Crisis Humanitaria en el Sur de Bolívar. Colombia

Linea Conflicto Social y Paz

Por: Redipaz - Kavilando

Comunidades reclaman presencia real del Estado, inversión social, atender el confinamiento por la ola invernal, seguridad integral, cese multilateral, condiciones para defender la vida y el territorio, detener avance de las AGC e iniciar diálogos para una Paz Total.

 

 

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Ilustración 1 Foto de la Teta de San Lucas. Tomada por Marlon Osorio

A unos 7° al norte y 73° al occidente, en la cordillera central, se encuentra el Sur de Bolívar, una región amplia, diversa y compleja, que contiene una riqueza invaluable. Pero más que una simple región administrativa, es un territorio que, desde mediados del siglo XX, se convirtió en un lugar de refugio y dignidad para los campesinos que padecían la guerra entre conservadores y liberales, guerra que despojó a cientos de familias de sus tierras.

Desplazados por la violencia bipartidista, muchos campesinos emprendieron viajes hacia distintos lugares del país, entre esos -el Sur de Bolívar- una tierra ancestral, que tiempo atrás fue habitada por poblaciones indígenas como los Malibués, Tahamies y Guamocoes, que fueron masacrados por la conquista española.

Allá, a ese territorio ancestral, con una larga historia de luchas y resistencias, fueron llegando campesinos de Santander, Antioquia, Boyacá, Caldas, Cesar, entre otros, realizando toda una travesía de colonización, desafiando las condiciones geográficas de una región desconocida por el Estado. Unos se quedaron en las planicies, cerca al río Magdalena, habitando en pueblos como Simití, Cantagallo, Morales, Norosí, Regidor, Río viejo, Barranco de Loba; otros fueron un poco más allá, adentrándose en las imponentes y densas montañas que nadie se había atrevido a caminar, quizás por miedo, y también por lo difícil que era.

Abrieron camino, avanzando la tierra -así llaman los campesinos al proceso de colonización- con la visión clara, de que la tierra es para quien la trabaja. Y con la fuerza y el coraje producido por el destierro generado por la pobreza y la guerra en Colombia, todas esas familias se fueron asentando en la serranía de San Lucas, tejiendo poco a poco una identidad agrominera teniendo como símbolo de resistencia y esperanza La Teta de San Lucas.

Se juntaron todos y todas, hombres, mujeres y niños, ingeniándoselas con esa imaginación fecunda, propia de ese talente campesino y minero, para sortear las necesidades, como el hacer caminos en un principio, y luego carreteras, construir escuelas y puentes artesanales para pasar las quebradas que se volvían violentas cuando se crecían, para tratar las enfermedades con las propias plantas que le ofrecía la serranía ante la falta de centros hospitalarios, y en ocasiones se reunían un grupo numeroso de personas para transportar los enfermos en guando (hamaca) hasta doce horas de camino, dependiendo el lugar.

El Estado no contaba, eran solo ellos y ellas, en esa imponente región.

De ese modo, que nacieron las comunidades agromineras del Sur Bolívar en la Serranía de San Lucas, que con los años sufrirían intentos de despojo por actores económicos y armados que trajeron nuevamente la violencia a las poblaciones que habían huido de ella.

Sin embargo, huir nuevamente no fue una opción. Hubo entonces que juntarse otra vez para enfrentar las amenazas y los peligros, protegiendo el territorio que habían labrado con tanto esfuerzo en medio del abandono político de los gobiernos.

Fue así como los pobladores construyeron un proceso regional con la mentalidad clara de defender la vida y la permanencia en el territorio.

A lo largo de todos estos años, el testimonio de los pobladores deja ver claramente que los intentos de despojo han sido permanentes, y aunque no han logrado su cometido, si han dejado a su paso una huella de dolor profunda en la memoria, pues muchos líderes y campesinos/as y mineros/as han sido asesinados y desplazados, como ocurrió tras el Éxodo Campesino (marcha realizada en el año 1998 cuando doce mil campesinos y mineros de la región salieron a protestar por la crisis humanitaria que padecían a raíz del conflicto armado).

