Cada clase social, cada Estado, cada Gobierno, cada Partido Político, cada Gremio –para no caer en individualismos- tiene su concepto de paz. Y es la paz que trata de establecer, no la de sus adversarios. Lo que sucede es que hay una realidad histórica inobjetable y en la cual se desenvuelve el mundo –en general- y cada nación –en particular- y se pudiera decir igual o semejante para cada Clase, Estado, Gobierno, Partido y Gremio y que no existe fórmula posible –por ahora- de evitarla, salírsele por la tangente o darle la espalda: la lucha de clases.

Por primera vez un alto oficial reconoce públicamente cómo participó en una de las más sangrientas incursiones de los paramilitares. Su declaración, justo una década después de sucedidos los hechos, involucra a altos comandantes de la Fuerza Pública, algunos de ellos aún activos.

"El Ejército abrió el Catatumbo a los paras". En el primer año de la incursión paramilitar al Catatumbo, Norte de Santander, dejó más de 20.000 desplazados, un número incierto de desaparecidos y 800 civiles asesinados, la mayoría de ellos en masacres. Fueron seis años de barbarie, sin mayor control estatal.

Los prisioneros políticos y de guerra, saludamos y a la vez nos solidarizamos con las marchas desarrolladas a nivel nacional en pro de la paz con justicia social y la realización de una asamblea nacional constituyente como mecanismo de refrendación de posibles acuerdos de paz, ya que este mecanismo como participación ciudadana le dará garantías y legitimidad al mismo que solo el soberano tiene la  última palabra. 

Durante años, a través de los medios de información especializados, hemos escuchado sobre la peligrosidad de las Maras, pandillas centroamericanas, y cómo han ido creciendo en número así como diversificando sus actividades ilegales en toda la región. Sin embargo, el panorama global es mucho más complejo y no son los únicos actores que operan en el área. Las agrupaciones de delincuentes vinculadas al territorio cumplen también un rol importante en los conflictos sociales de Centroamérica.

La transformación de las pandillas o agrupaciones delictivas urbanas en transnacionales es alarmante y es parte de un proceso prolongado relacionado con factores externos a ellas. Entre los factores principales podemos enumerar: la globalización, la revolución informática, el aumento de la demanda de estupefacientes, la desregulación fronteriza en un marco de apertura de mercados de la década de los 90’, la emigración de la población en situación de riesgo social a los Estados Unidos y la posterior deportación sin control, y las instituciones endebles de las incipientes democracias incapacitadas de contener las demandas sociales.

En el informe emitido por la Oficina de las Naciones Unidas Contra el Delito y la Droga (UNDOC) “A Transnational Organized Crime Threat Assessment”, de hace 3 años, se advertía sobre el crecimiento de las actividades de las organizaciones delictivas vinculadas al territorio que ocupan los espacios ante la ausencia policial e imponen sus propias reglas para poder operar.

La categorización realizada por la UNDOC de estas organizaciones delictivas (las vinculadas al territorio y las transnacionales) es una simplificación para el análisis donde se reúnen los actores más relevantes, pero ello no significa que incluya al total de las agrupaciones existentes. Las organizaciones más importantes son: los Chamales, los Lorenzanas y los Mendozas en Guatemala y Honduras. Ellas se ubican en los grandes conglomerados urbanos y en las zonas fronterizas, donde se registra la

mayor actividad ilícita. Por otro lado, el Cartel de Texis y los Perrones en el Salvador, son parte de las redes transnacionales del narcotráfico que operan como transportistas. Aunque no existen datos estadísticos profundos, a partir de este informe se abrió el panorama para estudios más amplios.

En el caso de las agrupaciones territoriales, el poder reside en operar con violencia sobre territorios poblados por habitantes en situación de extrema vulnerabilidad social y de esa manera dominarlos. Como parte de esta lógica ofician de proveedores de servicios y recaudadores, atributo de los Estados, mediante la tributación (extorsión); dan oportunidades laborales a cambio de fidelidad y otorgan créditos, entre otras cosas. De esta manera, obtienen un control casi total de los asuntos locales y establecen vínculos con los sectores de la élite política corrupta.

El tráfico de drogas ilegales, especialmente cocaína, es el problema de seguridad más importante que percibe la sociedad centroamericana pero no es el único: el tráfico de personas, la piratería marítima y el transporte ilegal de bienes de consumo sin regulación aduanera son algunos de los problemas que enfrenta la región. Nadie duda de que sea necesario un cambio.

Coatepec está catalogado como “Pueblo Mágico”, por la espesa ve-getación en sus cerros llenos de cataratas y manantiales de agua pura que bajan y cruzan las zonas urbanas. Pero tras la llegada de Coca Cola y Nestlé (años 70), los habitantes de Coatepec se dieran cuen-ta de que estas se habían adueñado de las represas de agua que alguna vez les pertenecieron: en un convenio con el Gobierno de Veracruz y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) obtuvieron concesiones por casi el 80 por ciento de los mantos acuíferos de la zona. En el 2013, más de 40 años después, los ríos que cruzan las zonas urbanas no tienen nada de cristalinos y se percibe un olor rancio. Además, existe escasez de agua en todo el estado y poco hay que puedan hacer para recuperar el agua que por convenio le pertenece a las empresas. 

La CCEEU red de 249 organizaciones sociales y ONG para la promoción y defensa de los derechos humanos, expresa su preocupación por la persistente estigmatización de los líderes y organizaciones campesinas del Catatumbo por parte del Ministro de Defensa Nacional, Juan Carlos Pinzón.

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