Violencia lineal: El drama respecto al Agua, una forma de violencia-lineal con base en el monopolio.

Linea Formación, Género y luchas populares

Por: Jose Alonso Andrade Salazar*

En pro del desarrollo turístico –paradojalmente- se está afectando a la comunidad, sus valores, su produccion propia, su autonomia, y ahora, el cubrimiento de necesidades basicas en especìfico el abastecimiento de Agua.

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En muchas ciudades de Colombia, especialmente en aquellas que han padecido eventos críticos, catástrofes o que han sido histórica, social y culturalmente segregadas por la centralización del poder proliferan los proyectos de construcción de vivienda, de modo que la finca raíz se convierte en uno de los principales indicadores de desarrollo regional, esto sucede en un entorno político donde entregar casas de interés social –como supuesto indicador de equidad y “ayuda estatal”- se convierte en un imperativo, cuando no, en la pólvora que catapulta futuras campañas electorales. Este aspecto resulta en todo sentido paradójico, puesto que en dichos territorios, décadas después de los eventos críticos, suele imperar la impronta del bajo nivel adquisitivo –pobreza, desigualdad, corrupción y miseria- y el elevado nivel de endeudamiento en su población, a causa de créditos y préstamos hipotecarios, de allí que las casas de interés social, resultan ser de interés cooptado, es decir, solo para quienes apoyan al futuro candidato o han  presentado evidencia  en ocasiones cuestionable, de su “real” vulnerabilidad por efecto de la violencia o la pobreza extrema. A todo esto, ¿qué tiene que ver el agua, y porque el proceso anteriormente mencionado forma parte de lo que llamo violencia-lineal?

Primero es preciso aclarar que lo aquí entendido por la violencia-lineal hace referencia a todo tipo de condición, estado, circunstancia, momento, escenario o relación en la que prima la persistencia causal inter-excluyente (causa-efecto) como efecto de la objetivación del conflicto y su posterior reducción al ámbito destructivo y lineal (perseverante, anómico, anulativo, inevitable, manipulable).

El interés por la violencia reside en la identificación de que “existen secuencias causales-aleatorias o desviaciones en la relación causa-efecto (Munné, 2000), en contraste a la explicación lineal de la dinámica del conflicto armado [violencia-lineal], en la que priman relaciones directas entre acción-reacción y acto-consecuencia” (Andrade, 2014, p. 652).

De suyo, la violencia-lineal es entonces, aquella condición anulativa, que se expresa a través de acciones en las que se busca la persistencia de todo ejercicio de tensión y diferencia entre los sujetos, mismo que se encuentra motivado por la reificación de la exclusión mutua, y que encuentra en la interacción social nuevas vías de manifestación del exterminio, es decir, en otras formas de manifestación, tal es el caso de lugares en los que ha prevalecido la violencia, en los cuales tiempo después, emergen otras formas no visibles de violentización: delincuencia urbana, consumo de SPA, Bullying, violencia intrafamiliar y social, exclusión y discriminación social, entre otras,

La complejidad del fenómeno violento surge de la interacción entre las diferentes explicaciones transdisciplinarias permitiendo comprensiones que van más allá de la linealidad de los modelos explicativos y la reducción del conflicto a sus causas y consecuencias, es decir permite conocerlo más allá de las cifras y los muertos, (Andrade, 2014, p. 662)

En gran medida es importante mencionar que “la violencia es un fenómeno complejo de múltiples interacciones, de características no-lineales y tendencia auto-eco-organizativa que afecta la noción de sujeto” (Andrade, 2014, p. 640), al respecto el señor XXXXX desplazado por la violencia de Trujillo Valle del Cauca afirmo en una entrevista: “Desde que se acabó la violencia en Trujillo, emergieron otras formas de violencia que ya nadie reconoce, como por ejemplo, nadie se interesa por lo que aquí pasó a causa las masacres durante tantos años, los adolescentes no quieren que se les corrija y por ello amenazan de diversas maneras, ya el consumo de sustancias es elevado y nadie puede decir a los consumidores nada porque se sienten con un poder que incluso extralimitan, y aunque no lo parezca la gente aún vive con el miedo pegado al esqueleto”. De eso se trata la violencia lineal, de modos diferentes de permanencia de lo violento, que se tornan a menudo tan imperceptibles que su linealidad se convierte en legal la legitimidad de su ejercicio, y de ello hay muchos ejemplos.

