Por: Omar Eduardo Rojas Bolaños*
La historia se escribe a partir de la cosmovisión del victimario desconociendo la responsabilidad de quienes disparan el fusil desde la institucionalidad, de igual manera como de quienes orquestan estratagemas, imparten órdenes, y se lucran de la guerra.
El espacio de reflexión sobre el pasado y el presente, causas y responsables, le ha sido encomendado a quienes tienen responsabilidad de sucesos violentos. No hay cabida para campesinos, obreros, indígenas, intelectuales o académicos víctimas de las violencias, entre otros, como tampoco para colectivos y organizaciones sociales de Derechos Humanos.
La historia se escribe a partir de la cosmovisión del victimario desconociendo la responsabilidad de quienes disparan el fusil desde la institucionalidad, de igual manera como de quienes orquestan estratagemas, imparten órdenes, y se lucran de la guerra.
El Falso Positivo Cultural no es auspiciado únicamente por el Centro Nacional de Memoria Histórica, y la fuerza pública sino por medios de comunicación quienes, entre otras acciones, se esmeran por presentar a criminales como víctimas (Semana, 2020), desacreditan críticos del gobierno (El Tiempo, 2020), o persiguen académicos e intelectuales (Contagio Radio, 2020) construyéndoles Falsos Positivos Judiciales.
Operadores de justicia, como lo evidencia el fallo de un tribunal de Bogotá en el que se le prohíbe al Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, hacer campaña para buscar responsables de los Falsos Positivos Militares (El Colombiano hoy, 2020), evidencian que no solamente militares y policías se involucran en el Falso Positivo Cultural. De igual manera como los paramilitares les negaba a las familiares llorar a sus allegados, enterrar los cuerpos, o denunciar los hechos, el Estado les niega a las víctimas el derecho al recuerdo, y a la sociedad el derecho a la memoria colectiva. El Falso Positivo Cultura revictimiza a las víctimas y las invisibiliza hasta el grado de negarles su calidad humana.
No basta exterminar personas presentándolas como terroristas, tampoco auspiciar, promocionar y ejecutar líderes sociales y comunitarios categorizando los eventos como producto de líos de faldas, ajuste de cuentas o simples atracos callejeros. La estrategia, en cabeza del Ministerio de Defensa, no solamente tiene la finalidad de negar alrededor de 10.000 Falsos Positivos y cerca de un centenar de actos terroristas militares, cometidos por integrantes de la fuerza pública durante el periodo 2002 – 2010. Se pretende, gracias al silencio y la complicidad de sectores e instituciones, reescribir la historia del país en contra de la verdad, además de acomodar móviles, hechos, protagonistas, victimarios y víctimas.
Tienen el propósito de relatar la historia de Colombia presentando a los victimarios como mártires ocultando la violación de los Derechos Humanos por parte de integrantes de las fuerzas armadas; desconociendo la alianza entre militares y grupos paramilitares; desechando la responsabilidad de terceros en actos delictivos; salvaguardando a despojadores de tierras; y ocultando a quienes se benefician del negocio de las drogas, entre otros. Se busca dejar como único responsable de los 214.584 civiles asesinados, 46.675 combatientes y 360 sin información, registrados en el periodo 1958 y 2018 (El Tiempo, 2018), a los movimientos insurgentes.
El Estado ha delegado a la extrema derecha para que esta cuente la historia a su acomodo. Para ellos, el primer Falso Positivo Corporativo de la historia de Colombia, la masacre de las bananeras, responsable del asesinato de cerca de 1000 trabajadores, es el invento del realismo mágico en Cien años de soledad, de ahí su apatía contra Gabriel García Márquez.
Los victimarios no solamente diseñan estrategias para hacer trizas el Acuerdo de Paz firmado entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias Farc, sino que se esfuerzan por ignorar el conflicto desconociendo repercusiones internacionales. La suspensión de la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia y de la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños del Centro Nacional de Memoria Histórica, es clara expresión que a nivel internacional se observe que el Estado no reconoce el conflicto armado interno lo mismo que los derechos de las víctimas.
Se niega y se desconoce el rol del Estado, las fuerzas armadas y la clase gobernante, entre otros, en el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán (El Espectador, 2018). A pesar de sentencias judiciales, evidencias y declaraciones de victimarios en la que declaran la alianza entre militares y paramilitares en masacres, asesinatos y atentados, planeados desde comandos de Divisiones y Brigadas, se niega su participación.
Entre los eventos que visibilizan la alianza criminal se encuentra la de El Aro ejecutada el 25 de octubre de 1996 por la Cuarta Brigada del Ejército al mando del general Alfonso Monsalva y el paramilitar Salvatore Mancuso, o la masacre de Mapiripán ejecutada por la fuerza aérea días después (Baby, Compagnon y González, 2009). Se busca ocultar que, en el asesinato de Rodrigo Lara, ministro de justicia, Guillermo Cano; Jaime Pardo Leal; Carlos Mauro Hoyos; Álvaro Gómez Hurtado, y Jesús María Valle, además de otros, existen razones políticas cometidas no por grupos subversivos sino promovidas por gobernantes, narcotraficantes y particulares.
*Sociólogo, especialista en temas de seguridad, investigador, actual consejero de Paz CONPAZ, Medellín, parte de la Red Interuniversitaria por la Paz REDIPAZ.
Referencias:
Baby Sophie; Compagnon, Olivier y Eduardo González Calleja (2009). Violencia y transiciones políticas a finales del siglo XX. Europa del Sur – América Latina. Editor: Casa Velásquez. Madrid.
Contagio Radio (2020). En Colombia se encarcela el pensamiento crítico. 15 de enero 2020.
El colombiano hoy (2020). Fallo ordena a víctimas censurar mural que vincula a jefes del ejército con ‘falsos positivos’. 26 de febrero 2020.
El Espectador (2018) “El magnicidio que marcó el siglo XX en Colombia revive en el teatro, 10 de marzo)
El Tiempo (2018). Cifras del conflicto armado en Colombia en los últimos 60 años. Masacres, desaparición forzada, violencia sexual, entre otros datos. 22 de octubre 2018
El Tiempo (2020). Petro anuncia acción judicial contra Carlos Antonio Vélez. 21 de febrero 2020
Semana (2020). Arias, sus días de horror en una cárcel gringa.
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