El Papa Francisco En El Brasil

Linea Formación, Género y luchas populares

Por la forma de llegar a la gente, por su manera sencilla de hablar, el papa Francisco marca una ruta en el papado, un nuevo estilo de relacionarse. En forma humilde pidió permiso a los brasileños para entrar a su país y permanecer una semana con ellos. Sabía de las protestas y manifestaciones de miles de personas  por el alza del transporte, por el derroche en  la preparación de la Copa Mundial de Futbol del próximo año e, incluso, por los gastos en el evento en que iba a participar. Los brasileños pedían más inversión en salud y en educación. 

En estos días pasados, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, el papa insistió en la “inclusión social” de los desprotegidos de la sociedad.  Sus palabras caen muy bien: “Ningún esfuerzo de pacificación será duradero, ni habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia una parte de sí misma”. E insistió  diciendo: “Una sociedad así, simplemente se empobrece a sí misma”, por su ignorancia, marginación y abandono de los más necesitados, los pobres.

El papa se dirigió a varias personas y grupos. A los obispos les habló de “conversión pastoral”. Y les dijo: “quisiera recordar que “pastoral” no es otra cosa que el ejercicio de la maternidad de la Iglesia. La Iglesia da a luz, amamanta, hace crecer, corrige, alimenta, lleva de la mano…Se requiere, pues, una Iglesia capaz de redescubrir las entrañas maternas de la misericordia. Sin la misericordia, poco se puede hacer para insertarse en un mundo de “heridos” que necesitan comprensión, perdón y amor.” Les recordó trabajar con medios pobres, pues es así como Dios actúa y la pastoral no se basa “en las riquezas de los recursos, sino en la creatividad del amor.”  En una de sus intervenciones dijo que lo que él quiere es que la Iglesia salga afuera, “salga a la calle”. Que se  abstenga de todo lo que sea “mundanidad, de todo lo que sea instalación, clericalismo, de todo lo que es encerramiento de en sí mismo”, pues si la Iglesia no sale se convierte en una ONG y la Iglesia no puede ser esto.

Francisco recalcó que la Iglesia no puede olvidar la sencillez, pues de lo contrario “olvida el lenguaje del misterio”. Se necesita una Iglesia que sepa dialogar y hacerlo, incluso, con los que se han alejado de ella, para poder ver sus razones del alejamiento y encontrar en ellas   la posibilidad de su retorno. Les recuerda la necesidad de la formación en todos los niveles, la participación activa de las mujeres, pues si  las pierde, la Iglesia “se expone a la esterilidad”. Lástima que al ser interrogado sobre la participación de las mujeres en el presbiterado, cuando regresaba a Italia, en su diálogo con los periodistas, cerró su posibilidad de que ellas pudieran  acceder a este servicio. Llegará un día en que esto sea una realidad. De todas maneras, enfatizó que la Iglesia no es uniformidad, “sino diversidad en  unidad y esto vale para toda la realidad eclesial.” Recordar que en el pasado Pentecostés habló de recorrer “nuevos caminos” en la Iglesia y no atrincherarse “en estructuras caducas que han perdido capacidad de respuesta”.

El papa ha hablado en varias ocasiones a los políticos y responsables de la economía sobre la necesidad  de  tener una visión humanista tanto de la economía como de la política, a fin de lograr la participación de las personas, evitar el elitismo y acabar  con  la pobreza. “Que a nadie, dijo, le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad.”

Recordar que en días pasados, en su alocución a los diplomáticos, hizo referencia a la crisis económica, cuya raíz es la misma crisis de la humanidad. Hizo mención del culto idolátrico del dinero, el culto al “becerro de oro”, que reduce al hombre a la tiranía del consumo. Recordando el pasaje del Éxodo, dijo: “Hemos creado nuevos ídolos. La antigua veneración del becerro de oro ha tomado una nueva y desalmada forma en el culto al dinero y la dictadura de la economía, que no tiene rostro y carece de una verdadera meta humana". Y En última instancia el dinero tiene que servir y no gobernar. Sobre los mercados financieros dijo: "Se ha establecido una nueva, invisible y, en ocasiones, virtual tiranía, una que unilateralmente e irremediablemente impone sus propias leyes y reglas". Instó a  tener una ética de solidaridad.  Con mucho tino y sabiduría dijo: “La medida de la grandeza de una sociedad viene dada por el modo como trata a los más necesitados”.

Déjanos tus comentarios


Código de seguridad
Refescar

Revista Kavilando

cover issue 42 es ES 1

Publicaciones

Slider

Afiliados a

clacso

cc

Visitas