Por: Javier Sánchez Perona*.
La ciencia es consustancial al desarrollo humano en cuanto a sujeto económico, pero también en cuanto a sujeto social y cultural

La ciencia es la traslación práctica de la curiosidad humana y como tal debe ser apoyada por la sociedad, con independencia de los efectos económicos que eso tenga, porque hacer ciencia, es decir, satisfacer nuestra curiosidad generando conocimiento, nos hace más humanos.
En la Universidad resulta curioso que solo aquellos que cobran son investigadores; los demás no existen.
Y seguimos esperando investigadores que sean por lo menos cavernícolas que buscan desde la ciencia hacerse más humanos.
Carl Sagan, en su libro “El mundo y sus demonios” se pregunta por qué debe ser subvencionada la curiosidad, y aporta algunos ejemplos ilustrativos de investigaciones que en un principio no tenían aplicación alguna y que difícilmente podían ser rentabilizadas.
Maxwell no pensaba en la radio, el radar y la televisión cuando garabateó por primera vez las ecuaciones fundamentales del electromagnetismo.
Newton no soñaba con el vuelo espacial o los satélites de comunicación cuando entendió por primera vez el movimiento de la Luna.
Un tal señor Fleming comunicó su descubrimiento sobre la penicilina en 1929, pero hasta la II Guerra Mundial la comunidad científica creyó que la penicilina sólo sería útil para tratar infecciones banales.
También hay ejemplos de científicos altruistas aunque sus investigaciones les costarán la vida. Marie Curie y su marido Pierre descubrieron varios elementos radiactivos, pero no quisieron lucrarse con ellos y se negaron a patentarlos, cediendo su conocimiento a la sociedad.
Como vemos, las grandes aplicaciones que cambian nuestra forma de vida surgen casi siempre de investigaciones que inicialmente parecían no tener ninguna aplicación práctica. Pretender que sólo se haga ciencia con rentabilidad económica a corto plazo es como pedir que sólo se contraten científicos capaces de ganar el premio Nobel.
PD: la mayoría de eminentes investigadores ni siquiera recibieron emolumento alguno y murieron sin saber la importancia de lo que habían descubierto. Pero hoy investigar es monediar, y quien no es capaz de monediar, no existe. En este sentido es mejor hacer ciencia y proponer debate pero no desde una asombrosa neutralidad. La Ciencia no es neutral Jean-Marc Levý-Leblond
* Científico Titular del CSIC y miembro de Ciencia Con Futuro














