sistema de falsificación de cifras al suprimir los registros de abandono de tierras por desplazamiento forzado causado por grupos paramilitares, remanentes de los para desmovilizados o por grupos formados a partir de núcleos remanentes y exparas reincidentes.
No obstante las sentencias y autos de la Corte Constitucional, se mantiene la negativa a registrar el desplazamiento forzado producido por las fumigaciones y acciones de erradicación forzada de cultivos declarados ilegales…
Cuando se discutió el proyecto de ley sobre restitución de tierras advertimos en columnas periodísticas, ante el gobierno y los ponentes, que se estaba utilizando la expresión “despojo de tierras” para circunscribir la problemática de la restitución a los litigios legales de propiedad o posesión y de esa manera se desconocía el universo de base que es el del abandono con la consiguiente desposesión…
El abandono se distingue del despojo cuando se acompaña del traspaso de la propiedad, posesión tenencia o expectativa de titulación a un tercero que se aprovecha del hecho o del contexto del desplazamiento forzado para reclamar derechos sobre el predio o los bienes.[7]
No hay claridad sobre las tierras despojadas o abandonadas. No sabemos, en el sentido estrictamente legal, cuales tierras fueron adquiridas en medio de conflicto. El pacto con Fedegan supuestamente excluye a terrenos donde hay un reclamo de algún desplazado. Pero, los dirigentes del PH saben que en cualquier paseo por el campo van a encontrar a tierras donde los dueños optaron por el silencio, tierras ya legalizadas por las buenas o las malas y terrenos donde nadie va a decir nada porque quieren seguir vivos. Lafaurie y su gentuza pueden demostrar papeles sobre estas tierras, escrituras, compra-ventas, y hasta certificaciones de fallecimiento. La reforma del campo, debió comenzar con las tierras robadas y no un pacto apresurado con los criminales de Fedegan.
No es una reforma agraria. Este pacto con Fedegan no afectará la concentración de tierra en departamentos como Cauca, donde muchas de las fincas son de una hectárea o menos. Allí inciden empresas como la multinacional irlandesa Smurfits, entre otras. Sólo tendrá un impacto en las zonas donde los ganaderos dominan y donde ellos quieren vender, no donde el gobierno quiere comprar y mucho menos donde los campesinos quieren reclamar.
Petro y Márquez proponen comprar tierras a criminales para arrancar con un modelo que ya tiene antecedentes en Colombia. Es el modelo de las Zidres (Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social) y fue criticado por muchas organizaciones por el intento de entregar baldíos de la nación a grandes empresas, aunque el documento CONPES 3917 sobre las Zidres excluye zonas donde hubo desplazamiento o existe el riesgo de futuros desplazamientos. Hasta Santos y Duque sabían que hay que decir cualquier bobada sobre como van a proteger a los campesinos.
Las Zidres buscaban promover el agronegocio en varias partes del país, tal como lo quieren hacer Petro y Márquez. En el nuevo plan de gobierno estos proyectos se implementarán, principalmente, en el norte del país, donde sucesivos gobiernos de Uribe, Santos y Duque arrancaron grandes proyectos de infraestructura, entre ellos los proyectos corruptos de Odebrecht. Pero será el gobierno de Petro y Márquez quienes cumplen con los sueños de la burguesía colombiana.
Varias organizaciones sociales ya han avalado la propuesta de Petro y Márquez. En el mejor de los casos, optan por guardar silencio. Otras dicen es que lo hay, no se puede esperar más. Pero lo que hay es lo que siempre había, en materia agrícola no hay ninguna ruptura con el pasado sino una continuidad de las políticas regresivas del pasado, pero esta vez no hay oposición. La oposición de antes es la bancada del gobierno de hoy, compran tierras y venden sus almas al diablo de ayer, disfrazado del angelito de hoy.
Fotografía de portada: En una imagen de 2021, vaqueros colombianos acorralan vacas cerca de la frontera con Venezuela, en Arauca (Colombia). Fuente: ANADOLU AGENCY (GETTY IMAGES) / El País
[1] El Tiempo (09/10/2022) ¿Por qué es clave el acuerdo entre Fedegán y el Gobierno? https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/tierra-por-que-es-clave-el-acuerdo-entre-fedegan-y-el-gobierno-708381
[2] Ibíd.,
[3] FARC y Gobierno Nacional (2016) ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA p.14 punto 1.1.1.
[4] Gobierno Nacional y Fedegan (2022) ACUERDO PARA LA MATERIALIZACIÓN DE LA PAZ TERRITORIAL Compra directa de tierras para la construcción de la Reforma Rural Integral p.4
[5] Presidencia (08/10/2022) Como ‘histórico’ califica el Presidente Petro firma del acuerdo entre Gobierno y ganaderos que permitirá comprar 3 millones de hectáreas de tierras para entregar a campesinos y campesinas del país https://petro.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/Como-historico-califica-el-Presidente-Petro-firma-del-acuerdo-entre-Gobie-221008.aspx
[6] FARC y Gobierno Nacional (2016) op. Cit. P. 33 punto 1.3.3.6
[7] González Posso, C. (2013 ) La Verdad en El Abandono Forzado y el Despojo de Tierras p.6
NOTAS: