Reflexiones sobre investigación integrativa. Una perspectiva inter y transdisciplinar. (Libro)

Linea Formación, Género y luchas populares

Por: Editorial Kavilando

Este libro tiene por finalidad, reflexionar sobre la manera en que teórica y metodológicamente se puede hacer investigación al interior de las ciencias humanas y sociales, desde una perspectiva transversal (inter y transdisciplinaria)

 

 

portada libro investigación jose

La investigación social necesita ser replanteada en un mundo que enfrenta desafíos culturales y civilizatorios inconmensurables. De la primera revolución industrial a nuestros días, los ritmos del cambio social se han acelerado extraordinariamente, a la vez que se han incrementado la fragmentación de los conocimientos y la diversificación de las actividades humanas. Los procesos sociales, políticos y culturales que aparecen en el primer plano, han tenido en la ciencia y la tecnología agentes y potenciadores fundamentales de los cambios. Todo indica que en los próximos treinta años el incremento de los ritmos de cambio continuará. La diferencia radicará en los nuevos factores de cambio, y la necesidad de una transformación humana profunda: A los factores científicos y tecnológicos se añaden ahora el cambio climático y el horizonte de agotamiento de los recursos energéticos en que se ha basado el tipo de progreso alcanzado por la humanidad. ¿Estamos preparados para afrontar este futuro inmediato?

La pregunta está lejos de ser retórica.

Desde cualquier ángulo que se le mire, los pronósticos son de cambios radicales: está en sus límites de agotamiento la energía obtenida de la explotación de los combustibles fósiles en que se ha basado el tipo de civilización que se ha extendido por el mundo; el cambio climático, que emerge de las causalidades del devenir planetario y las causalidades que introdujo la conversión del planeta Tierra en medio geográfico donde se desenvuelve la actividad productiva humana, es inevitable; los retos para el trabajo y la vida cotidiana de la introducción masiva de la inteligencia artificial y la robótica están a la orden del día; y el cambio global que todo ello implica para el modo de vida que todavía se promueve como ideal de bienestar y confort ha sido reconocido como realidad tangible en ideas ampliamente divulgadas, como la sustentabilidad. Concepto este último, que atraviesa por una profunda crisis, por la contradicción implícita en lo avanzado que resulta con respecto al sistema productivo existente, y ser completamente inadecuado para la magnitud de los retos que la humanidad necesita asumir. La paradoja de esta crisis se evidencia en programas de acción como la Agenda 2030, que si llegara a cumplirse en cada uno de sus propósitos, significaría un cambio extraordinario en la vida de los seres humanos; y que a la vez, no solo tiene muy pocas probabilidades de cumplirse, sino que aunque se alcanzase, sería solo un paso pequeño e insuficiente con respecto al gigantesco reto que enfrenta la sobrevivencia de la especie humana.

El desafío de los conocimientos por ello está lejos de ser exclusivamente técnico o tecnológico.

Se necesita repensar el imaginario humano, la dimensión de los deseos, los propósitos, los ideales y las ambiciones; la ética y la estética de la vida y el vivir; el sentido de comunidad y pertenencia al sistema de la vida en la Tierra. Los conocimientos científicos no bastan. Se necesitan con urgencia conocimientos que integren saberes científicos y no científicos y los pongan en función de las comunidades humanas, de los territorios y ámbitos locales. La integración ha de incluir esas comunidades, su habilitación. De lo que se trata no es de conocer nuevas técnicas o soluciones mágicas y generalistas, sino de aprender a vivir en comunidad con la naturaleza y el resto de los seres vivientes, humanos y no humanos. De lo que se trata es de reconstruir las bases del quehacer de modo tal, que aprendamos de seres anónimos que habitan en la ciudad global, a desenvolvernos en comunidades resilientes, capaces de volver a su estado anterior cuando ocurran las perturbaciones profundas que se avizoran y que inevitablemente ocurrirán.

Situados en este panorama realista del cambio civilizatorio en curso, podemos justipreciar el aporte de este libro que reúne cinco experiencias de investigación. En su conjunto se aborda un problema fundamental: la construcción y el manejo de conocimientos integrados. Cada uno de sus capítulos lo expresa aproximándose a una problemática específica: los límites y desafíos de la investigación contemporánea; si puede considerarse Dios un fenómeno emergente del cerebro humano; la relación en que se encuentran complejidad, rizoma y transdisciplina; los límites del sujeto transdisciplinario y cualitativo; la sustentabilidad y la bioculturalidad.