En torno a ello enunciaré algunos problemas relacionados con el agua en el Quindío, de modo que lo que aquí se expone es una reflexión sobre relaciones de poder entre sujetos y comunidades en torno a la relación multidimensional entre agua-desarrollo-territorio, tomando en cuenta que mientras la comunidad campesina anhela conservar las fuentes hídricas, y sus respectivos nacimientos para compartir los beneficios entre la misma comunidad –a bajo costo, con autogestión de recursos y empoderamiento en la conservación de los nacimientos- , existen también, otras organizaciones que han dominado extensamente el poder del monopolio del agua durante años, y que anhelan extender su concesión al acueducto campesino, para favorecer los intereses de inversionistas que ven en la finca raíz, un nicho de producción económica a gran escala.

El problema radica en expropiar por vía legal aquello que es irredento en las poblaciones, es decir, de aquello que les pertenece por derecho histórico, de modo que triunfe el monopolio sobre la participación colectiva, lo cual revela el intento de linealización de la vida cotidiana, y constituye una forma de violencia- lineal matizada y concreta.

A ello debe sumarse el caso Salento, un municipio turístico a razón de sus paisajes naturales y la pureza de su agua, lugar en el que se discute y se defiende el territorio de la explotación “aprobada” de siete proyectos de megaminería, y que abastece de agua un amplio porcentaje de la población (municipios) Quindiana. En realidad el problema de Salento es algo que denomino “Turismo depredador” es decir, el elevado aumento de la movilización de turistas a un sector que no cuenta con la infraestructura hídrica para recibirlos, donde el turista recibe escasa o ninguna educación ecologizada en su visita, y que en su tránsito por parajes y paisajes no solo altera los ecosistemas endémicos, sino que también, contamina dichos territorios con ruido, basura, elementos no retornables y con el ingreso de otras especies animales que depredan a su vez las especies nativas y locales.

Con ello no quiero decir que el turismo sea malo, sino que cuando éste se solapa bajo la figura del desarrollo económico sin sostenibilidad ambiental una antropoética del género humano, se convierte en una forma de violentar los ecosistemas, escenario en el que emerge una forma de violencia-lineal, puesto que persiste el bienestar individual sobre el colectivo, además de los intereses materiales sobre los humanos-ecosistémicos.

De la carencia de agua potable por efecto de la sobrepoblación de visitantes, ha sido testigo mudo la población de Salento, quienes en diversas ocasiones ven el desfile de tanques de agua en las horas de la noche, para cubrir el agua que les ha faltado en el día o que faltará la mañana siguiente, pues en pro del desarrollo turístico –paradojalmente- es posible afectar teleológicamente la comodidad y el cubrimiento de necesidades de los habitantes.

En torno a ello, para mi tristeza en un evento de investigación escuche a un rector de una universidad –de carácter empresarial- afirmar lo siguiente: “el único desarrollo que vale la pena, el único desarrollo posible de las sociedades, es el desarrollo material, el resto viene por añadidura”, y este ejemplo es viva voz de como el reduccionismo lineal, y la violencia-lineal, la cual resulta pseudo imperceptible, incluso para quien está convencido que sus intereses materiales están por encima de los intereses comunitarios,  demarca una relación dialógica que enuncia la presencia de dos terceros excluidos: el bienestar social colectivo y el desarrollo humano como algo más que el poder adquisitivo. De allí que toda exclusión del tercero como posibilidad genere una tendencia a la linealización, y en el caso de los monopolios a la violencia lineal que su ejercicio proscribe.

Para finalizar a lo anterior agregaré también, que la lógica monopolista cuya impronta es la violencia-lineal se construye y disemina con base un falso ideal de desarrollo –reducido al poder adquisitivo-, que opera bajo una forma de legitimidad con base en el deseo de dominio material de los territorios, los cuerpos, las subjetividades y las especies.

En éste aspecto es visible lo que Edgar Morin (1984) en su libro Ciencia sin conciencia enuncia como la doble racionalidad del desarrollo, o dicho de otro modo en este caso, la idea que por una parte de éste impulse la economía local que genera empleos, disminuye la pobreza y aumenta el confort de las comunidades, mientras por otra se desmigaja la identidad planetaria, la conciencia ecologizada, la enseñanza del cuidado del otro y la preservación de los recursos para las nuevas generaciones.

Referencias bibliográficas.

Andrade-Salazar, J. A. (2014). Complejidad, conflicto armado y vulnerabilidad de niños y niñas desplazados en colombia. El Ágora USB, 14(2), 649-668.

Andrade, J. A. (2016). Problematización del fenómeno de la violencia a partir de la noción de no-linealidad desde el pensamiento complejo. (Tesis de Maestría). México: Multiversidad Mundo Real Edgar Morin.

Morin, E. (1984). Ciencia con consciencia. Barcelona: Anthropos.

*Docente investigador Universidad de San Buenaventura seccional Medellin (Armenia), integrante del grupo de investigación Autónomo Kavilando.  

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