Por: K. Kinte
En África ha surgido una nueva militancia revolucionaria, que se expresa en las luchas por la segunda independencia, donde la juventud ha brotado como sujeto central.

Es muy significativo que estas luchas reposicionen a líderes históricos, como Tomás Sankara de quien se dice es el Chávez africano, Patrice Lumumba, incluso al mismo Che Guevara, entre otros.
Emerge una nueva generación de militantes, como cuando en la década de los 70 del siglo pasado, la juventud sudafricana se convirtió en el motor de la lucha por la libertad del pueblo de Suráfrica, la que derrotó al Apartheid. La columna central del Consejo Nacional Africano (CNA) fue la juventud.
Las extremadas condiciones de pobreza, la política neocolonizaora de Europa y Estados Unidos, el entreguismo de la elite africana postrada ante el imperialismo y sus transnacionales, la sed de soberanía y democracia, han hecho salir a flote la capacidad de lucha de esta nueva generación.
El imperialismo también lo ha percibido así y por ello toma a la juventud como un campo de disputa. Hacia ella va dirigida la guerra mediática de manera permanente, también son objetivo de la acción de millares de Organizaciones No Gubernamentales y de otras instituciones imperialistas, que quieren desviar el curso de compromiso de la juventud con la transformación, para que se conviertan en traidores de la redención de sus pueblos.
Guerra de exterminio
Todas las guerras programadas e instigadas por las potencias europeas y estadounidense afectan la permanencia en el territorio de los jóvenes, persiguiendo su destierro y desplazamiento; además de ejercer sobre ellos una política de criminalización y exterminio. Muchas enfermedades que devastan la población, hombres y mujeres jóvenes, menores de edad y adolescentes, hacen parte de la neutralización a la juventud, como sujeto de los cambios revolucionarios y democráticos.
Aún están vivas en la memoria del pueblo de Suráfrica la operación de exterminio masivo o guerra biológica programada desde la CIA, para disminuir la población negra, para que no fuera la mayoría -en caso de conquistar la reivindicación de “un voto, una persona”-, ni fuera una población decisiva en la correlación social de fuerzas, capaz de determinar y elegir gobiernos contrarios a los intereses imperialistas.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación reveló en 1998, que durante la década de los 80 se desarrolló un programa secreto de investigación biológica y química, llamado Proyect Coast para reducir a la población negra. Mientras menos negros existieran menos votos habría y su influencia y poder serían menores. El arma empleada fue una bacteria mortal enemiga de la melanina, que pigmenta la piel de los negros.
El programa también incluía propagar epidemias, que afectasen tales comunidades; entre ellos un método de esterilización masivo para las mujeres negras. Todo fue conducido por el maléfico doctor Wouter Basson (*).
La maldición de ser joven
África tiene la población más joven del mundo. El continente cuenta con 200 millones de jóvenes, cuya edad oscila entre los 15 y 24 años, cifra que se doblará para el año 2045. Las personas menores de 15 años conforman el 40 por ciento de la población, mientras que las mayores de sesenta años, son solo un 5,5 por ciento. Las dos terceras partes de la población de África, 666 millones, tienen menos de 30 años y más del 50 por ciento, 500 millones, tiene una media de edad de 21 años.
La pirámide poblacional africana es perfecta, con una base amplia compuesta por juventud, adolescencia y niñez. A diferencia de Europa que es un continente con una base piramidal envejecida. Informes de la ONU afirman que sí continúa esta tendencia, la población en edad y capacidad de trabajar del continente africano será de mil millones de personas en el año 2040, la cual será la más numerosa del mundo, por delante de China y Estados Unidos.
La juventud africana sufre el desempleo generalizado. Casi un 60 por ciento de desempleados son jóvenes y en la mayoría de los países del continente africano la tasa de desempleo de las personas menores de 25 años, es dos veces mayor que el de las personas adultas. Por ejemplo, en África del Norte la tasa de desempleo de los menores de 25 años es del 23, 4 por ciento, dos veces mayor que la de los adultos; en África del Sur es del 48 por ciento, 2 veces y media mayor que la de las personas adultas.
Siguiendo la línea de comportamiento del capitalismo mundial, la gran mayoría de jóvenes están en el sector informal de la economía tratando de sobrevivir, percibiendo un ingreso de menos de dos dólares diarios. El porcentaje de jóvenes que está en la economía informal es del 72 por ciento. Y en países como Uganda, Zambia y Nigeria sobrepasa el 80 por ciento.
La juventud africana es cada vez más instruida, muy a pesar de la degradación de las condiciones de la enseñanza, la segregación racial y la baja calidad de la educación. Estos mayores niveles de instrucción se deben a las luchas reivindicativas de los estudiantes y a los mismos progresos logrados en los momentos de independencia, con los gobiernos democráticos, revolucionarios y progresistas. Actualmente un 42 por ciento de las personas de 20 a 24 años han recibido una enseñanza secundaria, que es un importante acumulado de saber para la lucha.
El legendario líder afro, Franz Fanón, dice, que "cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla". Misión que los imperialistas, por todos los medios, tratan que siga en la opacidad y que la traicionen.
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(*) Sudáfrica, antiguo laboratorio secreto de terrorismo biológico de algunos países «democráticos», Red Voltaire, 25 -05-05, www.voltairenet.org/article125383.html














