Porque tienes que votar por el SÍ, cuando es la paz la que está en juego.

Linea Conflicto Social y Paz

Por: José Fernando Valencia Grajales. Kavilando

Porque.. Votar no por la paz, es inconstitucional, es atentar contra el derecho a la paz..

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Votar no por la paz, es cambiar el modelo de estado

Votar no por la paz, es desconocer a las víctimas

Votar no por la paz, es para quien no ha sufrido

Votar no por la paz, es para quien no ha ido a la guerra

Votar no por la paz, es eliminar el futuro del país

Votar no por la paz, es atentar contra los principios de quienes creen en Dios

Votar no por la paz, es condenar a los campesinos a una guerra interminable

Votar no por la paz, es irracional

Votar no por la paz, es ser intolerante

Votar no por la paz, es negarle a las fuerzas armadas reclamar su victoria

Votar no por la paz, es eliminar la democracia

Votar no por la paz, es condenar a la guerra a las futuras generaciones

Votar no por la paz, es impedir la reconciliación

Votar no por la paz, es desconocer las minorías

Votar no por la paz, es negarnos la verdad de lo sucedido

Votar no por la paz, es condenarnos a la muerte

 

Votar no por la paz, es inconstitucional, ello se deriva de un estudio juicioso de la carta, se aprecia la paz como uno de los valores y principios a proteger por el estado, además que, en su artículo 22 se nos informa que “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento” y adicionalmente se encuentra dentro del listado de los derechos fundamentales, lo que evidencia que el votar por el no, afectaría de forma directa el derecho a la paz de cada uno de los colombianos.

Votar no por la paz, es cambiar el modelo de estado, ello se deduce de lo anterior, ya que la paz no solo es un derecho fundamental, un principio y un valor, sino que es desplegado en toda la constitución política de Colombia, en los artículos, 22, derecho fundamental, 67 educación para la paz, en el 95 como ejercicio de los derechos y libertades, 189 referente a las obligaciones del presidente de firmar los tratados de paz, 218, como obligación que debe ejercer la fuerza pública, 247, referente a la necesidad de crear jurisdicciones especiales para garantizar la paz, 338 y 345, como limite a los impuestos y contribuciones fiscales en tiempos de paz y en el artículo transitorio 12 como garantía de incorporación a la vida civil. Es decir,  el modelo democrático, político y económico exige de la paz para que se haga efectivo y sin ella, solo se está abocado a que se imponga otro modelo por la fuerza, bien sea por los dictadores momentáneos (Valencia Grajales, 2014) o los alzados en armas de facto en las zonas que controlan.

Votar no por la paz, es desconocer a las víctimas, ello no requiere de mayores elucubraciones, ya que las víctimas en Colombia como Yolanda Pinto Afanador de Gaviria (Amat Ruiz, 2016) lo han expresado de mejor manera, porque si ellas están dispuestas a perdonar, porque quienes nunca han sufrido el dolor de la guerra le quieren quitar el derecho a perdonar y a la paz que anhelan, máxime cuando estas por medio de sus distintas representaciones se presentaron en la Habana a negociar. Es por ello que Votar no, por la paz, es solo para quien no ha sufrido la guerra porque él y su familia, jamás fueron al ejército a prestar servicio en zona roja, o porque haciéndolo vive de la guerra como oficio, placer o negocio.

Votar no, por la paz, es eliminar el futuro del país, este acápite permite esclarecer que Colombia a lo largo de una guerra intestina de más de 200 años desde que nació, ha venido dando la guerra entre sus compatriotas por las más variadas razones o disculpas. Ello ha impedido que el estado haya jamás tenido la posibilidad de estar en paz, esto porque el odio irracional a hechos como el color del partido, la centralización o federalización, campesinos versus patronos, y guerrilla versus estado. Lo que deriva en que el modelo económico, político y social haya funcionado y decir hoy no, sería negarle el futuro a nuestros hijos, de tener por fin un país en paz, en el que modelo funcione.