Desde ese entonces hasta ahora, las comunidades no han dejado de trabajar para defender la vida y la permanencia en el territorio. Y aunque hubo un aire de esperanza en la población tras el triunfo de un gobierno alternativo en cabeza de Gustavo Petro y su voluntad política de paz total, no demoró mucho en disiparse tras el aumento en los enfrentamientos entre la insurgencia del ELN y las Autodefensas Gaitanistas (AGC) que están incursionando en el territorio (según declaraciones y denuncias este actor trabaja de la mano, en coorinación con el Ejército) desatando un nuevo ciclo de disputa territorial que se libra a expensas de las comunidades, provocando nuevamente una crisis humanitaria, que según uno de los líderes de la región es negado por las autoridades: “para las autoridades no está pasando nada aquí, excepto confrontaciones entre grupos armados ilegales y no es cierto”


Audiencia Pública: Crisis Humanitaria en el Sur de Bolívar

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Ilustración 2 Audiencia Pública en Santa Rosa del Sur de Bolívar. Tomada por Grupo de Jóvenes Somos Territorio.

Debido a esta crisis humanitaria y ante las denuncias de la Federación Agrominera del Sur de Bolívar (Fedeagromisbol) y la Corporación Sembrar entre otras organizaciones, se realizó en Santa Rosa del Sur una audiencia pública para atender dicha crisis, con la Comisión de Derechos Humanos y la Comisión Segunda del Senado, donde estuvo presente también la Fuerza Pública, la Defensoría del Pueblo, una delegación del MinInterior, la Procuraduría, entre otras instituciones, para escuchar las denuncias de las comunidades que vuelven a vivir entre el miedo, la zozobra y la amenaza de los actores armados.

En primera instancia, las voces del territorio que hablaron, plantearon la condición de confinamiento que viven por la ola invernal que ha deteriorado los caminos y carreteras, además del daño en algunos corregimientos de las obras de infraestructura como los acueductos comunitarios.

Igualmente reclamaron la falta de inversión social y presencia institucional por parte del Estado para atender las necesidades básicas del territorio en los distintos municipios que comprenden el Sur de Bolívar, reclamo que ha sido histórico pero que siempre queda en acuerdos que se cumplen en el mejor de los casos, parcialmente.

En segunda instancia se planteó la necesidad urgente de medidas de seguridad integral a las poblaciones de la serranía, haciendo un llamado a todos los actores armados a respetar la vida de los civiles y el territorio.

A continuación, según la voz de un líder de Fedeagromisbol durante la Audiencia, esto es lo que sucede en la región:

Todos los actores armados en el Sur de Bolívar ocupan bienes civiles. El ejército ocupa fincas, ocupa puestos de salud, ocupa aulas escolares. La guerrilla igualmente ocupa predios de campesinos, están ocupando casas de las zonas rurales. Están ocupando también aulas escolares y lo propio están haciendo las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, todo esto poniendo en riesgo a la población. El tema de los combates en los caseríos la misma cosa, todos los actores armados han caído en esa práctica, menciono tres ejemplos pa no extender la cosa. Uno, en el corregimiento de Micoahumado desde el 2019 a la fecha se han presentado varios combates entre miembros del Ejército Nacional y miembros del Ejército de Liberación Nacional, incluida la tirada de bombas y disparos por encima del caserío y a veces caen sobre los techos de las casas y obviamente hacen daño. El ejército se ha guarecido por ejemplo, en la tostadora de la comunidad, pero la guerrilla también lo ha hecho. En Mina Gallo, se presentaron combates en el mes de agosto, donde estuvo el doctor Didier (Defensor Regional del Magdalena Medio) con una misión recogiendo los testimonios de los combates entre la guerrilla del ELN, las disidencias de las Farc y las Autodefensas Gaitanistas. Y en el corregimiento de Canelo, alrededor de hace 20 días aproximadamente, se reportó enfrentamientos entre las Autodefensas Gaitanistas y unidades del Ejército Nacional. Previamente los gaitanistas habían llegado al caserío y habían pintado algunas casas que parecía ser una campaña, porque en varios municipios y corregimientos aparecieron grafitis de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, pues esta vez el tiroteo y las explosiones les tocó al corregimiento de Canelos. (Líder Fedeagromisbol)

Además de estos hechos, se puso en contexto el creciente aumento de minas antipersonal, así como el riesgo de reclutamiento forzado de menores de edad, y la involucración de niños y niñas en el conflicto por parte de los actores armados incluyendo, según las comunidades, al propio ejército que le ofrece prebendas para que les pase información sobre la insurgencia del ELN, poniendo en riesgo la integridad de los menores y de sus familias. Por otro lado, hay una desconfianza profunda en la fuerza pública pues no ven acciones integrales contundentes para proteger a los civiles, sino que como lo mencionó un campesino en una conversión “se hacen los de la oreja mocha” como si la cosa no fuera con ellos.