La obra se propone integrar, y hay que aclararlo, integrar no es juntar o reunir. La integración demanda que se aporte una perspectiva desde la cual generar, argumentar y corroborar los conocimientos. La perspectiva inter y transdisciplinaria permite acceder a un tipo de integración que se sitúa entre las disciplinas, se acerca y reconoce métodos antes utilizados; y se sitúa también más allá de ellas, cuestionando el sujeto, los conceptos, las estrategias (cuantitativas y cualitativas), los métodos y las técnicas.

Felicito a los autores por poner a disposición del público una obra que contribuye a la difícil tarea de la creación de conocimientos transdisciplinarios, pertinentes, y abiertos a los problemas del mundo en cambio.

PhD. Carlos Jesús Delgado Díaz

  

Introducción

Este libro tiene por finalidad, reflexionar sobre la manera en que teórica y metodológicamente se puede hacer investigación al interior de las ciencias humanas y sociales, desde una perspectiva transversal (inter y transdisciplinaria), que a su vez, le permita recuperar e integrar tanto en sus discursos teóricos como en la práctica de implementación, distintas posturas de las teorías de la complejidad (particularmente las ciencias de la complejidad y el pensamiento complejo), a fin de acercarse al saber-hacer ciencia, mediante una perspectiva, cada vez más integradora, que considere construir puentes conceptuales en la relación sujeto-objeto, pero también en la interrelación inter-significante entre epistemes, modelos, metodologías, enfoques, técnicas, prácticas y saberes experienciales en relación, formación, retroalimentación y devenir.

Es así, que la búsqueda de integración orienta la investigación hacia la transdisciplina, la cual, instala el desafío de abandonar gran parte de la insularidad investigativa y disciplinar, que a menudo surte de reduccionismos y determinismos a las interpretaciones sobre los múltiples acontecimientos y demás temáticas investigadas. Lo anterior quiere decir, que en la investigación, aspectos como los flujos, cambios, caos, bifurcación e incertidumbre incuban en sí mismos la posibilidad creadora de ir más allá de las fronteras de los saberes y experiencias ya conocidas y exploradas, superando con ello, la estreches de las miradas que los modelos deterministas y lineales –positivistas, causalistas, reduccionistas, relativistas, curriculares e ideológicos– de investigación suelen instituir a la comprensión relacional y creativa de los fenómenos.

La investigación en ciencias humanas y sociales ha propendido hacia la integración de múltiples objetos de estudio, métodos y disciplinas; evento que podría ser recuperado a modo de complexus, escenario integracional en el que se generan campos relacionales del conocimiento, que emergen de la no-insularidad y no-linealidad de los problemas de investigación. Por ende, no existe un solo problema, insular o monolítico, reducido a un solo tópico, o una sola disciplina o corriente de pensamiento. Y por ello, se reconocen las virtudes y alcances del poliglotismo científico, la ecología y el diálogo de saberes que sugieren la categoría de policentrismos problémicos, cuya tendencia al cambio permanente vinculado al diálogo de saberes, la actitud dialógica, la integración narrativa y los flujos de sentido propios de los fenómenos sociales y antropoéticos, permitirían ubicar a la investigación en un territorio en el que converge lo global, parcial, caótico, la incertidumbre, la linealidad y no-linealidad, o sea, en un escenario donde lo exploratorio se adecúa de forma más amplia y generosa, a las necesidades, expectativas y reflexiones de los investigadores en ciencias humanas y sociales, evitando caer en una anarquía o relativismo epistémico e investigativo, pero a su vez, haciéndose consciente de este constante riesgo y la adopción del error, como una experiencia propositiva, más allá de una pérdida de tiempo al interior de la investigación; como oportunamente lo deja entrever Rivera en su aporte.

Resulta importante mencionar, que antes que centrarse en métodos implementados en investigación, son los diversos objetos de estudio los que brindan luces para la elección de estos, de allí que sea relevante aprender a aprehender la interrelación entre los diversos objetos que fluyen y emergen de la inter-retro-acción entre los fenómenos indagados. En ese sentido, una mirada amplia y relacional a los métodos de investigación, evita la polarización insular-destructiva, y se esfuerza colectivamente por respetar, valorar y rescatar, los alcances y aportes a la construcción conjunta y ordenada de conocimiento, aunado a la intervención directa del sujeto investigador, el cual, es una de tantas manifestaciones caóticas de los diferentes procesos evolutivos de larga duración que acontecieron, y que particularmente este (el ser humano) en su ámbito del cambio neuronal, le han permitido el desarrollo de la curiosidad, la reflexión y una posible necesidad de plantearse una serie de premisas sobre su actuar y permanencia en el mundo, así como el requerimiento de la existencia metafísica de compañías espirituales, como oportunamente lo apunta De Pomposo, lo que también lo ha vuelto un sujeto transdisciplinar que recurre al análisis de múltiples aristas de un solo problema, como lo sugiere el aporte de Romero.