Votar no por la paz, es atentar contra Dios. Esta frase lapidaria está dirigida a los profesos de cualquier religión, porque todas las religiones en el mundo propenden por la paz, el amor y el perdón de sus congéneres y ello principalmente para las religiones cristianas como la católica, que tiene como modelo a Jesús, y de la cual se ufanan de profesar personajes funestos para la religión como el exprocurador Ordoñes y la camarilla de la procuraduría, y el señor Uribe y su camarilla del centro democrático, quienes van a la iglesia a darse golpes de pecho, cuando su religión les exige el perdón, el amor y poner la otra mejilla.

Y estos, como malos católicos impulsan la guerra y el odio, con la disculpa que no fueron incluidos, cuando estos no quisieron participar, y pretenden renegociar una acuerdo de 4 años que no se realizó entre el estado y las FARC sino con todos los colombianos que por medio de sus delegaciones se hicieron presente en la Habana, y que finalmente lo que les paso es lo que apostaron que el acuerdo no se iba a cumplir y como ocurrió, y ellos se equivocaron, quieren como los niños envidiosos mentir, para decir que el padre no les dio nada, mientras la madre está ausente, para que los premien a ellos por su negligencia.

Votar no, por la paz, es condenar a los campesinos a una guerra interminable, porque finalmente, el citadino no da la guerra, porque a él nunca lo ha tocado, solo lo ha visto en televisión, y sentado en casa y con una hamburguesa y gaseosa, parece película, pero no realidad, por ello no entiende que su voto es importante para parar la guerra.

Votar no, por la paz, es irracional, porque como lo dirá Kant (Kant, 1998) "La paz no es natural, sino conquista de la voluntad consciente"Buscad ante todo acercaros al ideal de la razón práctica y a su justicia; el fin que os proponéis –la paz perpetua– se os dará por añadidura (Kant, 1998), por ello pedir la guerra y votar no es lo mismo por ende es de dementes pensar que es mejor la guerra que la paz. Votar no, por la paz, es ser intolerante, porque ni siquiera los países europeos luego de la guerra de los 30 años impidió la Paz de Westfalia o los  tratados de paz de Osnabrück y Münster, o lo ocurrido en Inglaterra en 1689 cuando se da el acta de tolerancia, en todos ellos se permite que el otro piense diferente, se le acepte como es, y se admita su capacidad de oposición consiente y publica.

Votar no, por la paz, es negarle a las fuerzas armadas reclamar su victoria, porque luego de 50 años de guerra y presión sobre los guerrilleros dieron como posibilidad sentarlos en la mesa de negociaciones, sin pretensiones de tomarse el poder. Votar no, por la paz, es eliminar la democracia, porque los valores democráticos permiten la inclusión de todas las fuerzas políticas, y negarle la participación es ir en contravía del modelo democrático, que implica la inclusión de la oposición.

Votar no, por la paz, es impedir la reconciliación, ya que estamos en un punto crucial de reconciliación, que solo ha sido en países como Irlanda, o España donde la vía del dialogo ha venido llevando a una verdadera reconciliación, con la seguridad de que la verdad de lo sucedido es la garantía de la no repetición.  Votar no, por la paz, es desconocer las minorías s, porque, aunque no son las únicas beneficiadas, si son estas una de las causas de la guerra que ha venido excluyendo la voz de las minorías, primero con la creación de un frente nacional y segundo con la exigencia de un umbral de votaciones.

Votar no, por la paz, es negarnos la verdad de lo sucedido, porque finalmente lo que se busca de todo esto es principalmente saber que paso, quienes, porque, como, cuando y donde están nuestros seres queridos desaparecidos, saberlo nos permitirá tomar correctivos para que ello no vuelva a suceder, como garantía de no repetición, como enseñanza a las venideras generaciones de nuestros errores, y que es lo que no se debe volver a hacer.

Finalmente, Votar no, por la paz, es condenarnos a la muerte, porque la guerra no escoge víctimas, no escoge partido político, no escoge actores, no escoge, niños o adultos, no escoge funcionarios públicos o civiles, campesinos o urbanos, es una cacería de brujas que como el azar termina por ocurrir sin ninguna previsión, por ello ahora que tenemos la posibilidad de decidir di Sí a la paz.

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