HABITANTES DEL CORREGIMIENTO de Santa Elena y grupos culturales y ambientalistas protestaron en contra de este macroproyecto, en el que está empeñada la Gobernación de Antioquia, por el impacto ambiental que generará en el corregimiento de Medellín.
“Porque el agua vale más que 15 minutos, no queremos Túnel de Oriente", fue una de las frases de batalla de la marcha lúdico-pacífica que se realizó ayer, la cual partió desde el parque de Santa Elena, recorrió más de 15 kilómetros y llegó al Parque Bicentenario, entrada la tarde.
En ella participaron unas 300 personas de la comunidad, ambientalistas y grupos culturales y artísticos que residen en el corregimiento.
"Sí al agua, no al Túnel de Oriente", repetían a viva voz, acompañados hasta de chamanes, que realizaban rituales en las diferentes cascadas que encontraban a su paso para a su vez expulsar el demonio disfrazado de desarrollo que, según ello, quiere acabar con el más preciado recurso natural, el agua.
Mauricio Jaramillo, ingeniero civil, habitante de Santa Elena y líder del movimiento comunitario Por el agua, por la vida, no al túnel de Oriente, explica que contrario a lo que les han dicho, el proyecto va a atravesar el acuífero de Santa Elena, originando una baja del nivel freático, en algunos puntos hasta 180 metros, según el estudio de impacto ambiental.
"Se perderían la capa vegetal, el ecosistema, la vida, se secan las quebradas. En síntesis un desastre ecológico de enormes proporciones", dice.
Jaramillo indica que este desastre ya ha ocurrido en muchas otras partes como en el Túnel de Occidente donde los corregimientos de Palmitas y San Cristóbal perdieron cerca de 27 quebradas, se hundieron terrenos, se agrietaron casas y se perdieron cultivos y nacimientos de muchas fincas.
Para la comunidad también es muy extraño que las autoridades ambientales, a sabiendas del impacto que va a generar este megaproyecto, le dé el licenciamiento.
Un estudio hidrogeológico, realizado en 2009 por la firma Integral S.A., para determinar el impacto ambiental de la obra, advierte que las excavaciones pueden afectar el flujo de aguas de la montaña hacia el túnel, provocando que los ríos que abastecen a 14.000 personas del corregimiento, a algunos municipios vecinos e incluso el acueducto que atiende un vasto sector de la zona Nororiental de Medellín disminuyan sus caudales al filtrarse hacia el corredor vial.
"Son más de 800.000 millones de pesos que se estima van a invertir en el túnel y que más bien se deben destinar para mejorar esta vía, hacer la doble calzada Sancho Paisa-Sajonia e incluso implementar un cable aéreo conectado al tranvía de Ayacucho, lo que sería un gran atractivo para los turistas que visiten la ciudad", dice Jaramillo.
Además, perjudicaría a un alto número de personas que cambiaron su vocación agrícola por la turística, montando fondas, hoteles y otros negocios, que se quebrarían una vez se habilite el túnel.
"Es una obra faraónica e innecesaria para el departamento, contrario a lo que pensamos desde el punto de vista ecológico, de movilidad y económico, porque consideramos que los valles San Nicolás y y Aburrá están suficientemente comunicados con las tres carreteras que hay", afirma Javier Márquez, presidente de la corporación Penca de Sábila.
Fuente: http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/S/santa_elena_marcho_para_resistir_al_tunel/santa_elena_marcho_para_resistir_al_tunel.asp?CodSeccion=211