En ese sendero, no se trata de situar y apuntalar una fractura, atomización o pelea por oposición destructiva entre modelos, diseños o metodologías, que surja acorde al cuestionamiento sobre qué método es mejor o tiene mayor validez explicativa, sino de la utilidad comprensiva para resolver las preguntas, percibir los flujos y fluctuaciones, acoger la incertidumbre y bifurcación del entorno, brindar respuestas relativas y en contexto, y reconocer la complejidad fenoménica de lo investigado. Argumento que en esencia está presente en cada uno de los diferentes aportes que integran esta obra.

Por ende, se debe comenzar a considerar que la investigación relacional debería tener como objetivo la exploración de las múltiples interrelaciones y sus emergencias de sentido, derivadas de la interacción reticular, entramada y rizomática entre dichos sentidos, paradigmas, posturas y teorías, por lo que su comprensión e indagación aparenta ser relativa, por ser altamente acorde a los contextos en que se diseñan, planifican e implementan las prácticas investigativas. De suyo, es notable que la investigación relacional se esfuerza por transitar entre dos grandes derivas emergentes: 1) las dinámicas de los flujos que le dan forma a la variabilidad de lo investigado; y, 2) la búsqueda relacional, colectiva, integral-integrada, dialógica-compleja del sentido; mismo que deviene de la reflexividad que se imprime a los hallazgos y emergencias derivadas de la investigación. En este aspecto, los escenarios de investigación son en realidad contextos dinámicos no-lineales dotados de multiplicidad de interacciones y fenómenos emergentes, cuya interrelación permite reconsiderar la lógica con que dichos contextos son percibidos y observados en una primera instancia, de allí que la movilidad invite a los investigadores a percibir los flujos, generar y comprender colectivamente los sentidos, y propender por concebir y reformular sus modelos explicativos, al igual que las interpretaciones de las realidades investigadas, como bien lo ilustra Andrade tras sugerir la propuesta del modelo de rizoma, a fin de que se considere en la investigación relacional e integrativa.

Por su parte Casas-Ortiz-Delgado, presentarán una propuesta que permite reconsiderar la crisis de la explotación de los recursos naturales sobre la base de la propuesta teórica en la integración conceptual del metabolismo, la biocultura y el calentamiento global, acciones que se están generando al interior de un grupo de investigación específico. Por la descripción anterior, no se debe perder de cuenta que este libro en general, buscó rescatar y sugerir distintas maneras e ideas del cómo es que se puede acercar el investigador al análisis cualitativo integral, ya sea desde los aportes teóricos, la presentación de modelos, la reconsideración de su actuar en la investigación, y la implementación de la metodología en distintos campos de investigación, que no necesariamente tienen un origen curricular o de formación académica, sino que también pueden ser resultados de prácticas y experiencias autodidactas. Pues a fin de cuentas, y parafraseando a Ilya Prigogine (premio Nobel de Química): “Se debe transitar por sendas y abrir caminos en territorios en donde no hay rutas, y no existen los mapas”.

Finalmente, cada una de las temáticas que se presentan, destacan la importancia de trabajar conjuntamente, acudiendo al principio dialógico que reúne antagónicos y elementos complementarios, la bifurcación y la no-linealidad, la lógica del tercero incluido que reconoce lo emergente de la diversidad de contenidos y discursos, ubicándolos en un plano de la realidad donde la complementariedad permite nuevos flujos de sentidos (nuevas ópticas para la reflexión). Y a su vez, consintieron, a partir de un poliglotismo científico, que se construyeran oportunos puentes conceptuales supeditados a los diálogos de saberes entre los autores, con el fin de sugerir propuestas teóricas, metodológicas y de implementación, como resultado de las diferentes miradas de los disimiles fenómenos que se estaban analizando de manera individual o colectiva, pero contemporáneamente. Y que oportunamente se lograron recuperar en este documento.

Roberto Rivera & José Alonso Andrade

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