Latidos de esperanza en tiempos oscuros: una reflexión académica tras el XIV Congreso Latinoamericano de Investigación para la Paz

Linea Formación, Género y luchas populares

En un mundo atravesado por crisis múltiples —donde la guerra se normaliza, el genocidio contra el pueblo palestino continúa impune, la desigualdad alcanza niveles obscenos, el gasto militar se dispara, el medio ambiente colapsa y el crimen organizado transnacional se expande— el XIV Congreso Latinoamericano de Investigación para la Paz se consolidó como un espacio vital de articulación, pensamiento crítico y apuesta ética.

 

 

congreso claip 2025 uec 20

Por: REDIPAZ

Celebrado por primera vez en Colombia, del 1 al 4 de abril de 2025 en la Universidad Externado de Colombia, este evento reunió a más de 600 participantes de toda América Latina. Bajo el lema “Latidos de esperanza: construcción de paz y transformación de conflictos por medios pacíficos”, la agenda incluyó 80 paneles, 14 mesas redondas, 18 talleres e intervenciones artísticas, y el lanzamiento de 13 libros que dan cuenta de años de investigación comprometida.

Este Congreso se desarrolló en un contexto global marcado por:

El genocidio en curso contra el pueblo palestino.
La guerra en Ucrania.
Conflictos armados persistentes en África y Asia.
El aumento del autoritarismo neofascista en Estados Unidos, Europa y América Latina.
La degradación ecológica irreversible.
El avance del crimen organizado transnacional.
El desprecio creciente por los derechos humanos y por las alternativas democráticas.
El avance tecnológico sin precedentes, retos profundos a considerar por sus trasfondos e impactos

Frente a estos desafíos, el Congreso propuso no solo pensar la paz, sino vivirla, sentirla, construirla colectivamente. La paz no como una meta abstracta o ingenua, sino como una apuesta profundamente rebelde, transformadora, alegre, colorida y comprometida con las luchas de los pueblos.

El evento rindió homenaje a Úrsula Oswald, pionera de los estudios de paz y promotora del enfoque de paz engendrada y sustentable, que incorpora la justicia ambiental, el cuidado de la vida y la equidad de género como componentes fundamentales; homenajeada con el premio a la Paz Transformadora, evocó los orígenes del CLAIP en plena dictadura militar, subrayando que construir paz implica también confrontar las lógicas autoritarias, patriarcales y extractivistas.

El rector de la Universidad Externado, sede de este Congreso, Hernando Parra Nieto llamó al fortalecimiento de redes de colaboración entre academia y los territorios, a la par que, se reconoció el modelo colombiano de justicia restaurativa y transicional, representado por la JEP, como un camino innovador para escuchar a las víctimas y reparar el daño desde la verdad.

Desde la academia, voces como la de la profesora Diana Marcela Agudelo destacaron el rol del conocimiento y la memoria en la creación de paz transformadora. Desde el arte, participantes como Pietro Ameglio, Paulo Culman o Juana Balanzó recordaron que el teatro, la música y el cuerpo son también trincheras de resistencia y creación de sentidos colectivos.

El XIV CLAIP fue un recordatorio de que la paz no es pasividad, sino acción consciente, articulación internacional y trabajo cotidiano. La educación superior tiene aquí un papel ineludible: formar sujetos críticos, capaces de leer el mundo y transformarlo, con una ética que ponga la vida por encima del lucro, la empatía por encima del miedo y el cuidado por encima del control.

En este mundo convulso, la paz se vuelve no solo necesaria, sino urgente. Y este Congreso, con su diversidad de voces y apuestas, nos recordó que la esperanza también late, y que mientras haya quienes luchen por ella, la paz seguirá siendo posible.

La presencia de figuras como el magistrado Alejandro Ramelli de la JEP, la ministra de Justicia Ángela María Buitrago y académicos como Diana Marcela Agudelo, Pietro Ameglio o Ramón Blanco, reforzó la idea de que la paz no es un estado, sino un proceso continuo de construcción colectiva, desde la escucha, el arte, el pensamiento y la acción social.

El Congreso fue también un escenario para pensar la paz en su dimensión rebelde, crítica y transformadora, como una respuesta urgente a los desafíos contemporáneos. Investigadores como Alfonso Insuasty y Andrés Escobar miembros de la Red Interuniversitaria por la Paz institución que hizo parte de la organización y convocatoria de este gran evento internacional, alertaron sobre el ascenso del neofascismo, el militarismo, y el colapso de los valores civilizatorios occidentales, sumado al avance de un colonialismo verde que, bajo el discurso ambientalista, degrada ecosistemas y pueblos del Sur global para sostener la maquinaria extractivista del mercado tecnológico.
Insuasty enfatizó que “este es un momento límite para la humanidad. La paz debe pensarse desde el Sur global, de forma insumisa, crítica, comprometida con la vida, las culturas y el medio ambiente. No hay más tiempo que el de la acción transformadora.”

Este Congreso reafirmó que la educación superior tiene un papel irrenunciable en la formación de sujetos críticos, en el impulso a alternativas civilizatorias y en la defensa de los derechos humanos y de los territorios.

En un escenario global donde el poder se recentraliza, las democracias se erosionan y los pueblos del sur son nuevamente sacrificados en nombre del progreso, el CLAIP 2025 nos recuerda que otro mundo no solo es posible: es urgente. Y que la paz, esa paz rebelde y alegre, colorida y comprometida, debe ser el latido que una a nuestros pueblos en defensa de la vida.

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