Sin embargo el Brigadier General de la primera división del Ejército, señaló que el Ejército y la Fuerza Conjunta de Tarea Marte que opera en la zona, han adelantado operativos contra todos los actores armados, incluido al Clan del Golfo, mostrando unas cifras que no terminan de convencer a las comunidades, pues lo cierto es que a pesar de la lucha y los operativos que ha realizado el ejército contra este grupo armado, no ha sido obstáculo para que ellos sigan avanzando y copando nuevos territorios, situación que preocupa a la población civil, pues como se relató en un principio, estos territorios han sido construidos por las propias comunidades, que una vez más vuelven a ser ellas quiénes tienen que ingeniárselas para sobrevivir en medio de la guerra, protegiendo la vida y la permanencia en el territorio, creando mecanismos de diálogos que permitan llegar a un Acuerdo Humanitario en el que se exija de forma integral, el respeto por la vida y los territorios, en un horizonte político que permita la construcción de una paz, en un escenario en el que la vida de los jóvenes que están en la guerra, no sigan sumando las cifras de muertos por causa del conflicto armado.

Pero, se necesitan condiciones que permitan construir una vida digna en los territorios, que siguen sufriendo todos los males del abandono y la corrupción que desvían los recursos públicos a las familias de los clanes políticos y económicos de los municipios y gobernaciones. De lo contrario, no habrá un panorama claro para la construcción de paz, siendo el narcotráfico uno de los factores que alimenta la guerra, tal como lo señaló el general Néstor Caro durante la Audiencia, la disputa por los corredores son los que han desatado la crisis humanitaria en el Sur de Bolívar y en el país.

Desde el Chocó, Urabá, Sur de Córdoba, Sur de Antioquia, Sucre, el Clan del Golfo, las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia, vienen en un plan de expansión que (desde el Chocó por un corredor de movilidad del narcotráfico sacan la coca hacia el Pacífico, Centro-América y los Estados Unidos) con el propósito de disputarle al ELN que se encuentra históricamente con presencia en la serranía de San Lucas y la Sierra Nevada, esa territorialidad, para salir al siguiente corredor de movilidad que va hacia el oriente, al sur del Cesar, Pelaya, Pailitas, Curumaní. Igualmente pasa en el municipio del Carmen, donde están todos los cultivos. Y esa es una lógica criminal que va más allá del Sur de Bolívar. De ahí pasa, a través de las Lobas, sigue y entra a la sierra Nevada de Santa Marta, porque la lógica criminal del Clan del Golfo, es llegar hasta la Guajira, a disputar las rutas del narcotráfico que salen por la Guajira. (General Néstor Caro)


Finalmente, las senadoras del pacto histórico Isabel Zuleta y Gloria, reconocieron y valoraron el valor y el esfuerzo de las comunidades agromineras de la región para expresar y denunciar lo que sucede en los territorios, así como sus apuestas organizativas para la defensa de la vida y los territorios, asumiendo el compromiso de hacerle seguimiento a la situación humanitaria de la región, buscando caminos y rutas para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, a la vez que la senadora Isabel Zuleta se comprometió en habilitar una reunión con el nuevo director de Parques Nacionales Naturales, para abordar en concreto con las comunidades la figura de protección ambiental que se ha venido trabajando sobre la serranía de San Lucas, garantizando el cuidado del medio ambiente pero también las actividades humanas y medios de vida de los pobladores que históricamente han defendido esta región. Por último, los líderes y organizaciones comunitarias rescatan la audiencia como un logro importante, en la medida que se visibiliza la crisis humanitaria que padecen los pobladores en el Sur de Bolívar, en medios de silencios forzosos por temor a las represalias de los actores armados.

NOTAS:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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